con la misma piedra

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~Por Lan XiChen~

Subí al asiento de copiloto y miré a JingYi por el espejo retrovisor. Estaba muy alegre.

—¿Me dices dónde es? —me preguntó Jiang Cheng.

—Ah, sí. Esto... Toma la siguiente calle en dirección hacia Chen Qing.

—De acuerdo.

Jiang Cheng condujo por el camino en línea recta.

Su semblante era diferente al de otras veces. Se veía alegre. Contento.

Algo bueno tuvo que haberle pasado en estos días.

Llegamos al restaurante que JingYi quería visitar.

Enseguida nos dieron una habitación para los tres con una nintendo Wii conectada a una pantalla de cincuenta pulgadas.

Pedimos algo de comer y cuando finalmente nos quedamos los tres a solas, se sintió la tensión.

Intenté romperla, convenciendo a YiYi de jugar Mario Kart primero, pero él insistía en Donkey Kong Country.

—Mira, Jiang Cheng —dije inconscientemente feliz —tienen Mario Party 9.

—¡Oh, por Dios! —dijo mi ex, mirando la pantalla. Me volteó a ver y me dijo: —¿Jugamos?

—¡Yo soy player uno!

—¿Qué es Mario Paty? —preguntó JingYi viendo como su papá y yo nos acomodábamos en los sillones y el juego se cargaba.

—Es un videojuego que tu papá y yo jugábamos antes que nacieras...

Terminé de decir aquello, notando cómo crecía nuestro aura incómodo.

Mis manos se aferraron al mando de la consola con fuerzas.

Carraspeé la garanta y le pedí a YiYi que me diera una papa frita. Él, con alegría, me la dio directamente en la boca.

—¿Está rica, papá?

—Deliciosa.

—Papi, ¿tú queres una? —estiró su bracito hasta la altura de la boca de Jiang Cheng.

Mi ex inclinó un poco la cabeza y recibió el bocado.

Mis estúpidos ojos se fijaron en la curva de sus labios al morder la papa y jugar con su lengua para meterla dentro de su boca.

Pasé saliva con nervios.

No me di cuenta en qué momento me había acercado a él, y cogí el otro extremo de la papa. No alcancé a rozar sus labios porque Jiang Cheng se retiró.

—¿Qué haces? —me preguntó manteniendo más distancia entre los dos.

—Perdón, Jiang Cheng. Yo....

—Deja de intentarlo, Xichen. No nos hace bien —dijo esta vez enfadado. Y tenía toda la puta razón.

Reacciona, Xichen. Este tío te abandonó. Recuérdalo, te A-BAN-DO-NÓ —me dije a mi mismo para tratar de odiar lo que estuve a punto de hacer y no pensar en esa sexi boquita en movimiento.

—Player uno —habló de pronto Jiang Cheng —acciona, para que la consola reconozca tu mando.

—Ah, cierto.

Sacudí mi cabeza y me concentré en el video de la pantalla.

Esa maldita tensión se volvió a crear entre nosotros y sólo se fue disolviendo conforme ibamos avanzando en nuestra partida.

Este juego lo jugábamos casi todos los días en nuestros ratos libres cuando Jiang Cheng estaba embarazado.

A pesar de que pasó más de cinco años desde la última vez que lo hicimos, sus movimientos siguen siendo los mismos. Me es fácil lograr ganarle tres partidas seguidas aún sin estar lo bastante concentrado.

—Papá... yo quero jugaa —lloriqueó JingYi de pronto.

—Toma, bebé, él mio.

Jiang Cheng le pasó el mando del player dos y le enseñó qué bonotes debía presionar y en qué momento.

Pasamos de ser dos jugadores a dos y medio. Podría decir que fueron las mejores tres horas conviviendo con Jiang Cheng desde su regreso.

Nos divertimos todavía más cuando dejamos el Mario Party y comenzamos con un karaoke mejor dicho, JingYi tomó el karaoke.

Buscamos las canciones infantiles que yo sabia que YiYi se sabía o eran sus favoritas.

Brinco sobre los sillones cuando encontré las canciones de Bob Esponja y no pude evitar grabarlo a él y a Jiang Cheng cuando cantaron a coro "Yo quiero ir a casa".

Esa fue mi parte favorita.

Después de unas cuantas canciones, YiYi se quedó dormido.

Jiang Cheng y yo dejamos que el karaoke siguiera sonando a su ritmo, sin decir nada.

Unos minutos después, vi cómo tomó la botella de agua y sacó de su bandolera un pastillero.

—¿Estáis enfermo? —pregunté.

Era la segunda vez que veía que tomaba medicamento en el rato que estábamos aquí.

—Tengo un desorden —me respondió él, sonriendo para sí mismo y mirando al frente.

Se pasó el medicamento y después tomó el control remoto para apagar el televisor.

—Debo irme. ¿Queréis que los pase a dejar?

Asentí y entre los dos cogimos nuestras cosas. Yo Me eché a JingYi a los brazos y salimos del restaurante.

Después de pagar, nos dirigimos a su auto y acomodé a mi pequeño en su lugar en la parte trasera.

En todo el camino no hablamos.

Llegamos al pie de mi departamento y sólo me pidió despedirle de JingYi cuando él despertara.

—Lo haré. Regresa con cuidado, Jiang Cheng.

Cerré la puerta y caminé en dirección al ascensor.

—Xichen —habló Jiang Cheng bajándose del auto. Me giré a verlo rápidamente —y-yo... —noté en sus expresiones que quería decirme algo, pero no encontró palabras para decirlo o simplemente lo dijo como si nada cuando finalmente lo soltó: —que yo les espero en la cena de Happier Dum.

—¿Te bajaste, sólo para decirme eso?—Jiang Cheng asintió.

—Veré si podemos ir.

Entré al ascensor y me recargué con mi niño en la pared metálica.

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~Por Jiang Cheng~

Miré cómo Lan Xichen se metía dentro del ascensor.

Me acaricié la tripa y le pedí perdón a mi pequeño desorden por no poder decirle a Xichen que seríamos padres por segunda vez.

Pero es que no pude hacerlo.

Respiré dos veces antes de entrar al auto y entonces le dije:

—Te prometo que lo haré pronto.

Conduje de regreso a casa y durante el camino, busqué la forma de decirle a Xichen lo que sucedía y también empecé a planear cómo terminar mi relación con Su She.

Justo cuando me había arropado y llevado a Minie conmigo, recibí un mensaje de Lan Xichen. No era texto. Una simple fotografía.

Una de los tres.

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Owww, quiero, quiero, quiero que Lan Xichen se entere...de verdad que lo quiero.

Por favor dile Jiang Cheng.

¡Sigáis bajando!.

𝑻𝒓𝒊𝒔𝒕𝒆 𝒔𝒐𝒏𝒓𝒊𝒔𝒂 (𝑿𝒊𝒄𝒉𝒆𝒏𝒈)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora