LXIV: APETECE HUIR

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           Salí del baño con la esperanza de que estuviesen ya durmiendo. Estaba realmente agotada. Solo quería huir de allí, pero sabía que no era buena idea. Me quedaría otra vez en la calle, perdida y estaba demasiado cansada para eso. Decidí que lo mejor sería dormir un poco.

           Llegué a la sala, la cual contaba sólo con un sofá, en el que se encontraba ella, sentada intentando ocupar el menor espacio posible. Había colocado una manta en la que supuse que era mi parte, con espacio suficiente para tumbarme. Me senté intentando no despertarla, pero me estaba esperando.

-¿Estás bien? - susurró, en aquella penumbra que nos rodeaba. No pude contestar. Me miró detenidamente. - ¿Clara? - intentó cogerme la mano. La aparté. No quise ser brusca con ella, pero no podía evitar sentir que ella me había llevado hasta aquella vorágine de confusión.

-Vamos a dormir - dije con voz seca. Me tumbé en el sofá, dejando espacio suficiente para que ella también se tumbara al otro lado.

-Clara... - suspiró.

-¿Puedes dejar de mirarme así, por favor? Me pone enferma. - dije, mientras me tapaba con la manta, como si está fuera a protegerme de alguna cosa.

-¿Así como? - preguntó ella, confusa.

-Con lástima - dije yo, cabreada. Se quedó callada, mirando al suelo.

-Lo siento - dijo, en un susurro.

-¿Qué es lo que sientes exactamente? - le pregunté aún más enfadada. Me senté para poder mirarla a los ojos. Se quedó callada por un momento.

-Todo- dijo finalmente. - no debería haberte traído aquí.

-¿Con aquí te refieres a la casa de tu tía, que me odia, a la de tu abuela, que me odia aún más , o a tu cama en la que te follas a todo el que se deje? - en el instante en que pronuncié aquellas palabras supe que me había pasado.

-¿De qué cojones vas, Clara? - dijo ella, realmente dolida.

-Mmm déjame pensar. -respondí, llena de sarcasmo y comencé a enumerar con los dedos- De bollera, aprovechada, hija de puta, literalmente por lo visto... Ah sí - actué como si me acordara de algo- y de gilipollas enamorada. - quería llorar, pero ya no me quedaban lágrimas. - joder, te dije que te quería - solté, frustrada. - pensé que eras diferente pero me has tratado exactamente igual que el resto. ¿Qué soy para ti? - ella no respondió. - Estoy harta de que todo el mundo me mienta y me use. Todo lo que pensaba saber ha resultado ser mentira. Solo me apetece... - me tapé los ojos con las manos- irme. - susurré. Ella entendió a lo que me refería.

-Por favor, no lo hagas - dijo buscando de nuevo mis manos. Las apretó con fuerza. - no te vayas - repitió.- Nunca he querido hacerte daño. Todo lo que te dije es verdad, Clara y todo esto que está pasando... Yo también lo desconocía - aparté la mirada, dolida. Se puso de rodillas delante de mí. -Clara, te quiero.

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