—¿Ocho por cuatro? Treinta y dos, Tini.—le respondió Charly a la niña, volteando a verla, pues estaba en el asiento trasero.
Él y Camille se encontraban llevando al colegio a la menor de los Beckham, pues sus padres no pudieron debido a que tuvieron que irse a Inglaterra cuando Jack los llamó a decirles que había tenido un accidente jugando fútbol y se había roto los ligamentos cruzados.
Charly ayudaba a Martina a hacer su tarea de matemáticas mientras Camille conducía, pues había olvidado hacerla.
Y sí, mientras él estaba de gira, había aprendido a manejar.
—Charly, eso me dió un número todo raro.—comentó la pequeña cuando terminó, analizando qué había hecho mal.
—Mostráme.—extendió su mano a la niña, que le pasó su cuaderno.
"946 × 8 = 723,248" fue lo que leyó el pelinegro. Se quedó un momento procesando qué era lo que leía.
—Ah, princesita, cómo no te va a dar un número raro. Así no es, tenés que llevar la decena y sumar.—le dijo a la ojiverde, tratando de explicarle de manera sencilla.
—¿Cómo lo hizo?—cuestionó la rubia.
—Cogió y puso los resultados que le daban las tablas ahí mismo. O sea, seis por ocho es cuarenta y ocho. Ella puso el cuarenta y ocho entero en vez de la unidad y sumar la decena. ¿Me copiás?
—Creo que sí. Tini, así no es, mami.
—¿Entonces cómo?
—Vos cogés y escribís la unidad, y la decena la llevás al número del lado y se la sumás. Fácil.—le explicó Charly.
Le explicó varias veces y de varias maneras, pero la niña no le entendía ni a él, ni a Camille.
—Charly, hacéme un favor gigante y le resolvés eso, pa' que no pierda la nota. Amor, dile a la profe que te explique otra vez, no le vayas a decir que te hicieron la tarea y si sigues sin entender yo te explico por la tarde.
—Pasáme un lápiz porfa, princesa.—le pidió a Martina, que le pasó el mismo con el que ella estaba escribiendo.
En algunos minutos, ya las multiplicaciones estaban resueltas y Charly estaba chequeando en la calculadora de su celular si estaban bien.
—Todo perfecto. Mirá, Martina.—le pasó el cuaderno y el lápiz a la niña, que los guardó en su bolso.
—Uy, mirálo, mero teso en matemáticas.—se burló Camille, riendo.
—Qué va, ome. A mí ponéme a despejar x y me colapsan las neuronas.—Charly rió a la par de su amiga.
—Hermanita, ¿Por qué eres novia del primo Diego?—le soltó de repente la menor a su hermana mayor, cambiando por completo el tema de la conversación.
Charly tensó la mandíbula de inmediato al oír eso, cosa que la británica notó.
—Primero que todo, no somos primos. Le decimos así de cariño nada más. Fui su novia porque lo quería, pero ya no somos novios.
—Qué bueno que ya no son novios. Me cae bien pero no para que sea tu novio.
—¿Y entonces quién te cae bien para novio de tu hermana?—Charly se giró a verla.
—Tú.—le contestó con franqueza y sin importancia—Son lindos juntos.
La rubia se ahogó con saliva, y vió al ojiazul reírse con nervios.
—Llegamos.—dijo rápidamente la chica antes de que a su hermana o amigo se les ocurriera decir alguna otra tontería.
Estacionó el carro y ayudó a bajar a Martina, agarrando su maleta y su lonchera.
—Ay, pero tú qué traes acá, ¿Piedras? Pesa más que la conciencia.—comentó, poniéndose el morral en el hombro.
—Pues ese montón de libros y cuadernos, ¿Qué más voy a llevar?—le respondió la niña.
—Vení te ayudo con eso, vos llevála a ella.—el hombre le quitó ambos bolsos y los cargó él, sin sentir mucho peso en realidad.
—Gracias, dude.—agradeció la rubia y los tres ojiclaros se encaminaron a la entrada del colegio.
El de cabello azabache rápidamente se dió cuenta de a qué colegio estaban yendo. Exactamente el mismo en el que estudiaban sus hijos más pequeños.
Rogó mentalmente porque sus hijos no estuvieran en la entrada y pudieran verlo, y siguió caminando a la par de las chicas.
Camille tuvo que entrar, ya que la profesora quería hablar con ella, así que Charly la esperó afuera, y poco a poco pudo ver cómo la gente comenzaba a reconocerlo.
Había un pequeño montoncito de personas grabándolo y tomándole fotos, además de que llegaron un par de reporteros.
—Lo que me faltaba, hijueputa vida. Camille, movéte por favor.—se habló a sí mismo en un tono apenas audible—Ey, ¿Qué más? Se les quiere.—el hombre hizo su típico gesto de juntar las manos y sonrió incómodo.
Los periodistas no eran sus personas favoritas en el mundo, realmente. No sabía cómo habían llegado tan rápido.
Después de algunos minutos, Camille iba saliendo, y justo pudo ver como Michelle salía corriendo hacia su papá, mientras Mauricio la perseguía intentando detenerla, aunque no pudo porque venía cargando los morrales de ambos y una maqueta enorme junto con una cartelera.
—¡Papi!
Charly quedó helado al sentir los pequeños brazos de su hija abrazarle las piernas frente a varios periodistas que lo grababan y fotografiaban, sin contar al considerable grupo de personas que hacía lo mismo.
Mauricio se quedó parado a medio metro de su padre y miró para los lados. Todos los grababan, todos comenzaban a hacer preguntas, todos comenzaban a amontonarse al rededor de ellos.
—No la pude agarrar. Perdón, 'pá.—le dijo el niño, algo frustrado.
—Ya no importa, mijo.—Charly le acarició la cabeza a Mauricio con una mano y a Michelle con la otra.
No iba a negar directamente a sus hijos en público. Lo habían descubierto.
☆☆☆
Qué capítulo de m, por Dios. A ver si a la otra me sale algo más decente JAKSJSM los amo, gracias por seguir leyendo esto 😭💓
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Texting Charly Flow
أدب الهواة╰► En donde Charly encuentra un número desconocido entre sus contactos, decide escribirle, y al convertirse en mejor amigo de la persona a la que por curiosidad le escribió, se enamora de ella. Los personajes de "La Reina Del Flow" no me pertenecen...