Fui a la habitación y me vestí lo más rápido que pude. Estaba muy nerviosa. Fui al baño y me lavé la cara. Me peiné y salí dirección a la puerta. Entonces me di cuenta de que se me olvidaba la mochila y volví, intentando no hacer ruido para que mi padre no cambiara de opinión y quisiera que me quedara.
Bajé las escaleras y llegué al portal. Me detuve en seco al verla, de espaldas a mí. Tosí para hacerle ver que había llegado dado que sabía que no iba a salirme la voz. Ella se giró y mi corazón se detuvo.
-Te invito a desayunar- me dijo y yo negué con la cabeza. - Clara por favor, así hablaremos más detenidamente. - no me apetecía nada estar ahí.
Simplemente asentí.
Fuimos a una cafetería cerca de la facultad. Me encontraba realmente mal. Era una mezcla de nervios y miedo. Ella pidió el desayuno para las dos sin preguntarme si yo quería eso o no.Estuvimos en silencio hasta que nos sirvieron y la camarera se fue.
-Perdona que haya aparecido así en tu casa, pero necesito hablar contigo. - me miró y yo no respondí. No quería parecer fría pero solo intentaba no desmoronarme. Tenerla delante era muy difícil.
- Clara, no entiendo nada, de verdad. Yo sólo quería conocerte. Yo... No sabía que todo esto iba a pasar. - recordé el sueño que acababa de tener y eso me cabreó.- ¿Por qué querías conocerme? - dije algo enfadada. - ¿Querías reírte de mí con tus amigos? Dímelo, porque yo sí que no entiendo nada. Yo estaba muy bien sola. Lo estaba. No necesitaba a nadie.
- No me estoy riendo de ti, Clara. Ya te lo he dicho. Por favor no pienses eso. Me.... Me...
- ¿Qué? Dilo. - dije aún más enfadada.
-Me gustas, Clara. Joder, me gustas. Mucho más de lo que me ha podido gustar ningún tío. Y eso me da miedo ¿Vale? Me da muchísimo miedo. No me río de ti. Pero no puedo sacarte de mi cabeza. No puedo evitar pensar en ti a todas horas y me estaba matando no saber si estabas bien en no. - me quedé pálida. No me lo creía, no podía ser.
-Ni siquiera me conoces - le dije.
-Lo sé, pero no puedo evitar desesperadamente querer hacerlo - Ella siguió hablando. - Me preocupé al ver que no venías a clase. Sólo quería pedirte perdón. - Me cogió la mano- Por favor, Clara. Sé que te he hecho sentir incómoda. Perdón por sentirte obligada a besarme el otro día... - la corte sin querer.
-¿Sentirme obligada? - dije bajito y ella se calló de golpe.- ¿Qué ? - preguntó confusa.
-Te besé porque quise- dije sin alzar la vista.
-No lo entiendo - alcanzó a decir. Me ruboricé. Busqué bien las palabras mientras ella intentaba descifrar mi cara.
- Yo tampoco lo entiendo, pero no te convengo... - comencé a decir.
-Oh, venga ya, Clara-dijo indignada. - ¿Porqué no dejas que eso lo decida yo? -
-Porque tú no sabes los motivos por los que lo creo- dije soltándole la mano. - todo esto es mi culpa. No debí dejar que te acercaras a mí, ni que intentaras besarme, ni besarte yo, porque sólo lo he empeorado todo. Te besé porque me gustas, ¿cómo no me ibas a gustar? - dije, señalándola- pero ese debía haber sido nuestro último encuentro. No debes acercarte a mí. Si te mantienes a mi lado te voy a hacer daño y es lo último que quiero. - iba a comenzar a llorar. Odiaba parecer tan débil. Volvió a cogerme la mano para tranquilizarme.
-Clara... - me miró a los ojos.
-¡No! - dije, quizá demasiado alto. Le solté la mano bruscamente. La gente nos miraba. Intenté tranquilizarme. - perdona. - Me temblaba todo el cuerpo.
- ¿Cuéntame qué pasa? ¿Qué te da tanto miedo? - dijo levantando mi barbilla.
-Él me da miedo. No quiero que él te haga daño. - me sequé las lágrimas y aparté la mirada.
- ¿Él? ¿Es el que te hizo las quemaduras? - preguntó. Negué lentamente. - ¿Quién es él? - rompí a llorar y tapé mis ojos con mis manos. - eh, eh. Tranquila. - me levanté.
-De verdad que no puedo con esto, por favor, sólo aléjate de mí - dije y me dirigí a la puerta. Por un momento deseé que me siguiera, pero no lo hizo.
ESTÁS LEYENDO
Inmarcesibles
RomancePrimera parte. (Temática Lésbica) Explorar lo que se siente cuando las pasiones afloran hacia lo prohibido en una vida tortuosa puede llevarte al descubrimiento más hermoso. Dejarse amar y dar amor, sin importar el género, el sexo o la historia, ahí...