Inmarcesibles

XLIII: TE ODIO

          La seguí escaleras abajo.
-¡Eh! ¡Espera! - Ella casi corría. Me costó alcanzarla ya en la calle. -Espera, por favor - le dije algo ahogada mientras le agarraba el brazo. Ella se giró. Me sorprendió ver que ya no lloraba. Su gesto estaba lleno de rabia.

-¿Qué cojones quieres? - la brusquedad de su respuesta me dejó helada.

- ¿Estás enfadada conmigo? - le pregunté sin entender.

- ¿y lo dudas? - dijo, encarándome. -¡¿a qué ha venido eso?! - espetó señalándo el piso del que acabábamos de salir.

-¿qué? - dije aún más confundida.

- No te hagas la tonta, Clara, que sé que no lo eres. Querías hacerme daño, ¿verdad? Pues ya lo has conseguido. Gracias por dejarme en ridículo. ¿Dos putos meses sin hablarme y vuelves para esto? ¿Para jugar conmigo? - lágrimas de rabia comenzaron a brotar de sus ojos. - no puedo creer lo que me has hecho. - dijo ofendida.

-¿Que tú no puedes creer lo que he hecho? No me seas hipócrita, lo de ahí arriba ha sido cosa de dos. - dije, enfadada también.

- Pues mira, Clara. Yo seré una hipócrita, pero ¿sabes lo que no soy? Una jodida calientapollas. Te ha faltado tiempo para ofrecerle a tu "nuevo amigo" un buen espectáculo para sus pajas. - No podía creer lo que estaba diciendo. Un sentimiento enorme de indignación me invadió por dentro.

- Y si tanto te ha molestado ¿porqué no me has parado? - le repliqué con furia. Su mirada iracunda se clavó en mí como una flecha. Un brazo me alejó un poco hacia atrás.

-¿Estás bien? - dijo, intentando que centrara mi atención en él. Comencé a llorar. - vamos, no merece la pena - dijo, cogiéndome de la mano e intentando que me alejara de allí. La gente nos estaba mirando. Volví a girarme hacia ella, esperando una respuesta.

-Te odio- espetó.