#14

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Había pasado una hora y media, Charly seguía dormido y Camille no había parado de acariciarle el pelo.

Cuando dormía era tan tranquilo y calmado, todo lo contrario a cuando estaba despierto.

Un doctor salió del área de quirófanos, y se dirigió a ambos ojiazules mientras miraba con ternura a la rubia hacerle mimos en el cabello al papá de su paciente.

—Al final sí se quedó dormido.—le dijo el médico a Camille, quien alzó la mirada.

—Sí. Se estaba cayendo del sueño.—contestó Camille.

—Y con razón.

—¿Ya salió Mauricio de cirugía?—preguntó la chica.

—Sí, a eso venía.—el hombre asintió con la cabeza.

La británica no quería despertar a Charly, pero tenía que hacerlo.

—Char, levantáte.—dijo en voz alta mientras lo movía.

El pelinegro soltó un gruñido, quería seguir durmiendo.

—Charly, ya salió tu hijo, despertáte que el médico está aquí.—Camille lo movió nuevamente.

Esta vez, el cantante no dudó en abrir los ojos y levantarse del regazo de su amiga.

—Gracias, princesa.—dijo con voz ronca—Doctor, ¿Cómo está Mauro?—preguntó, parándose y tallándose los ojos para despertar.

—Todo muy bien. La operación tardó más de lo previsto ya que hubieron algunas complicaciones, pero pudimos mantener todo bajo control y el niño está bien. Detuvimos el sangrado del hígado, tiene que reposar y no hacer esfuerzos o movimientos que puedan hacer que sangre otra vez. Por ahora, está en recuperación ya que tuvimos que hacerle una transfusión, después lo pasamos a la habitación y lo vamos a dejar en observación por unos días para ver cómo evoluciona.—explicó el pediatra.

Charly suspiró aliviado.

—¿Lo puedo ver?—inquirió el ojiazul.

—No, aún no se despierta de la anestesia.

—Bueno. Gracias, doc.—el de cabello azabache suspiró resignado y le dió la mano al médico como agradecimiento.

—Es mi trabajo.—el cirujano hizo una pequeñísima reverencia y sonrió amablemente—Los dejo, vengo a avisarles cuando pasemos a Mauricio a la habitación. Va a tardar un poquito, puede seguir durmiendo en ese tiempo.—le dijo a Charly y se fue de la sala.

El ojiazul volvió a sentarse junto a la rubia con una pequeña sonrisa adornando su rostro.

—Te dije, tu hijo iba a estar bien.—Camille le sonrió al cantante y le dió un suave apretón en el hombro, notando que sus músculos parecían piedras de lo estresado que estaba.

—Gracias por estar aquí, dándome fuerza.—agrandó su sonrisa, llevando la palma de su mano a acariciar la espalda de la chica.

—No te podía dejar solo.—la mano de la muchacha viajó del hombro de Charly hacia el cabello que había en la base de su cabeza, comenzando a acariciarlo.

Él cerró los ojos, disfrutando de la tranquilidad que le producía el tacto de la rubia en su pelo.

—Es adictivo que me acariciés el pelo.—rió levemente.

—Es adictivo acariciarte el pelo.—espetó ella, riendo a la par del mayor.

Charly abrió los ojos de golpe y se sacó el celular del bolsillo, intentando encenderlo.

Texting Charly FlowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora