Aquí he estado

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~Por Jiang Cheng~

Me senté de golpe sobre la silla y la hice girar hasta que mi cuerpo y vista quedaron frente al gran ventanal detrás del escritorio.

Aflojé mi corbata y me abaniqué aire con las manos.

Escuché unos golpecitos detrás de la puerta de mi oficina.

Era Su She.

—ChengCheng, ¿Estáis bien?.

—Sí, A-She, sólo que me he sentido mal durante el reclutamiento.

Su She rodeó el escritorio y llegó hasta donde yo estaba, con un movimiento suave, hizo girar la silla hasta que nuestras miradas se encontraron.

—¿Qué ha pasado? ¿Necesitas ir al médico? —negué con la cabeza —¿o no será que... —con suavidad, se inclinó hasta que su mano izquierda estuvo sobre mi vientre plano —le daremos un hermanito a Minie?.

—¡No! —sentencié retirándome de él y poniéndome de pie —te he dicho que no quiero otro hijo.

Caminé hasta la esquina del ventanal para mirar los coches bajo el edificio, aunque en realidad, no veía nada.

—ChengCheng, sabes que estoy de broma, amor.

—Pues no lo vuelvas a hacer —caminé de regreso a mi escritorio, cogí mis cosas y luego me dirigí hacia la salida de mi oficina —me voy a mi casa. Ya le avisé a Wangji.

No supe qué expresión puso al verme ir, pero sé que no le agradó nada el tono en el que le hablé.

Caminé y bajé hasta llegar a dónde dejé mi coche aparcado. Ahí, subí en él y conduje hasta llegar al pie del edificio donde vivía. El guardia de seguridad en turno me miró sorprendido al verme llegar tan temprano y sólo hizo un asentimiento con la cabeza.

Dejé que el auto se quedara descansando una vez más en su lugar y después me dirigí a mi departamento en el último piso.

Me adentré al interior de mi hogar y enseguida fui recibido por Minie, un pequeño gatito que me regaló Su She hacia un par de meses.

—Hola pequeñín —le dije cargándolo y llevándolo conmigo hasta el interior de mi habitación —papá hoy no se siente bien, iré a descansar, ¿te quedarás conmigo?.

El pequeño felino comenzó a ronronear sobre mis manos y lo tomé como un sí.

Al llegar frente a mi cama, sólo me quité la corbata, el cinturón y los zapatos. Luego de eso, me eché sobre el colchón y dejé que Minie se acomodara en la cavidad de mi cuello y hombro.

Mientras sentía su ronroneo, mi cabeza voló de nuevo hacia Louyang y retrocedí cinco años atrás, cuando estaba por cumplir mi cuarto mes de embarazo y llegó el momento de decirle a nuestras familias la situación en la que caímos.

De repente, me sentí como si de un sueño se tratara, todo era tan real.

Mi vientre poco abultado podía dar a entender que sufría de una colitis severa. Porque eso fue lo que me dijo mi madre cuando entró a mi departamento y me miró extrañada.

—A-Cheng —me dijo con cariño, acariciándome la mejilla —te he dicho que debes alimentarte mejor, amor, ¿dónde está ese niño que dice ser tu novio? ¿Es que no te cuida acaso? —reí por la forma de llamarle niño a Xichen.

—Mamá —le dije con el mismo tono que ella me habló —Lan Huan no es un niño.

En ese momento, tuve ganas de decirle que aquel chico al que llamó niño ya me había hecho uno. Pero aún debía esperar a que la familia Lan llegara.

𝑻𝒓𝒊𝒔𝒕𝒆 𝒔𝒐𝒏𝒓𝒊𝒔𝒂 (𝑿𝒊𝒄𝒉𝒆𝒏𝒈)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora