(46) Valió la pena

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Días pasaron, convirtiéndose en meses, y estos en algunos años.  El tiempo pasa demasiado rápido y apenas nos damos cuenta.  Por eso es que tenemos que vivir cada día al máximo; ningún día se repite, mucho menos regresa.

Allí estaba yo, esperando para ver desfilar a mi novio Christian.  Me sentía sumamente orgullosa de sus logros; al igual de la persona humilde y amorosa que era.  Su madre y hermano estaban a mi lado, compartiendo ese día tan especial en su vida.

Yo?  Ya había terminado mis estudios, y estaba trabajando en un hospital cerca del apartamento donde aun me encuentro.  Sí, algo alejada de mi familia, pero ya era grandecita y tenía que aprender a independizarme por completo.  Aunque no les niego que en mis días libre, escapaba para estar con mi familia, con esos seres que amo y adoro tanto.

Alexander?  Hermoso, un niño brillante y lleno de energías.  Tiene enamorados a sus padres, abuelos, y de esta, su tía, ni hablar.  No sé lo que es amor de madre, pero estoy dispuesta a dar mi vida por ese ángel que me hace tan feliz. 

“Ahí viene!” dijo Regina emocionada al ver que Christian venía desfilando.  Cargando muy orgullosamente los colores de su universidad.

Al pasar por nuestro lado, nos sonrió a todos.  Una vez  los graduando estuvieron en sus sillas, la ceremonia dio comienzo. Todos estuvimos atentos y alegres por lo que allí estaba ocurriendo.

“Me emociona ver que ambos terminaron sus carreras, y que su amor es inmenso.  No veo la hora en que decidan casarse y darme nietos” comentó Regina llena de alegría mientras el decano de la universidad daba su discurso.

“Regina, una cosa a la vez.  Apenas Christian se está graduando.  Todo llegará a su tiempo.  No te preocupes.  Ya logramos el primero de tantos pasos que queremos” le respondí mientras estrechaba su mano.

“Te doy las gracias una vez más Estefanía, por nunca abandonar a Christian cuando más lo necesitó, y por amarlo como lo haces.”

Las palabras de Regina me hacían sentir la mujer más orgullosa del planeta.  Aun cuando la pérdida de su papá, ha sido lo más doloroso en la vida de Christian, logró superar todo obstáculo, y es un placer para mí decir que yo fui parte de ese logro.  Nunca lo abandoné, siempre estuve pendiente de cumplir la promesa que le hice a Regina.  Una promesa, que luego se convirtió en un amor incondicional; un amor que lo podía todo.

Una vez la ceremonia terminó, Christian llegó hasta nosotros, envolviendo a su madre entre sus brazos y luego a mí.  Andrés no se quedó atrás, solo que le dio la oportunidad de atacarnos a nosotras primero. 

“Qué haremos ahora?” preguntó Christian besando mi frente.

“Como mi familia no logró llegar a tiempo, nos invitarán a comer para celebrar tu triunfo” le respondí con una enorme sonrisa en mi rostro.

“Suena bien, muero del hambre” comentó Andrés tocando su estómago.

“La celebración es por mí, no por ti” dijo Christian mientras le pegaba por la cabeza.   Era increíble la manera en que esos hermanos se llevaban.

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