XLIX: NO PUEDO

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-Me voy al bar - gritó mi padre desde la puerta.

-¡Vale! - le respondí y respiré algo aliviada cuando oí cerrarse la puerta. Me giré y la encontré observando las cosas de mi habitación. Me quedé un poco embobada mirándola, hasta que se volvió hacia mi y sentí la necesidad de apartar la mirada. Se sentó en la cama.

-¿Me quieres contar qué pasó ayer con ese chico? - preguntó ella. No sonaba a reclamación, sino a genuino interés. Solo de recordarlo me mareé un poco. Me dirigí la cama y me senté a su lado.

-¿Porqué mejor no me cuentas primero qué haces aquí? - pregunté yo como respuesta.
Ella suspiró y luego tomó aire para hablar.

-Ayer vine... A pedirte perdón. - la miré con los ojos como platos. - pagué contigo la frustración de haberte perdido. Te he echado muchísimo de menos. Cuando te vi aparecer con ese chico... - suspiró de nuevo, aguantando las lágrimas. - me puse tremendamente celosa. Sé que es estúpido. Tu puedes hacer con tu vida lo que quieras. Me estaba convenciendo de ello hasta que... - tragó saliva. - aquel beso... Dios, aquel beso- se quedó callada un momento mordiéndose el labio. Yo intentaba procesar toda aquella información. - Yo en ese momento sólo quería que el mundo desapareciera, arrancarte la ropa y comerte a... - por un momento me miró y se avergonzó- besos - susurró. Volvió a apartar la mirada. - perdón - dijo, como si acabase de confesar un secreto que yo no debía saber. - pero estaba convencida de que eso lo haría otra persona que no soy yo. Y me... Me comenzó a hervir la sangre. Te dije barbaridades que no son verdad. No me podía controlar. Estaba dolida pero... - parecía que todo aquello le estaba desgarrando el alma. - pero comprendo que no formo parte de tu vida y no puedo ni debo reclamarte nada. - cogió mis manos. - Venía a pedirte perdón y a decirte que no volveré a molestarte. Que te dejaré en paz y que siento todo el daño que te he ocasionado - se puso de pie con intención de marcharse pero le agarré la mano.

-Espera - le dije y me puse de pie a su lado. Junté su frente con la mía un instante y suspiré. - Ayer - comencé a decir. - Ayer fue un día de mierda... - dije con una leve risa y ella también rió. - ayer - proseguí- Sergio me acusó de ser... Lesbiana. - dije finalmente. Me quedé callada un instante. Ella hizo ademán de hablar pero no se lo permití. - déjame terminar. Yo... No sé lo que soy... Ni sé lo que siento. Estoy cansada de estar siempre confundida. - dije, bajando la cabeza. - Ayer estuve a punto de acostarme con él, y quería hacerlo, no te puedo mentir- ella se apartó un poco de mí, dolida. - pero no pude.- Dije finalmente soltándole la mano. - no pude porque no eras tú. - dije mirándola a los ojos. Ella me miraba intensamente, intentando comprender lo que le estaba diciendo - no consigo sacarte de mi cabeza. No quiero que sea nadie más. No quiero olvidarte, ni intentarlo. Quiero que te quedes, aunque no pueda pedirte que lo hagas.- Volví a sujetar nuestras manos, esperando una respuesta. Ella se separó de mi. Parecía necesitar cierto espacio para pensar. Me miró de nuevo a los ojos. Con toda la dulzura del mundo colocó un mechón de mi pelo detrás de la oreja y me acarició la cara.

-No puedo, ni quiero, alejarme de ti.

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