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—Ey, hola. ¿Se puede?—Charly se asomó sonriente por la puerta de uno de los cuartos en los que se encerraban a componer, encontrando a Yeimy escribiendo algo en una hoja de papel.

—Pasá y sentáte.—Yeimy le sonrió de vuelta y su contrario le obedeció, cerrando la puerta nuevamente y yendo a sentarse frente a ella.

—¿Podemos hablar un momentico?—inquirió el mayor, recibiendo un asentimiento de cabeza de parte de su contraria—Escuchá, lo de anoche, yo... eso no debió pasar. Disculpáme si te llegué a crear alguna ilusión de que vos y yo volvamos o algo, porque no es la intención. La verdad no sé qué se me cruzó por la cabeza cuando te fui a buscar.—dijo el más alto, tratando de ser lo más suave posible, no quería llegar a herirla.

La mujer soltó una carcajada, que dejó a Charly bastante confundido.

—¿Qué es tan chistoso?—el pelinegro frunció el ceño.

—No jodás, Charly. ¿A vos quién te dijo que yo quiero que volvamos, o algo parecido?—cuestionó la más baja, aún riendo.

Golpe bajo.

—Bueno, nadie, lo que pasa es que con lo de anoche de pronto te confundís o algo, y no quiero que eso vaya a pasar.—el más alto rió por lo bajo.

—Tranquilo, que no me voy a confundir, ni nada. Lo que pasó fue una cagada y ya. Yo estaba medio dormida y no me dió tiempo a reaccionar cuando te me tiraste encima.

—¿Entonces todo bien?

—Todo bien. La relación que llevamos va a seguir igual.—le afirmó la más baja.

Charly suspiró con alivio. Era una buena amiga y no quería alejarla por un error.

—Bueno, ahora sí te tengo que pedir un favor.

—No jodás, Charly. ¿Ya qué querés?—la mujer rodó los ojos.

—Ayudáme a ver si puedo darle celos a alguien, porfa.—le pidió.

Sabía que si Yeimy accedía, Camille no sentiría nada pero igualmente no perdía nada con intentarlo.

—¿Qué?—Yeimy comenzó a reírse—¿Vos? ¿Darle celos a alguien?

—Sí, yo. Cuál es el chiste.—el hombre frunció los labios.

—Que caíste muy bajo, parce.—la menor no podía dejar de reírse—Además, ¿Darle celos a quién, y por qué?

—A una pelada, porque me gusta y no me para bolas.—sentenció, rehusándose a dar más información.

—¿El todas mías está jodido porque una pelada no le hace caso? Charly, andá al hospital porque eso en hombres de tu especie, da tres días antes de morirse.—bromeó Yeimy, incrédula.

Ella lo conocía y sabía que no haría eso a menos de que la persona en realidad le importe muchísimo.

—Ay, princesa, si eso fuera verdad ya me habría muerto hace como nueve meses.—el ojiazul se rascó el cuello.

—No jodás, ¿Es que la traga es seria?

El pelinegro asintió con la cabeza, mirando al suelo, tratando de no reírse por los nervios.

Yeimy ahogó un grito, y de inmediato quiso saber más.

—Contáme todo. Quién es, dónde se conocieron, qué hace... todo.

—No seás chismosa, no jodás, princesa.—el más alto largó una carcajada.

—¡Charly, dale! ¡Contáme!—insistió, y su ex esposo se negó nuevamente, cabizbajo—Ay, hacéle, por lo menos dame una pista.

Texting Charly FlowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora