𝑻𝒓𝒊𝒔𝒕𝒆 𝒔𝒐𝒏𝒓𝒊𝒔𝒂 (𝑿𝒊𝒄𝒉𝒆𝒏𝒈)

Ahora déjame a mí

Así como pasó el dia del festival de invierno de JingYi, pasaron los restos de la semana

En Happier Dum los negocios empezaron a apagarse hasta el día jueves. Los programadores también dejaron de hacer sus revisiones hasta ese día y los demás integrantes de la compañía sólo se preocuparon por lo que usarían el día del evento.

Mingjue finalmente había encontrado la ropa ideal para combinar con el vestido que usaría su novia. Los señores Lan, también habían hecho de su ropa una combinación perfecta

Al final estaba Lan Xichen y JingYi.

Padre e hijo vistieron de forma similar y causaron mucha ternura con los señores Lan cuando se encontraron en el aparcamento de Happier Dum.

—¡Ay! įLuces tan hermoso, mi amor! —había gritado la señora Lan al ver a su pequeño nieto.

—Buela, tú tamién.

—Pues, vamos entrando, ¿Qué no? —dijo el señor Lan tomando a su esposa de la cintura.

Eran cerca de las ocho de la noche cuando la familia Lan llego al lobby de la fiesta.

Mingjue iba al frente con Qin Su, tomada de su brazo. Detrás, los señores Lan y por último, Lan Xichen y Lan JingYi.

—¡Wow! —gritó el más pequeño de los Lan al entrar al salón del evento.

—Vaya. Los de Happier sí que saben hacer una fiesta —dijo el señor Lan siguiendo los pasos de su hijo menor.

Los invitados de Happier Dum fueron llegando uno por uno y recibidos por los chicos de recursos humanos.

La hostess los llevó a los Lan a una mesa compartida con Luo QingYang y su familia.

Tomaron asiento y Mingjue entabló una pequeña conversación con su colega de trabajo, le presentó a su familia y viceversa después, saludaron a otros tantos compañeros que estaban sentados en las mesas de alado.

Lan Xichen fue el único que se sentía un tanto incomodo no poder hablar con nadie más que con sus padres y el pequeño en sus piernas.

Miraba a todos lados, intentado reconocer algún rostro y poder entablar alguna conversación, pero no había nadie.

Aquel no era su mundo.

—¡Lan Mingjue! ¡Luo QingYang! —habló con voz canturrona Wei Wuxian, llegando hasta la mesa de sus trabajadores.

—Señor Wei, luce muy lindo.

—Gracias, Mingjue. Ni qué decir de ustedes. Tu familia luce muy bien.

—Es cierto, déjeme presentarle a mis padres.

Tanto el señor, como la señora Lan, se levantaron de su sitio para hacerle una inclinación a la jefa de su hijo.

Intercambiaron algunas palabras de felicitaciones y halagos, y después, JingYi llamó la atención de Wuxian.

—¡Tío A-Xian! —gritó el pequeño JingYi desde su lugar.

—¡A-Yi! Cielo. Qué guapísimo te ves.

—Tío A-Xian, tú etás más bonito, Tío Zhan se va a enamora más de ti.

Wei Wuxian evitó ruborizarse frente a la familia Luo y Lan. Pero aún así, se le escapó una que otra mota de rubor por las mejillas.

—Tío A-Xian, ¿Y mi papá Cheng?

El jefe de recursos humanos se quedó pensando unos minutos.

No había visto a Jiang Cheng desde el día anterior, pero habían hablado un par de horas atrás y éste le había dicho que llegaría con Su She después de las ocho.