LXIII: CONFUSIÓN

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-¡¿Qué?! - dijeron las dos a la vez. Esperaban que lo repitiera pero me mantuve en silencio.

-¿Tu madre es Leonor? - dijo la mujer. Calló un instante, intentando comprender aquello. Se puso de pie de un salto y se llevó las manos a la cabeza.

-¿Y te presentas aquí, así... Tan tranquila? - dijo bufando-¿Qué cojones quieres? - vino hacia mí.

-Tía Carol, tranquilizate - dijo ella, poniéndose también de pie.

-¿Que me tranquilice? - preguntó, sorprendida - ¿su madre es la mayor hija de puta del universo y yo me tengo que tranquilizar? - me puse también de pie, ofendida por lo que acaba de decir.

-¡No tienes ningún derecho a hablar de ella así! - le grité y su cara se volvió roja de ira.

-Si lo tengo, niñata! Por culpa de tu madre lo perdí todo. ¡Todo! - me empujó de manera violenta - Cuando mi cuñada entró en depresión y se quedó sola, con dos niños pequeños, tuve que renunciar a mi trabajo para ayudarla. Ella me culpó de su desgracia y me echó de su vida. Hasta mi propia madre me culpó. Soy la oveja negra de mi puta familia por culpa de Leonor. Solo mira dónde vivo, joder. ¡Perdí a mi madre, mi trabajo, y a mi mejor amiga por ella! - gritó, acercándose de nuevo a mí. - ¡Por esa hija de puta! - le di un puñetazo con todas mis fuerzas. Retrocedió un par de pasos. Se llevó la mano a la nariz. Estaba sangrando. Levantó el brazo para pegarme pero ella se metió en medio. Se llevó un golpe de su tía en toda la cara. - ¡Quítate del medio! - chilló con rabia.

-No voy a dejar que le toques ni un pelo - dijo ella, tan seriamente que hasta dio miedo. - Siéntate - le ordenó. La mujer intentó apartarla de un empujón pero ella la tiró hacia el sofá y volvió a colocarse delante de mí, de manera defensiva. - ¡Que te sientes! - le gritó. Su tía hizo el amago de intentar levantarse de nuevo. Parecía un animal enloquecido.-Déjalo ya-  La empujó de los hombros hacia abajo para que se mantuviera en su asiento.

-¡No! - gruñó la mujer. Entonces ella le dio un guantazo que hizo que su cara se girarse. Su tía pareció sorprendido por aquel golpe.

-¡Su madre está muerta! - gritó ella, desesperada. La mujer se quedó totalmente inmóvil ante aquellas palabras. Se llevó las manos a la boca. Se notaba que sus pensamientos en ese momento iban a mil por hora.

-¿Qué? - preguntó, confusa, negando con la cabeza.

- Leonor está muerta. - Me miró. Yo aún me encontraba de pie, con los puños apretados.

-¿Tu madre...? - me dijo, aún en shock.

-Murió al darme a luz- dije. Se creó un silencio incómodo. Me iba a estallar la cabeza. - yo no sabía nada de esto. - aseguré, dándome la vuelta y llevándome las manos a la cabeza con frustración. No aguantaba la manera en la que aquella mujer no paraba de mirarme. Una mezcla entre confusión y lástima. Fui al baño y me encerré dentro. 

           Rompí a llorar. Parecía que últimamente era lo único que sabía hacer. Me senté en el suelo y me abracé las piernas, sujetando las rodillas contra mi pecho. Parecía que así calmaba un poco aquella presión que sentía. Aquello era una mierda. Todo lo que creía saber resultó ser una mentira.

-¿Quién cojones era mi madre?

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