TRECE

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De pronto sentí como si el aire me faltará. Me estremecí. Abrí los ojos de sopetón y tome una bocanada de aire.
-Al fin despiertas, dormilón -escuche su voz.
Recorrí con la mirada rápidamente en el aturdimiento y vi su rostro frente al mio. El cabello enmarañado y una media sonrisa. Sus dedos soltaron mi nariz.
-¿Intentas matarme? -pregunte irritado.
Negó con la cabeza.
-Quería que despertarás, ¿estas consiente de la hora que es? -me dio una palmada en la frente.
Frunci el entrecejo y luego caí en cuenta. Me incorpore rápidamente, pero el me tomo por la cintura y me atrajo de nuevo a acostarme.
-Ya debe ser como la hora del almuerzo.
-¡Estás loco! -intenté una vez más levantarme y me rodeo con el brazo.
-Si. Estoy loco, soy desesperante y jodidamente molesto -dijo. Soltó una risotada-. Pero eso ya lo sabías...
-Siento que eres otra persona, es muy extraño estar así, contigo -Alejé su brazo de mi y se incorporó-. No me refería a eso.
-No, lo se, es solo que también estoy consciente de que estoy teniendo otro tipo de contacto más allá del que tendrían otros chicos -dijo en voz baja-. A ti no te importa, pero si alguien nos viera sabrá que es algo extraño...
-Anoche dijiste que olvidará todo...
-Lo hice por que creí que debías dormir sintiendo la calidez de alguien más, sentirte... Seguro.
-Me refería a que cuando nos conocimos, yo jamás creí que llegarias a comprenderme... A estar sentando a mi lado hablando sobre esto. En realidad jamás creí que llegarían a pasar siertas cosas.
Se volvió hacia mi y luego me observó.
-Cuando te conocí, las cosas eran un infierno, no sabia como lidiar conmigo mismo. Mi madre quería que me comportará pero yo simplemente no podía, el enojo, la rabia, la frustración estaban dentro de mi en una guerra. Te diste cuenta en el comedor de tu casa. Esa noche mi madre me pidió que me comportara contigo y con tu madre, y que si no te quería cerca de mi, al menos no te estuviera fastidiando. Pero es muy divertido hacerlo, siempre estas frustrado y nunca tienes ganas de lidiar conmigo.
Sonreí.
Se puso de pie de un salto y luego dijo.
-Te llevare a algún lugar -Se encaminó hasta el mueble y rebusco en el cajón. Saco un pantalón corto y se lo coloco, se subio las mangas de la playera floja que traía y se alboroto el cabello -Date prisa.
Salte de la cama con un poco de duda y repasando mis opciones, que no era demasiadas y luego opte por dejar de pensar.
Me enfunde en una camisa y jeans de mezclilla, me calze los tenis y me agite el cabello.
Salimos de la habitación y nos encaminamos fuera del edificio. El patio estaba absolutamente vacío y un pequeño murmullo Flotaba en el aire. Observe a los edificios donde estaban en plena clase. Jamás había faltado a clases, se sentía extraño.
Caminamos detrás de la Huerta y por la Arboleda, descendiendo por el camino hasta las canchas.
-No se lo digas a nadie -me dijo.
Seguimos caminado hasta toparnos con el muro. Detrás de un montón de arbustos, sacó una escalera de manera construida con restos de madera. La colocó en el muro y ascendió hasta quedar arriba de este. - Vamos, sube.
Subí dudoso y preguntandome lo que estaba haciendo.
Cuando llegue a arriba, me ayudó a sentarme en el muro, luego tomo la escalera y la levanto para pasarla al otro lado. Descendimos despacio y tiro la escalera en el suelo.
La playa estaba al frente y a la izquierda estaba la ciudad, las casas coloridas descendían por la colina hasta terminar con el océano al frente.
Comenzamos a descender por las rocas y los matorrales.
-Eres el único que esta consiente de que tengo esa salida -dijo-. No se lo digas a nadie.
-¿Escapas seguido por aquí?
-No. Aveces cuando no podía dormir, salía y me tiraba en la arena.
Seguimos caminado hasta que llegamos a la playa.
Se tiró en la arena caliente y luego se recostó. Me quede de pie mirando el océano estrellarse con el cielo claro.
Sentí una sensación en mi estomago y recordé Mar, la playa y la última vez que estuve con Albish en ese sitio. -Me siento muy tranquilo aquí, como si ni siquiera fuera yo mismo, como si todo lo que estuviera aquí se quedará quieto, que ni siquiera sea el tiempo algo... -hizo una pausa-. A ti no te importa.
Me volví de inmediato, él se incorporó apoyado con los brazos.
-Si me importa, ¿porqué lo crees? -lo mire frunciendo el entrecejo-. ¿Que es lo que sucede contigo?
Estiró su brazo hasta mi hombro y luego me empujó, perdí el equilibrio y me fui hacia atras. Se puso de pie y luego se subió encima de mi. Sonrió.
Se puso de pie de un salto y salio corriendo.
Me levanté dando tumbos y vi quitarse la ropa, la arrojó por todas direcciones hasta que se lanzó a las olas.
Me quede mirandolo un momento. Brayden no parecía Brayden, una vez más, no aquel que conocía.
De pronto salto salpicado agua en todos en todas direcciones y se echó a correr hasta donde yo me encontraba. Me rodeo con los brazos húmedo y el agua me empapó la ropa.
-Eres un idiota -le solté.
-Ya lo sabía.
Comenzó a desabrochar mi camisa, me la quito de un jalón y luego desabrocho mi pantalón. Lo quito rápidamente y yo me quede sorprendido.
Me deshice del calzado y luego me jalo del brazo con fuerza.
El agua fria me empapó el cuerpo y un escalofrío me recorrió, salto con fuerza entre las olas que chocaban con nosotros y yo le seguí.
Me tomo por los hombros y caímos juntos hasta sumergirnos en el agua que apenas nos cubría hasta el pecho.
Se echó a reír a carcajadas y lo tome por la cabeza para sumergir lo una vez más.
Me tomo rodeandome por el pecho y se dejó caer atrayendome junto con él.

QUÉDATE CONMIGO© #2 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora