#29

734 49 55
                                    

—Princesa, bienvenida a Excelsior.—dijo Charly con una sonrisa, cuando Camille dejó en la mesa el bolígrafo con el que acababa de firmar su contrato.

—Gracias, Char.—la rubia se levantó de su asiento para ir a abrazar al más alto.

—Gracias de qué, ome.—el mayor la recibió entre sus brazos, estrechándola contra su pecho.

La chica, al ser más baja que él, quedó con la cabeza justo sobre el corazón de su amigo. Le gustaba abrazarlo porque podía escuchar al órgano palpitar.

Para ella, el latir del corazón de Charly era algo particular, siempre palpitaba con frenetismo, pero a la vez con calma, y era hermoso.

Muchas veces le había preguntado al hombre si no tenía alguna enfermedad en el corazón, ya que siempre que lo abrazaba, él parecía con taquicardia, pero Charly siempre le respondía que estaba perfecto.

Cada que lo escuchaba latir le transmitía paz, o tal vez lo que le daba paz eran los brazos del pelinegro. Un abrazo suyo la hacía sentir segura y tranquila.

Para Camille, Charly era sinónimo de paz y seguridad.

—¿Y bueno, ahora qué?—inquirió la chica cuando rompieron el abrazo.

—Ahorita, a celebrar que sos parte de Excelsior porque mañana por la noche me voy y ya no nos vemos hasta julio. Ya en febrero vos empezás a grabar canciones y a producir tu primer álbum. ¿Qué te parece?—el cantante sonrió con emoción, dando una palmada al aire.

—Me parece perfecto, Charly.—Camille le devolvió la sonrisa, y fueron interrumpidos por el toque de la puerta.

—Pase.—dijo Charly en voz alta para que la persona tras la puerta de su oficina escuchara.

—Hola, miren a la cosita que me encontré por allí.—dijo un Diego sonriente, entrando a la oficina con una pequeña niña de cabello azabache en brazos.

—Ey, hola.—Camille se acercó a su novio, y le besó la mejilla al recordar que nadie sabía de ellos—¿Tú no estabas con Jack afuera?—preguntó la rubia a su nueva hermanita, después de besarle la mejilla a ella también.

—Sí, pero el primo Diego pasó y me fui con él, entonces Jackie se fue porque iba a salir con sus amigos.—la pequeña se encogió de hombros, abrazando más fuerte el cuello del hombre que la cargaba, que le besó la mejilla a la niña—¿Quién es él?—le preguntó a su hermana mayor, apuntando con su dedo índice hacia Charly.

—Él se llama Charly, y es mi amigo.—le respondió la británica, mirando en la dirección del hombre menor.

—Mejor amigo, princesa, así gastés más saliva. A mí no me vas a bajar del trono, pues.—la corrigió con diversión, haciendo reír a las dos Beckham—Mucho gusto, princesita. Charly Cruz.—se acercó a la niña, y le extendió la mano.

—Yo me llamo Martina Bertam.—se presentó, agarrando la mano del otro pelinegro.

—Tini, no es Bertam, es Beckham.—la corrigió Diego, soltando una carcajada al ver que la niña aún no podía aprenderse bien el apellido.

—Sí, eso.—dijo la niña, dándole la razón al mayor de todos.

—Bueno, qué nombre más lindo.—Charly rió, observando con ternura a la más pequeña.
Martina se quedó observando con detenimiento al ojiazul por un momento, tratando de ver algo en su cara.

—¡Ey, yo te conozco! Tú cantas "apágame este fuego, mami, que no estoy respirando casi. Apágame este fuego, mami, nació desde que te conocí" ¿O no eras tú?—inquirió la pelinegra después de cantar el coro de "Bota fuego", la última canción que Charly había lanzado semanas atrás.

Texting Charly FlowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora