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—Necesito hablar con Royce.

—¿Cómo creés que lo tome?

—No sé. Creo que en este momento me preocupa más Charly que cualquier otra cosa.

—Bueno... igual acordáte de que cualquier cosa, yo estoy con vos —le recordó.

—Gracias, Leo —Camille tomó las manos de su primo con las suyas y les dio un apretón.

—Si vas a hablar con Royce, te toca hacerlo ya porque me lo encontré esta mañana y me contó que se va esta noche a Nueva York.

—Igual, si no se lo digo ya, no se lo digo nunca. Voy a buscarlo y ojalá no me encuentre con Charly.

—Dale, yo te espero aquí —besó su mejilla—. Suerte.

—La necesito. Gracias.

Camille salió de su habitación de hotel en dirección a la de el dominicano, esperando encontrarlo allí. Una vez estuvo frente a la puerta, golpeó un par de veces y en algunos segundos abrieron.

—Hola —saludó Royce.

—Hola... ¿cómo estás?

—Bien, ¿y tú?

—Bien.

—¿Qué necesitas, Cam?

—¿Podemos hablar? Necesito decirte algo importante.

—Sí, claro. Pasa —se hizo a un lado, dejando la entrada libre para dejarla pasar a su cuarto.

Tomaron asiento en el sillón frente a la cama, y él la notó nerviosa.

—¿Qué tienes? Te veo como asustada.

—Me he estado sintiendo mal desde hace un tiempo. Leo me revisó y ya sabemos porqué.

—¿Es algo malo o por qué estás así? Además, no entiendo porqué tengo yo que saber lo que tienes.

—Porque lo tienes que saber. No es malo... dependiendo de cómo lo veas.

—Me estoy preocupando, bonita. ¿Qué pasa?

La rubia inhaló profundamente, intentando encontrar valentía en su interior.

—Bueno, ahí va —exhaló, tomando un poco de aire nuevamente para hablar—... estoy embarazada.

Royce se quedó pasmado por un par de minutos.

—¿Es mío?

—Sí. No nos cuidamos un par de veces.

—¿Y las pastillas?

—Nos tocó ser parte del pequeño porcentaje de fallas.

El dominicano suspiró, mirando a un punto fijo en la habitación.

—De todos modos, era solo para que supieras. Si no te quieres hacer cargo o lo que sea, está bien. Lo entiendo perfecto. No te sientas obligado a nada —espetó al ver que no mostraba reacción alguna.

—What? No! ¿De qué tú estás hablando? —frunció el entrecejo.

—Como veo que no dices ni haces nada.

—No me lo esperaba, Cam. Mira, bonita, tú y yo siempre nos hemos hablado con la verdad. Sabes perfectamente lo que siento por ti y también sabes que me hice a un lado para que estés con Charly, pero es mi hijo y no estoy dispuesto a renunciar a él. A ese niño nunca le va a faltar su papá aunque nosotros no estemos juntos. Que eso te quede bien claro.

Camille se lanzó a abrazarlo, sintiendo los brazos del castaño rodearla con fuerza.

—¿Lo sabe Charly? —preguntó al romper el abrazo.

Texting Charly FlowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora