Mantuve la esperanza de que se tratara de una pesadilla, no sólo por que lo fuera, si no por que en este momento no estaba consciente de lo que iba a suceder, ni si iba a salir de aquí.
Estaba horrorizado. No sentí su mano apretando la mía luego de que la camioneta saltará, no lo vi, todo se esfumó hasta este momento.
Estaba comenzado a pensar de nuevo, a sentir otra vez, pero me era demasiado difícil sentir mis manos o mi cuerpo. Sentía mi corazón, eso ya era algo seguro. Latía en mi pecho de manera agitada, sentía el hormigueo en alguna parte, y el terror, también estaba seguro de eso.
Todo lo que había pensado e imaginado en el trayecto en el avión estaba ocurriendo, estaba sucediendo justo ahora.
Abrí los ojos usando toda la fuera que tenía para despertar, el techo encima de mi era de lámina, estaba iluminada con una luz verde demasiado brillante. No tenía la fuerza suficiente para girar la cabeza y mirar a mi alrededor, me sentía adormecido, no era capaz aún de sentir el resto de mi cuerpo, quizá, de verdad estaba en una pesadilla.
La luz verde parecía iluminar desde abajo, distraía demás, y comenzaba a calar en los ojos durante los largos minutos que miraba, no quería cerrar los ojos por que temía no poder abrirlos de nuevo.
Lo peor es que de verdad tan largos los minutos, no se por que, pero yo estaba seguro que eran minutos, cuanto tardaban, y cuando empezaba uno de otro, extraño.
Olía a humedad. Una humedad de lluvia, pero, fuera, o, el silencio era infinito acortado por el latido de mi corazón. Nada más que ese sonido ahogado por mi huesos, mi piel... Creo había más órganos, ¿no?
Estaba delirando conforme más sentía, estaba oliendo y sintiendo frío. Estaba haciendo frío dentro de ese sitio, el techo de lámina encendido de verde no era tan alto.
Aún así, tenía la playera pegada al cuerpo con el sudor, sudor en la cabeza, pero no la frente, y quizá en otras partes.
Me volví a ambos lados del lugar y caí en cuenta se que me encontraba dentro de un contenedor, de metal, ese como el de la fortaleza en Mar, los recordaba muy bien.
A mi izquierda estaba Emerick, parecía estar inconsiste.
Me estremecí cuando no encontré a Albish por ningún lado.
Me arrastre con mis codos invisibles, no funciono, no tenía esa sensación todavía, iba aumentando, pero solo podía sentir mi corazón en el pecho, fuera de eso no había nada más en mi cuerpo que quisiera hacerse notar.
¡Mierda! Pensé, pero, ¿podía hablar?
-Em..eg -Mi lengua estaba dormida.
De pronto, escuche un crujido, y luego el suelo debajo de mi tembló, no podía incorporarme a ver lo que estaba sucediendo, nada, solo podía ver a mis lados.
Me quede quieto escuchando el murmullo, pero era demasiado lejano para entender, me estremecí aterrado, no podía hacer nada. Las sombras en la luz verde me revelaron que alguien se acercaba, los pasos se movían por el contenedor, se movían bajo mi.
Alguien me sujeto por los brazos y tiro de mi, un hombre que no reconocí, alto de piel morena, me quedé quieto, como si tuviera otra opción. Paso sus grandes manos por debajo de mis axilas y me levanto sobre el. ¿Acaso me habían drogado? Otro hombre entró y se llevo a Emerick.
La entrada del contenedor era amplia y fuera, estaba bien iluminado con luces blancas, estaban suspendidas sobre unos pilares de metal cada dos metros, se extendían por todo el lugar de piso de concreto, techo de concreto. A unos quinientos metros solo se veía el final del piso y la oscuridad. Eche un vistazo como me fue posible a todas partes, pero, era alguna clase de construcción. El suelo lleno de vigas de madera. Herramientas. Grava, arena.
El hombre se movió hacia un ascensor, entro y cerró la reja de protección, tiro de la palanca y comenzamos a subir, fueron un par de pisos. Quizá, un edificio en construcción.
Abrió la reja de protección y salió al piso, las luces blancas iluminaban un solo lugar, había más contenedores. Y montones de arena. Pero lo que más me llamó la atención, fue el montón de hombres de pie, unos en las esquinas del piso y otros más cerca de... Albish.
Estaba amarrado a uno de los pilares, no parecía que estuviera consciente. Mierda. No, no podía estar sucediendo esto de verdad, no estaba listo para regresar a este punto, esta vez no podría salvarlo, salvarnos.
Las manos me seguían dormidas, todo lo demás también, pero el terror estaba subiendo por donde sea que estuviera mi pecho. Las manos de ese hombre me sujetaban fuerte, se que lo hacían por que yo sinceramente no sentí nada más que ese maldito terror.
¿Como terminamos aquí otra vez? Ya no era un sueño, no, era esa pesadilla en la que pensamos tanto tiempo, y aunque yo había estado lejos de él, y había pensado que era el mejor camino para no lastimar nos, para evitar encontrarnos otra vez aquí, y yo había sufrido, se que lo hice por que esos días fueron demasiado largos y extraños, y borrosos. Demasiado deprimente, aunque se que lo estaba reprimiendo.
Él me dijo que esa es mi costumbre, que lo hago siempre.
Y lo que fuera que siempre estuviera detrás, la vida. La muerte. El destino, ¿porqué nosotros? Ni siquiera separados podíamos estar tranquilos. No.
El hombre siguió caminado, acercándose más al montón de hombres. Entorne la mirada buscando sus rostros, y entre ellos estaba él. Mi padre, es decir, Walter Johnson, como lo había nombrado aquel otro hombre, Brandon Septien.
Ese infeliz estaba ahí, cruzado de brazos dentro de esa chaqueta negra, el pantalón de mezclilla y las botas industriales. Su cara estúpida y ese cabello oscuro. No despego la mirada de mi hasta que el hombre me dejó caer en el suelo.
Me volví a Albish, estaba a unos metros, en el pilar siguiente. Las manos amarradas detrás de él en el pilar, su cuerpo estaba quieto y la cabeza ladeada.
El hombre me arrastro hasta estar pegado al pilar, y luego, supongo que me amarro, sentí el roce leve en mis manos, aunque no parecía una sensación real en el terror, estaba demasiado asustado de la garganta hacia abajo. No se que tan abajo por que no sentí más allá de mi mirada.
Dejaron a Emerick en el pilar siguiente a mi derecha.
Las luces blancas brillaban tanto en la oscuridad, y comenzaba a sentir el frío en mis mejillas.
No se cuanto tiempo paso en el que me quede ahí, no tenía otra opción, era obvio, pero se que paso un buen rato luchando con intentar sentir de nuevo. Sentí el metal pegado a mis manos, y las piernas estaban adoloridas.
Trague saliva un par de veces, y me retorci en ese sitio, estaba cansado, me comenzaba a doler la espalda, ese dolor que se iba hasta las piernas. Esta maldita posición, y conforme la droga abandonaba mi cuerpo, yo me sentí fatal con las emociones moviéndose, el cansancio.
Tire un par de veces las manos con la soga en ellas, seguro en algún punto se aflojaran de seguir tirando de ellas.
-Bienvenido de nuevo -escuché su voz y apareció detrás, se colocó frente a mi y se hincó-. ¿Cuanto tiempo ha pasado?
-No mucho, hijo de puta , quizá unos seis meses -le respondí con el veneno escurriendo me-. ¿Aún no puedes atrapar a un pobre chico?
Me soltó una cachetada con su manos helada, mi cara se hizo hacia un lado.
Lo fulmine con la mirada y me volví a él despacio.
-En realidad mate dos pájaros de un tiro, lo atrape a él y te atrape a ti. No sabía que eras peligroso -sonrió disfrutando-. Saliste ileso de esa emboscada. ¿Sabes por qué te están buscando?
-No. Pero, se por que Strider esta tan empeñado en esto, ¿tu sabes por qué deberías estar preocupado, Walter Johnson? -dije. Ese valor había salido de no se donde. Pero si este era el final, no me importaba.
-Eres tan adorable, tu historia del chico enamorado intentando salvar a tu novio, no se como te funcionó la última vez, pero ahora... -se acercó-. Te juro que te voy a matar.
-Adelante. No te tengo miedo, te lo demostré una vez, y acabe con tu maldito plan. Recuerda que soy peligroso -sonreí y luego relajé el ceño sin quitarle la mirada de encima hasta que se alejo.
Inspire profundo y volví a jalar mis manos con fuerza.
Observé a Albish, y seguía quieto, inconsciente.
Me volví a ver a Emerick. Sus ojos se mantenían entrecerrados, pero se que estaba despierto, movía la cabeza de un lado a otro, y luego intentaba levantarse.
-¡Emerick! -grite en voz baja-. ¿Puedes escucharme?
Enarco las cejas, parecía descifrar quien era.
Parecía que nos habían drogado a todos, pero a mi se me había ido el efecto antes a al resto. No terminaba de entender por qué estaba detrás de mi. Brandon tenía esa lista, lo cual no tenía nada que ver conmigo, o con mamá. A menos que Strider estuviera detrás de mi para obligar a Brandon a que le entregue la lista, amenazando lo con matarme, a mi y a mi madre. Significaba que no estaban haciendo bien su trabajo para saber que no tenemos ninguna relación con Brandon para hacerlo. Era la única idea que se me ocurría. Lo peor, Albish había hecho todo esto por mi y había regresado de nuevo a pasar por esto.
Esa era mi pesadilla, lo que había evitado, y yo lo traje directamente a la boca del lobo, el lo sabía. Yo lo sabía y aun así lo hicimos.
Me volví hacia atrás, y miré que todos estaban reunidos, los hombre y los armados, parecía que estaban planeando algo. Uno de ellos movía las manos como explicando, y el resto asentía. Pero Walter estaba más alejado del hombre.
Me esforcé por tirar de mis cuerdas.
-¡Albish! -le grite.
Levanto la cabeza y abrió los ojos, me recorrió despacio, cayó en cuenta de lo que sucedía y se movió con fuerza.
-¡Tranquilo! Walter hizo esto, esta detrás con esos tipos -le dije.
-¿Dón-de es-ta-...? -su voz se escuchaba demasiado baja.
Se aclaro la garganta y volvió a jalar su cuerpo.
-¿Em-e-rick? - pregunto.
-Esta aquí a mi lado, aun esta adormecido -gire de nuevo y Observé al grupo de hombres en el mismo sitio, pero ahora, uno de ellos se movía con grandes pasos hasta nosotros.
-¡Aquí viene! -le dije en voz ahogada.
Albish se quedó quieto con la cabeza recargada en el pilar de metal, yo Observé al hombre que traía la jeringa en la mano, se hincó frente a mi. Observo un momento a los otros dos chicos a mi lado, pero luego apretó mi brazo, clavo la jeringa y solo sentí el ardor por mi piel.
-¿Que es eso? -le grite-. ¿Que diablos?
-Silencio, no necesitas saberlo.
Su mano apretó mi mandíbula, levanto mi rostro al cielo y echo un vistazo.
Me libero y se puso de pie.
Me volví a ver el montón de hombres, Walter se les había unido. Seguían en esa conversación, no estaba escuchando nada, pero ahora, se me cruzaban las figuras. Se alargaban y se desvanecían de manera extraña.
¡Mierda! La droga comenzaba a hacer efecto.
Observé a Albish, sus labios se movían pero no estaba escuchando su voz. Sus ojos estaban fijos en los míos, se distorsionaban.
-No te entiendo -dije, aunque tampoco escuche muy clara mi voz.
Deje caer la cabeza en el pilar cuando sentí que estaba perdiendo fuerzas, comencé a tirar de nuevo mis manos flojas y vacías, en ese vacío. Vacío.
Apreté los ojos, y los puntos rojos y azules se movieron hacia mi, eran como millones de esferas pequeñitas que se movían por todas partes.
Escuche un estruendo, como disparos, pero bajos, o como si estuviera tapando mis oídos.
Levante la mirada y vi a un hombre que venía del ascensor, las manos levantadas al aire. Se acercó con paso lento hasta estar más cerca de la luz, cuando esta lo iluminó, supe que se trataba de Brandon Septien. Ese que decía que era mi padre, y que decía que el no tenía nada que ver con la muerte de la familia de Albish.
Los hombres se acercaron a él, lo sujetaron y lo hicieron hincarse, las manos detrás de la cabeza y las pistolas... ¿Cómo supo que estábamos aquí?
Los párpados se sentían tan pesados, la cabeza me dolía con un mareo continuo y se que estaba perdiendo el oído, no escuchaba absolutamente nada. ¿Por qué ahora?
Mire fijamente a Walter, se acercó hasta el, se que debían de estar hablando, pero solo escuchaba el ruido, un ruido lejano, y borroso. No estaba seguro de lo que significaba.
De pronto, vi el montón de hombres desfilando desde el ascensor, las pistolas iluminaban de manera extraña todo, eran policías, tenían grabado su chalecos.
Walter se echo a correr hacia nosotros, se quedó detrás de Albish y lo desató. Albish se movió con brusquedad intentando zafarse de él, pero le apunto con la pistola. Me estremecí, y vi sus ojos llenos de terror.
-¡Albish! -grite como pude-. ¡Albish!
Walter se movió hacia atrás arrastrando lo con el, uno de los policías se acercó, y lo apunto con el arma.
Diablos. No entendía nada de lo que decían, no lo estaba entendiendo y estaba asustado. Él tenía a Albish bien aferrado a él con la pistola... Albish.
Me moví de nuevo con fuerza, otra vez y otra vez. Me dolían las manos, las muñecas. La espalda, el cuello. Todo estaba mal y todo era una pesadilla.
De pronto el sonido ahogado del disparo me hizo dar un salto, Albish y Walter se fueron al suelo, le habían disparado a Walter.
-¡ALBISH! -grite con las fuerzas que me quedaban antes de hundirme.
Luego, lo vi, se arrastro como pudo en el suelo alejándose de Walter. Se estaba acercando a mi, mire sus ojos y se me nubló la mirada con las lágrimas que me estaban escurriendo.
Sus manos se movieron en las mías intentando desatarme.
Luego otro disparo me hizo temblar. Albish cayó al suelo junto a mi, hizo una mueca y apretó la mandíbula. Las lágrimas escurrieron como una explosión.
Me dolió el pecho, me dolió como cuando lo vi colgado en la bodega de la fortaleza, golpeado, herido. Despidiéndose de mi, pidiéndome que me fuera y lo abandonara.
No era cierto, no debía serlo por que no estaba listo para poder pensar que el estaba tirado ahí, se estaba quedando quieto mucho antes que yo. Dime que todo es mentira, dime que es solo una pesadilla. Necesito que me lo digas, Albish.
-¡Albish! -solté un sollozo.
Seguía amarrado a ese maldito poste, y el estaba ahí junto a mi. No podía sujetarlo, no podía hacer nada.
Tomó una bocanada de aire y se lamio los labios con la punta de su lengua.
-¡Mirame! -le dije-. Estarás bien. ¡Vas a estar bien, tienes que mirarme!
¿Porqué tenía que pasar esto? ¿Por qué no simplemente podemos estar recostado en la orilla de la playa sin pensar en cualquier momento esto va a suceder?
-Mirame, mirame.
Sus ojos se movieron despacio hasta mirarme, sonrió. Luego, su ojos se cerraron, apretó con fuerza los párpados, y el viento soplo con demasiada fuerza. Su cabello se agitó con este, y a mi me dio frío.
Lo peor de todo era que la oscuridad estaba penetrando mi cabeza, cada segundo me sentía más lejos de mi cuerpo. No tenía más fuerzas para seguir luchando, para seguir diciéndole que abra los ojos. No podía, y debía decirle que no podía dejarme, no podía irse por que yo lo amaba. No es justo.
Albish, despierta. Te amo.
ESTÁS LEYENDO
QUÉDATE CONMIGO© #2 ✅
RomanceA pesar de tratar por mantenerse juntos, el peligro parece seguir cerca de ellos. En el primer indicio de peligro, terminar parece ser la mejor decisión para ambos. Brayden, su nuevo compañero se adentra de una manera muy extraña en la vida Jonathan...