XXII. PORQUE SÉ LO QUE ME GUSTA A MÍ

814 45 5
                                    

          Estiró mis brazos por encima de mi cabeza, apoyándolos sobre la almohada y sin soltarlos me besó muy lentamente. Fue un beso largo, pausado, sensual. Ella soltó mis manos al tiempo que me mordía suavemente el labio inferior. Su mano bajó despacio hasta mi cintura. Yo puse la mía en su nuca y acerqué nuestras caras. Ella rozó el borde de mi pantalón y... paró de repente. Yo deseaba que continuara. Se separó de mí.

-Perdona- dijo mientras se sentaba en la cama de espaldas a mí.

-¿Estás bien? - le pregunté poniéndole una mano en el hombro.

-Sí, sí. Es sólo... Que no quiero cagarla contigo. Quiero respetarte. No quiero que te sientas forzada a hacer algo que no quieras. - me senté a su lado.

-Lo de ayer... - empecé a decir y ella me miró fijamente. - Yo... No he sentido nada igual, nunca, ni sentimental ni... Físicamente - sonrió y volví a ponerme roja-. Esto es nuevo para mí.

-También lo es para mí- me dijo.

-¿En serio? - pregunté extrañada.

-Como ya te dije... Nunca he estado con una chica, y mucho menos con una tan atractiva - dijo, cogiéndome de la mano. Miré hacia el suelo sin poder evitar sonrojarme más todavía - ¿Porqué pareces tan extrañada? - preguntó.

-Anoche... Parecías estar bastante segura de lo que tenías que hacer...-se rió con una sonora carcajada.

-Porque sé lo que me gusta a mí. - dijo y abrí mucho los ojos. Me quedé en silencio, con las mejillas ardiendo. -Al igual que tú sabrás lo que te gusta a ti, ¿No? - me preguntó y yo miré hacia otro lado.

-¿Clara? - dijo girando mi cara para que la mirara, parecía asombrada - Tú nunca te has...- Le tapé la boca con la mano.

-Por favor, no lo digas - dije avergonzadísima. Pareció más sorprendida aún. Asintió y aparté la mano. Sonrió un poco y puse mi cara contra la almohada.

-Ey, no pasa nada, tranquila - susurró dulcemente. De repente se sobresaltó. - ¡Dios mío, llegamos tarde! - dijo poniéndose de pie de un salto.
- ¿A dónde? - pregunté extrañada.


Inmarcesibles Donde viven las historias. Descúbrelo ahora