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Julio veinticuatro

Era de noche y todos estaban en la casa de doña Ligia, celebrando que la gira mundial de Charly Flow había terminado y había sido un éxito total.

Charly había cerrado su gira hace un par de horas en un concierto que fue sold out. Tuvo un par de invitados: Rauw Alejandro y Sebastián Yatra, cosa que hizo enloquecer al público, pero sobretodo a Camille, que era demasiado fan de los dos.

El pelinegro la presentó con ellos, y la rubia estuvo a punto de sufrir un ataque cardíaco cuando Yatra le dijo que le gustaba su música y estaría feliz de hacer una canción con ella.

Él había botado la casa por la ventana en el último concierto de su gira, y hasta invitó a la rubia de sorpresa a cantar "sigo buscándote" con él.

—Ay, ¿Esto es táctil?—dijo Charly tocando repetidamente la pantalla del celular de Erik, que estaba a su lado hablando con alguien por whatsapp.

—'Pá, cansón. No hagás eso.—se quejó el rubio, viendo que su papá lo había hecho entrar a otra app—Mirá, me hiciste meter a twitter.—Erik rió, mostrándole la pantalla al hombre que le dió la vida para luego volver a intentar entrar a whatsapp, pero Charly se lo impidió, quitándole el celular con el entrecejo fruncido—¡Ey, 'pá!—volvió a quejarse.

—Esperáte, mijo, que vi algo y me lo quiero mandar. Ya te lo devuelvo.—lo calmó el pelinegro, buscando en el twitter de Erik lo que había visto—Cogé, dejá de llorar.—le dijo a su hijo, entregándole el celular, y agarrando el suyo para ver lo que se había enviado.

Leyó una y otra vez el tweet, alternando la mirada entre su celular, Camille y Diego.

El ojiazul se levantó de donde estaba sentado y fue hacia Diego, que estaba hablando con su mamá, Jack y Camille.

—Diego, vení y hablamos una cosita.—lo llamó, obteniendo su atención.

—¿Todo bien?—preguntó el mayor, desviando su atención de la conversación que sostenía.

—Vení, ome.—intentó sonreírle a su representante, pero le salió más como una mueca.

El ojiverde pidió permiso y se fue con Charly, que lo sacó a la calle para que pudieran hablar tranquilos.

—Ahora sí, explicáme esta maricada.—le dijo sin ocultar más su enojo, entregándole su celular en el tweet que había visto hace unos minutos.

Diego tomó el aparato y leyó lo que decía, mientras su ceño se fruncía.

El más alto maldeció por lo bajo, sabía que esto que se venía no podía salir bien

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El más alto maldeció por lo bajo, sabía que esto que se venía no podía salir bien.

—Yo, eh, Charly, esto tiene una explicación.—le dijo, tragando saliva con dificultad.

Texting Charly FlowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora