(24) Atrévete

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Mi segundo día en el apartamento de Bianca fue más o menos igual al primero.  A mitad del día la llamaron para que se reportara en su trabajo; varios empleados se habían ausentado y ella tenía que ir a resolver el problema más cubrir su turno regular.

Eran a penas las nueve de la mañana y me encontraba tirada en el sofá mirando la televisión con una taza de café en mis manos.  Nelson estaba aun dormido y no tenía mucho que hacer.

Decidí encender mi teléfono, y me encontré con múltiples mensajes de texto y de voz.  Aparentemente, todo el mundo me extrañaba en Puerto Rico; en el fondo de mi alma, puedo admitir que yo también.

Primero llamé a Leandro, con quien estuve hablando varios minutos.  Aparentemente mis palabras habían hecho efecto, y estaba saliendo más en serio con Sheila.

“Raúl te ha llamado?” preguntó Leandro desviando el tema de él.

“Tengo unos mensajes que me envió.  Voy a llamarlo, pero decidí hablar contigo primero.  Tú siempre me alegras la vida.”

“Me alegro mucho escuchar eso.  Te quiero mucho, Estefanía.”

“Yo también Leandro.  Y espero que cuando regrese, me des la noticia de que tú y Sheila son novios.”

“Aun así sabes que eres mi personita especial.”

“Gracias.  Cuídate y nos vemos en dos semanas.”

Colgué el teléfono y comencé a marcar el número de Raúl.  No sé porqué se me hacía tan difícil el hecho de tener que llamarlo.  Me hacía falta y quería sentir su calor, estar en sus brazos; pero acá me encontraba de maravilla.

“Hola mi amor” contestó Raúl en el segundo timbre.

“Hola mi vida” le respondí mientras Nelson pasaba por mi lado, dándome una mirada extraña, inmediatamente haciéndole señas de que se quedara callado.

“Qué tal tus vacaciones?  Te extraño mucho.”

“Muy bien.  La he pasado de maravilla con mi familia” le respondí mientras Nelson se sentaba a mi lado a mirarme.  Yo comencé a empujarlo con mis piernas.

“Aun sigue en pié que te quedarás las próximas dos semanas?”

“Si mi vida.  Me quedaré dos semanas más.  Luego me queda una semana para pasarla contigo.”

No sé si estas palabras despertaron curiosidad en Nelson, o tal vez un reto, solo sé que este comenzó a besar mi cuello mientras yo hablaba con Raúl.  Esto me causaba deseos de reírme, pero tendría que controlarme o Raúl se daría cuenta en el otro lado de la línea, de que estaba acompañada.

“Estás bien Estefanía?” preguntó Raúl un poco extrañado.

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