Hoy es un día muy emotivo para mí. Ya han pasado dos años desde que Raúl y yo nos hicimos novios; dos años de la operación de mi papá y dos años desde que mi papá me motivó a seguir mis sueños.
Hoy me encuentro recogiendo mis cosas para irme a estudiar; por primera vez lejos de mis padres. Es una mezcla de sentimientos que aun no puedo explicar. Alegría, porque estoy acercándome cada vez más a mis sueños y haré que mis padres se sientan muy orgullosos de mí.
Siento tristeza porque solo los veré los fines de semana. Tendré que valerme por mi misma y aprender a ser mucho más independiente de lo que ya soy.
Miedo porque desconozco los nuevos retos a los que me voy a enfrentar. Por último, temor. Porqué temor? Temor a lo que pueda suceder en mi relación con Raúl.
Sí, Raúl, mi novio. Quien me entregó una sortija de compromiso a solo un año de ser novios y con quien deseo un futuro. Aunque debo confesarles que las cosas ya no son como antes.
No, no vayan a pensar que no lo amo, porque lo amo con todo mi ser. Puedo decir que él me ama igual, solamente la magia ha desaparecido un poco. Los detalles son cada vez menos y pienso que eso es lo que mantiene una relación viva. Además, que cuando está molesto conmigo, por algo, no se cohíbe en expresar sus sentimientos sin importarle quien esté presente, y eso me llena de mucho coraje.
Me encontraba colocando lo último de las cosas que me llevaría para mi hospedaje. Verificaba la lista una y otra vez para estar segura que llevaba todo, mientras Raúl me observaba sentado en mi cama.
“Me vas a extrañar?” preguntó Raúl tomando mi mano para que me detuviese un momento.
“Cómo no te voy a extrañar, tontito? Si nos vemos todos los días y te amo” le respondí sentándome en sus piernas y besándolo.
“Que mal que tus papás estén en la sala” me comentó con una sonrisa traviesa en su rostro.
“Eso no es ningún problema” dije levantándome y caminando hasta la puerta, cerrándola con seguro.
Si él tenía una sonrisa traviesa en su rostro, la mía era más…malévola? Caminando hacia Raúl, me detuve un momento, para, por debajo del traje que llevaba puesto, quitar mi ropa interior y tirarla al cesto de la ropa sucia.
Los ojos de Raúl, sorprendidos, no tenían precio. Así que llegué hasta él nuevamente y lentamente fui desabotonando su pantalón e introduciendo mi mano, sintiendo inmediatamente la respuesta a mi acto.
Me coloqué sobre sus piernas, cada una de las mías, de rodillas, colocadas muy firmes al lado de las de sus caderas. Nuestros cuerpos conectaron al instante y todo lo demás desapareció. Todo el tiempo nuestras miradas estuvieron fijas en la del otro.
Una vez nuestros cuerpos explotaron en éxtasis, nos dimos un beso más y nos acomodamos uno al lado del otro sobre mi cama; retomando nuestra respiración y energías.
“Vuelvo enseguida” dije unos minutos luego, levantándome de la cama y quitándole el seguro a la puerta.
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Labios Compartidos
Romance(Libro 3 en la Trilogía de Amor Eterno) Muchas veces te habrás preguntado si realmente las personas viven la vida que aparentan. Si esa chica brillante, hermosa, amorosa, tímida pero simpática frente a todos, guarda algún secreto en su vida. Si fre...