Estaba seguro que se trataba de una pesadilla en un noventa y nueve por ciento.
Claro, las había tenido desde aquel día que desperté en el hospital y seguramente las seguiría teniendo por el resto de mi vida.
Me dio un calambrazo en la puenta de mis dedos, sentí un escalofrío que recorrió la piel con fuerza, no se si eran los estragos de la pesadilla o a causa del frío matutino que comenzaba a fluir mientras el sol se filtraba a través de la ventana.
Abrí mis ojos despacio, la luz blanca resaltaba por todos lados, aunque la ventana estaba empañada y húmeda.
Espere un momento dentro de las gruesas cobijas, pero sinceramente no me servía de nada sí el aturdimiento no cesaba.
Me arrastre como pude, abracé mi pecho y me encamine hasta el marco de la ventana, limpie con el dorso de mi mano para mirar la leve llovizna que estaba cayendo por la mañana.
El olor a humedad se filtraba, el encino y el olor a pasto recién cortado. Eche un vistazo al jardín y un sombra atravesó mi campo de visión, estaba borrosa y apenas visible.
Me estremecí por segunda ocasión esta mañana, me encamine fuera de la habitación para ir a ver quien estaba fuera de la casa.
Sabía que mi madre se había marchado muy temprano, y se que seguíamos a la espera de esa maldita charla pendiente, había estado fuera la mayoría del tiempo.
Ya había pasado casi una semana desde esa vez que Albish estuvo aquí.
Mire a través de la ventana en la sala, moví la cortina un poco y mire a la pequeña Molly dando vueltas en el porche, saltando y arrancando las flores del jardín de Mamá.
Abrí la puerta y la miré detenidamente. A pesar de la lluvia, ella seguía jugando.
―¡Buenos días, pequeña! ―le dije dedicandole una gran sonrisa.El frío era tan intenso que sentí como me recorrió por la columna.
―Jay... Necesito hacer una hermosa corona con todas esas flores ―Señaló el borde del porche, donde se encontraban las pequeñas flores húmedas―, se la voy a dar a mi hermano para que deje de estar enojado.
Molly era la niña pequeña de la casa de a lado. Solía jugar en el Jardín, y a su madre le molestaba eso, a veces se quedaba conmigo cuando la señora Henderson iba a su antigua casa por asuntos y eso. No tenía ni idea de que tuviera un hermano.
―¿Tienes un Hermano? ―Me acerque hasta ella, me tire al filo del porche echando un ojo a la casa que estaba cerrada-. ¿Tu madre te dejó salir?
Tenía un vaso de cristal, el cual usaba para depositar las pequeñas flores que seguía cortando.
-Mamá se fue y mi hermano me dijo que me fuera a jugar con mis muñecas, pero están en una caja que Mamá guardo... -me miró-. Salí por la cocina.
Sonreí. Era demasiado tierna esta pequeña.
-Te saliste sin permiso. Cuando termines tu corona te llevaré a tu casa, ¿esta bien? -Estire mi brazo para que me diera el vaso.
Ella asintió y me dio el vaso. El ayude a hacer pequeños nudos con las flores por todo el círculo de tallos. Se la medí un par de veces.
-Terminaste -dijo-. Le va a gustar a mi hermano.
Entonces, escuche el tirón de la puerta de la casa de a al lado.
-¡Molly! ¡Molly! -Los gritos coléricos brotaron y me puse se pie.
La pequeña sujeto el vaso contra su estómago y la corona en la otra mano. La tomé detrás de su cabeza y nos movimos un poco para que nos viera quien quiera que fuera.
Era un chico, tal vez de mi altura. Sus ojos hostiles me observaron de arriba a bajo. Se acercó hasta nosotros.
-¿Dónde diablos te metiste? -grito-. ¡¿Cómo se ocurre salirte de la casa?!
-Hum. Tranquilo, que estaba conmigo...
-¿Quien eres tu? -me soltó tajante.
El chico volvió a mirarme duramente.
-No importa, le diré a mamá lo que hiciste - continuó-. ¡Vámonos a dentro! -Sujeto a la pequeña del brazo y de un tirón la llevo hasta el, el vaso cayó al suelo y se hizo añicos. Molly comenzó a llorar, la arrastro como pudo dentro de la casa y luego la puerta se cerró.
¿Que había ocurrido? Yo ni me había enterado que cual era su problema, se que estaba mal que se hubiera salido de casa sin permiso, pero, no era motivo para haberla tratado así. Idiota, pensé.
Fui dentro de mi casa al calor y corrí a la cafetera para un poco de café. Me serví un plato de cereal y me tire en la barra.
Mire los folletos que había mandado de la escuela, mis horarios y esa cosas. Incluso había un croquis con el campus entero y lo nuevo que había instalado, los cambios que había hecho en si.
Está era mi última noche en casa, la última. Regresaría mañana a la escuela y me emocionaba el hecho de que las cosas cambiarían por completo a lo que fue mi último semestre ahí.
Ahora si que las cosas estaban bien entre Albish y yo. Las cosas estaban bien y no tendría que preocuparme por nada de esos, ni en mis pensamientos ni en las miradas. Ni siquiera estaría Ben. Extrañaba a los chicos, había recibió llamadas de ellos para saber como me encontraba. Llamé un par de veces a casa de Kyle para preguntar por el, pero, no había obtenido respuesta.
Le eche un vistazo al croquis y mire la nueva distribución, en realidad, solo habían agregado una cancha y un gimnasio. Había extendido un poco más la ampliación hacia la playa. Había un nuevo edificio.
Había abierto una especie de pasaje hacia las calles del paseo Marítimo, había unas tiendas, y un cine. La Huerta seguía en su sitio habitual, la Arboleda y todo eso.
Me quedé un rato mirando televisión y luego me fui a la habitación para preparar mis cosas.
Guarde en unas maletas algo de ropa interior. Jeans, playeras y zapatos. Mi uniforme y el de la Huerta.
Recogí la habitación un poco.
Cuando empezó a oscurecer fui a meterme a la ducha. La hora de llegada habitual de mi madre ya había pasado.
Me puse ropa cómoda y mi sudadera por que ya estaba haciendo bastante frío, me tiré en el sofá a ver televisión hasta que las luces anunciaron que el auto estaba en la entrada.
La puerta se abrió con brusquedad y ella entró dando tumbos con un montón de bolsas en las manos.
Fruncí el ceño algo confundido cuando me miró.
-¿No me ayudas? -bufó.
Salte hacia ella y recogí las bolsas que que le cayeron. Me paso unas cuantas y las lance al suelo, era ropa. Ella se quedó con unas bolsas de comida china.
-¿Que es todos esto? -le pregunte confundido.
Ella se fue hasta la cocina.
-Es una larga historia cariño. ¿Estás listo para mañana? -Saco las charolas de guisados y las dejo sobre la barra, luego el arroz.
-Si, por supuesto. ¿A donde fuiste? -Saco platos de la repisa.
-Anduve con Maggie todo el día... Es fabulosa, en serio. Pase a comprarte algo de ropa para la escuela... - Hizo una pausa-. Hablamos un poco y eso. Sabes, acaba de divorciarse. Su hijo recién llegó, le afecto mucho el divorcio, así pasó los últimos días en casa de su padre, no le encanta la idea de venir a este lugar. Maggie me preguntó sobre las escuelas y sobre ti, así que le hablé sobre tu escuela y ella se emociono -me explicó-. Entonces la llevé hasta tu escuela. Tuvo suerte que lo admitirán de último momento.
-Que bien -dije.
-Lo se, le dije a Maggie que tu puedes ayudarlo a acoplarse, incluso para que trabaje contigo en la Huerta...
-Así no es como funciona, tienen que elegir te, alguno de los encargados. ¿Ahora son las mejores amigas? -Me fastidiaba un poco el hecho de que ofreciera mis servicio para eso.
-¿Al menos ya lo conociste? -me pregunto irritada.
-Si, esta mañana. Así que no estoy seguro de querer ser su amigo...
-No te estoy pidiendo que seas su amigo -Llamaron a la puerta.
-¿Quien es? -agite la cabeza.
-Maggie y su hijo vienen a cenar...
-¡Genial!
Me volví hacia la escalera y tome las bolsa que llevé hasta mi habitación y las arroje sobre el colchón. Regrese abajo y ni madre los estaba recibiendo.
La señora Henderson fue la primera en entrar, pasó hasta la entrada de la cocina y su hijo entró después, su expresión seguía siendo la misma. Era hostil y tan dura como el metal.
-Hola, Jonathan -sonrió de manera amable-. Lamento lo que pasó con Molly esta mañana, en serio.
-No pasa nada, ella puede venir cuantas veces quieras...
El chico ni siquiera me miró y pasó frente a mí hasta tirar se en el comedor. Mi madre se puso a servir los platos con una porción de pasta, arroz y guisados. Luego se los paso a cada uno mientras íbamos tomando nuestros lugares.
La señora Henderson se sentó frente a mi, sus hijo, a su lado. Lo analice un poco.
Mi madre se sentó a mi lado.
-Dime, Jay. ¿Cómo es tu escuela? -pregunto ella.
-Hum. Pues, te acostumbras fácil, es bastante buena, aparte de que estudias tienes un empleo -le dije. Intentaba que mi voz tomara un poco de interés-. Creo depende mucho las ganas que le pongas.
-Ya, por supuesto, tu madre me contó lo malo que te fue, se que estuviste en el hospital, lo lamento mucho -me dijo.
Me volví a ver a mi madre lleno de ira. ¿Por qué le había contado todo eso? ¿Que le ocurría?
-Oye, Jay -continuó-. Espero que puedas echarle un ojo a mi hijo ahora que vayan, cuídalo por mi... -dijo ella en broma. Pero su hijo no.
-¡No necesito que nadie me cuide! -el chico salto de su sitio, la silla cayó al suelo-. No entiendo por qué no me metiste a una escuela de por aquí, ¿por qué al otro lado de la país? ¿Por qué le estas pidiendo a este que me cuide?
Estaba lleno de rabia. Su voz era clara apunto de gritar. Me miró luego de un momento, inspeccionando me. La mirada era hostil como la primera vez, el era hostil en si.
-Yo le echo un ojo, no se preocupe -dije solo no dejar de mirar lo.
-¿Por que mejor no te callas? -me soltó.
-¡Brayden! ¿Que te ocurre? -lo aprendió ella.
-¡Cállate, mamá! Yo ni siquiera quería venir aquí, yo no quería nada de esto -dijo el. Se llevó las manos a la cara lleno de frustración.
-Eh, tu. ¡Tranquilo! -le dije. Frunci el ceño-. La vida no es justa, nadie te lo ha dicho. No tienes por qué ser grosero, no tienes por qué desquitarte con todos.
-¡Jonathan! -mi madre me sujeto por el hombro.
-¡A la mierda! -el chico se dio la vuelta hasta alejarse del comedor. Se abrió la puerta principal y se cerró.
La señora Henderson se veía avergonzada, se puso de pie y fue detrás de su hijo.
Yo hice lo mismo, me puse de pie y me aleje hacia las escaleras, me prepare para dormir y me tire en la cama.
Paso un rato cuando ella entró en mi habitación, se sentó en la orilla del colchón y luego me movió un poco.
-Cariño, ¿que esta ocurriendo? -me pregunto.
Me volví hacia ella y la observé.
-Nada Mama, no me pasa nada. Solo que no se por qué le contaste todo a la señora Henderson, y conmigo no puedes hablar de como es que mi Padre terminó siendo el asesino de la familia de Albish.
Ladeo la cabeza un poco, luego llevó su mano hasta mi cabeza.
-Yo lo conocí como cuando estaba terminado mis practicas, estaba apunto de graduarme. Entonces salimos unas cuantas veces, yo no sabía con exactitud a que se dedicaba, era alguna clase de empresario -comenzó a explicarme-. Era importante, iba de un lado a otro, así que las únicas veces que nos vimos fue cuando el estaba en la ciudad. Después de casi tres año de estar saliendo, yo me embarace... -Agitó su cabello-. Descubrí a lo que realmente se dedicaba, esa vez, estábamos en Mar, trabajaba para los padres de Albish, y escuche una extraña conversación, el, al parecer los estaba estafando. Cuando lo encare, me conto la verdad pero yo decidí alejarme de él, por ti y por mi. Y ya no lo volví a ver hasta lo que paso hace unas semanas.
-¿Eso es todo? -me incorpore-. ¿Por qué era tan difícil decirme eso?
-Jonathan, no quería que supieras nada de eso, nada de lo que el era. Quería mantenerte alejado de esa verdad lo más que pudiera, pero, no contaba conmigo ni que Albish Yancey estaría en tu escuela, y mucho menos que te enamorarás de él.
-Lamento lo que pasó esta noche - apreté su mano.
-No te disculpes, creo que no debimos enterarnos de todo eso de esa manera. Tienes que descansar para mañana, ¿estas emocionado? -sonrió.
-Lo estoy.
Se inclino para besar mi frente. Luego se marchó.Cuando desperté. Un escalofrío me recorrió la espalda. Mire el despertador a mi lado en el buro, faltaban como quince minutos para que sonará.
La luz se filtraba a través del cristal empapado por la lluvia que estaba cayendo. Espere a que sonará.
Me metí bajo el chorro de la regadera. Al salir me puse un pantalón, una playera y una sudaderas de las nuevas que mi madre me había comprado.
Lleve mis cosas y fui hasta la cocina donde mi madre estaba terminado de preparar mi desayuno. Huevos y tocino. Una taza de café.
-Quiero que te olvides del asunto del hijo de Maggie, de verdad -dejo el plato en la barra frente a mi.
-Supongo que ayudaré al chico si puedo -Anoche estaba molesto, y la situación no me hacía estar pensando claramente. No me costaba nada, supongo que a mi también me hubiera gustado recibir ayuda.
Me puse a desayunar y cuando termine, fui hasta el baño a cepillar me los dientes. Luego, baje y mi madre ya había bajado el auto de la entrada.
Tome mis cosas y salí hacia este, puse las maletas en la cajuela. Me tire en el asiento.
-¿Puedes ir a buscar al hijo de Maggie? -Mi madre fue hasta la casa.
Salí de nuevo a la lluvia, me puse la capucha de la sudaderas y fui hasta la casa de la Señora Henderson. Llamé a la puerta y no pasó tanto.
-Buenos día -le dije a la Señora Henderson-. Estamos a punto de salir.
-Hola, Buenos días, Jay. Mi hijo ya está -se movió un poco y lo vi.
El chico salió de la casa, traía un abrigo marrón muy elegante que convinaba con sus ojos. Tenía el cabello oscuro húmedo y peinado hacia un lado, tenía un aspecto muy diferente al de ayer. Incluso se veía demasiado apuesto, su nariz era grande pero no le hacía mal. En realidad era muy guapo.
Sus ojos me observaron un momento, se dio cuenta de que lo miré más de lo debido y desvío la mirada.
Se colgó la mochila en el hombro y se despidió de su madre con un beso en la mejilla.
-Que tengan un buen viaje -nos dijo.
-Gracias. Despida me de Molly, nos vemos luego -respondí.
Me aleje hacia el auto donde mi madre ya estaba colocada.
Espere a que el chico dejara su cosas en la cajuela. Luego se metió en el auto y yo en el copiloto.
Ahora nos dirigíamos a la estación de autobuses, con los nuevos cambios, los autobuses ya llegaban más lejos y así no tendríamos que ir en auto.
Recargue la cabeza en el cristal, mirando el paisaje del bosque frente a mi. Era un lindo sitio así, verde, húmedo. Con los helechos tan grandes para enredar te en ellos si llegaras a caminar por ahí.
Paso un rato en silencio.
-¿Has dormido bien? Es un camino largo -dijo mi madre luego de un rato.
-Si, lo he hecho. No como quisiera -respondió. Sus voz no reflejaba ninguna emoción.
-Estas muy guapo con esa ropa -Lorena mire a través del retrovisor, sonrió. Le dedique una mirada a mi madre-. Tu también estas muy guapo cariño.
Se que mi madre intenta liberar un poco de extraña tensión que se había formado en el silencio, y lo estaba logrando.
-Dime, ¿tenías novia en tu otra ciudad? -le preguntó.
-Hum. Si, una chica, salí un par de meses con ella, nada enserió -respondió.
-Te aseguro que te vas a acoplar muy rápido, nosotros también estamos yendo de un sitio a otro, Jonathan ha pisado más escuelas que nadie -Mi madre soltó una risita nerviosa.
-Eso espero, no es fácil dejarlo todo y empezar desde el principio -Hizo una pausa -. Lamento mucho lo que ocurrió anoche, perdón.
-¡Tranquilo que a nosotros no nos importa! Algunas veces solo queremos liberar el enojo, a todos nos ha pasado, estamos aquí para lo que sea, de verdad -mi madre sonaba tan calmada que me parecía extraño.
Volví a mirar por el retrovisor, sus ojos se movieron y bajo la mirada a sus piernas. Luego alzó la vista y me miró fijamente. Me alarme de inmediato y desvíe la mirada.
Mi madre se estacionó fuera de la estación. Bajamos por las maletas, el se colgó las suyas y se encaminó a la entrada. Yo me llevé las mías y me despedí de mi madre.
-Te voy a extrañar mucho -bese su mejilla.
-Estudia mucho, y cuídate. Nada de peligros, nada de eso. Salúdame a Albish -me dijo. La abrace fuertemente y después de un rato me fui hacia la estación.
Anduve con las maletas hasta la casilla. El chico estaba de pie ahí, no se si me estaba esperando, pero estaba quieto.
Le mostré mi pase de abordaje y luego él hizo lo mismo. Nos encaminamos hasta el anden señalado en el boleto y nos formamos.
El chico se quedó a mi lado de pie, dejó las maletas en el suelo. Le eche una mirada por el rabillo del ojo, el también lo hacía.
-Oye -dijo. Me estremecí-. Siento mucho lo que sucedió, desde la mañana con lo de Molly, hasta en la cena.
Agite la cabeza nerviosa. Lo Observé otra vez, apretaba la mandíbula.
-No pasa nada, yo también lo siento -respondí.
-Ya. Estaba convencido que lo hacías a propósito -Frunció el ceño-. Me llamó Brayden.
-Jonathan.
El silencio volvió a aparecer y el autobús también. Se detuvo al frente y comenzamos el abordaje. Fui hasta uno de los sitios más espectaculares más atrás, dejé mis cosas en la plataforma de los compartimientos. Me tire junto a la ventana. Brayden deslizó la mirada en todos lados, vaciló un momento.
-¿Puedo sentarme aquí? -me pregunto.
-Claro. ¿Acaso ves a alguien más? -intente sonreír.
El no hizo nada más. Subió sus cosas a la plataforma y se tiro a mi lado sin mirarme más. Sacó un pequeño reproductor de música y se colgó los auriculares.
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QUÉDATE CONMIGO© #2 ✅
RomanceA pesar de tratar por mantenerse juntos, el peligro parece seguir cerca de ellos. En el primer indicio de peligro, terminar parece ser la mejor decisión para ambos. Brayden, su nuevo compañero se adentra de una manera muy extraña en la vida Jonathan...