—Bueno, princesa, bienvenida a mi casa.—dijo Charly, saliendo del ascensor con la rubia.
—Está muy lindo el apartamento, Char.—espetó Camille, mirando a su alrededor.
—Gracias.—sonrió—Me imagino que querés saber por qué estás aquí, y no en tu casa, ¿O me equivoco?—hizo una mueca.
—No te equivocás, si me explicás, te lo agradecería.
—Vení, sentémonos.—le extendió la mano y ella la tomó, caminando junto a él hacia el sofá—Lo que pasa, es que el carechimba de mi tío, me mandó a seguir porque me ha estado llamando y yo no le contesto, entonces además del lavaperros, me mandó a la prensa, y todo el mundo, incluido él, ya se dió cuenta de que somos amigos. No te llevé a tu casa por dos cosas: una, no quiero que ningún periodista de mierda te siga y te empiece a joder; dos, no quiero que el lavaperros de mi tío sepa dónde es tu casa, si es que nos siguió.—explicó, sin soltarle la mano a su amiga.
—Esperáte, entonces, ¿La persona a la que amenazaste por teléfono en el carro era Manín?—cuestionó Camille, y Charly asintió, haciendo una mueca.
—Sí. Te quiero cuidar, y por eso te voy a proponer algo. Quedáte aquí, por lo menos hasta mañana, que se calmen los ánimos con ese perro. No le gustó mucho que lo amenazara, y yo no voy a permitir que algo te pase por culpa de mis güevonadas. ¿Qué decís?—inclinó la cabeza, mirándola con una media sonrisa.
—Charly, yo mañana tengo una junta en la empresa, y no puedo faltar. Gracias por cuidarme, pero no me puedo quedar aquí. Además, me da vergüenza, no te quiero incomodar.
—¡Cuál vergüenza, ome! Estamos en confianza, ésta es tu casa.—Charly rió—Mirá, te juro que mañana antes de la junta, ya estás en la empresa. Yo mismo te llevo, pero quedáte, me preocupa que mi tío o un periodista te siga.
—No tengo ropa.—se excusó Camille.
—Para dormir, yo te presto algo mío, y mañana vamos a tu casa para que te arreglés antes de ir a la reunión.—hizo un puchero.
—A las ocho en punto tengo que estar en la empresa, tengo que teminar el balance que estaba haciendo antes de correr a verte.—la británica señaló con su dedo al pelinegro.
—A las siete y media estás allá, te lo juro.—él hizo una cruz con los dedos y la besó.
—Bueno, está bien.—terminó por aceptar.
—¿Eso es un sí?
—Exacto.—afirmó la rubia.
—¡Esa mierda! Yo te voy a cuidar, vas a ver.—dijo eufórico y sonriente, dando una palmada en el aire—Vení, vamos a sacar algo para que te cambiés.—se levantó del sofá, aún sosteniendo la mano de la rubia, que se levantó después de él.
Al llegar a la habitación de Charly, éste abrió su clóset y empezó a buscar una muda de ropa que pudiera prestarle.
—Mirá, seguramente te queda un poquito grande, pero sirve... ya te busco unas chanclas.—dijo, entregándole a la ojiazul una camiseta con una pantaloneta, y agachándose a agarrar un par de sandalias—Soy pie grande comparado con vos, pero no es como que vayás a dormir con eso puesto.—le entregó el calzado a la chica.
—Ésto está bien, gracias.—la muchacha sonrió.
—Te podés cambiar en el baño, si querés, te podés duchar. Allá hay toallas limpias, y en uno de los cajones, hay jabones y cepillos de dientes, agarrá de a uno, si querés.—el ojiazul señaló el baño—Yo voy a pedir algo de comer, mientras tanto. ¿Qué querés?
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Texting Charly Flow
Fanfiction╰► En donde Charly encuentra un número desconocido entre sus contactos, decide escribirle, y al convertirse en mejor amigo de la persona a la que por curiosidad le escribió, se enamora de ella. Los personajes de "La Reina Del Flow" no me pertenecen...