#28

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—Amor.—llamó Camille a Diego, recostada en su pecho desnudo.

—Dime, muñeca.—contestó él, trazando círculos con el pulgar suavemente en la frente de la chica.

—Charly me propuso trabajar en Excelsior.—le comentó mientras jugaba con los dedos de la mano izquierda de su novio, haciéndolo tensionar—¿Por qué te pusiste tenso cuando te nombré a Char? ¿Pasó algo entre ustedes?—levantó la mirada para verlo a la cara.

—¿Qué? No, no pasó nada. No me tensioné, cielo, creo que son ideas tuyas.—le sonrió con nervios.

—¿Seguro?—ella lo miró no muy convencida, y él asintió repetidamente—Bueno, te creo.

—¿Qué me decías de un trabajo, Cam?—cuestionó después de aclararse la garganta, tratando de retomar el tema.

—Ah, que Charly me propuso trabajar en Excelsior.—comentó nuevamente.

—¿Manejando la contabilidad? Ya hay una persona que hace eso.—Diego frunció el entrecejo ligeramente.

—No, Diegui. Él me quiere firmar como artista.—aclaró.

—¿Cómo así? ¿Tú cantas?—le preguntó con asombro total a su contraria.

—Sí... o al menos eso creo que hago.—Camille soltó una risita nasal.

—¿Y yo por qué no sabía?—puso cara de niño regañado, pero eso no le impidió reír un poco.

—No sé. Nunca te dije.

—Cántame.—le pidió después de unos segundos.

—¡No te voy a cantar, Diego!—exclamó con diversión.

—¿Pero por qué? Dale, quiero escuchar la voz de ángel que tiene mi novia.—formó un puchero con sus labios.

—¿Cómo sabes que tengo voz de ángel? Nunca me has escuchado.—la rubia se encogió de hombros.

—Bueno, me imagino que si cantas, lo haces como un angelito.—la miró con ternura—¡Dale, amor, cántame! ¡Porfa!—insistió, y la británica negó con su cabeza—¿Te da pena cantarle a tu novio, pero no te dió pena lo que hicimos hace un momentico?—el ojiverde elevó una ceja con diversión, intentando no reírse.

—¡Ay, Diego!—refunfuñó la menor entre risas, escondiendo la cara en el pecho de él, para que no pudiera ver que estaba roja.

Finalmente, el más alto también empezó a reír.

—Tú eres como una niña chiquita, mi amor.—carcajeó—Bueno, ya que no quieres cantar, dime qué le dijiste a Charly.

—Que lo iba a pensar. Por eso te dije, quiero tu opinión.—le explicó, sacando su rostro del pecho de Diego.

—Uh, bueno. Creo que siendo amiga de Charly, te diste cuenta de que no es un medio nada fácil, pero al que le gusta, le sabe. Si tú quieres hacerlo, dale, con toda. Te apoyo en lo que sea que decidas, Cam. Seguramente eres buena, Charly tiene oído, si él dice que cantas bien, yo le creo; puedes triunfar.—opinó con sinceridad.

—Además podemos trabajar juntos, ¿No?—nuevamente subió su mirada, para mirarlo a la cara.

—Sí, también. Conmigo, con Charly, Erik, Yeimy, Drama, Irma... Axl incluso. Podrías hacer colaboraciones muy chimbas con ellos. ¿No me dijiste que te gustaba mucho lo que hacía el Pez Koi? Pero no sólo con ellos, también tú sola, o con otra gente que seguro te gusta.

—Eso estaría súper.—un destello iluminó aún más los azules ojos de Camille.

—Bueno, ahí está.—Diego rió—Lo que tú quieras está bien.

—Voy a decirle que sí.—habló la chica después de un par de minutos en silencio.

—¡Bien, perfecto! Aunque hay un problema.—el pelicafé hizo una mueca.

—¿Qué pasó?—la más baja frunció el ceño.

—¡Pues que yo voy a ser tu mánager, pero mi artista no me quiere mostrar cómo canta!—se quejó de broma—Y eso no puede pasar.—insistió nuevamente, cuando Camille pensó que se había rendido, cosa que la hizo rodar los ojos.

—Terco.—le dijo la menor, y el asintió varias veces con una sonrisita.

—Pongámonos profesionales, Cam.—ambos tornaron sus rostros en unos serios.

—¿Qué quiere el señor profesional?—Camille elevó sus cejas.

—Que su futura artista lo deleite con un pedacito de una canción, por favor.—le pidió, usando su tono de voz más formal.

La rubia se levantó del pecho de Diego, para sentarse a horcajadas en sus piernas. Acercó su boca al oído izquierdo del ojiverde y resopló suavemente.

Entré en el dancehall, estaba ardiendo, habían muchos tipos, pero a ti te vi el primero, camiseta Armani con pantalones negros, yo sólo te bailo a ti. Me estaba mirando, estaba temblando, todo aceleraba, tú me seguías dando, desde ese momento supimos que iba pa' largo, yo sólo te bailo a ti.—le cantó al oído, moviendo sus caderas al ritmo de su propia canción—¿Te gustó? ¿Mataste las ganas?—le preguntó en voz baja al terminar.

—Sí, sí, muy lindo.—dijo sin mucho interés, dejando algunos besos húmedos por el cuello de su novia.

—¿Es en serio?—reclamó divertida.

—Mi amor, la verdad, como que estabas bailando encima de mí, y dejé de escuchar, me distrajiste.—confesó, sin dejar de besarle el cuello, tratando de bajar a su pecho.

—Uy, Diego, no te conocía ese lado.—Camille largó una carcajada.

—Mentiras, sí escuché algo y fue lo que más me gustó. El "yo sólo te bailo a ti", me fascinó. ¿Me vas a bailar, o no era un mensaje subliminal que me estabas mandando?—sonrió de lado y la apegó a él, susurrando sobre los labios de la rubia.

—¿Qué estás haciendo?—le preguntó con gracia.

—No sé, depende de ti.—de un vuelco, ella había quedado por debajo del mayor.

—Ah, ¿Depende de mí?—la británica recibió un asentimiento de cabeza por parte de su contrario—Alguien quiere aprovechar que nos dejaron solos hasta por la noche, ¿O son ideas mías?—el ojiverde negó con la cabeza como respuesta a la pregunta del final, sin emitir sonido alguno.

—¿Tercer round, o miedo?—la desafió.

—¿Miedo? ¿Qué es eso, papi?

El pelicafé se abalanzó a la boca de la menor, ambos comenzando bajo las sábanas una danza que más parecía una pelea.

☆☆☆

Bueno, sin comentarios, después de este capítulo, probablemente me fui funada JAJAJAJAJ los amo, gracias por seguir leyendo esto <3

Texting Charly FlowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora