Epílogo: Quédate Conmigo

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Hundí mis dedos descalzos en la arena tibia, no me percate cuando fue que el sol se había ido por completo y la luna brillaba con fuerza, hacía que la arena se viera blanca.
Me dolía pensar que le había roto el corazón a Brayden, que le había dado una posibilidad de que estuviéramos juntos. Sinceramente, en ese momento yo estaba consciente de que quería estarlo, y fuera de todo él era una parte fundamental de mi, desde que se quedó conmigo en la escuela, y la relación que había entre nosotros se volvió más fuerte. También, sentía que no iba a estar bien, y así, ya estaba mal, decía que conmigo se sentía mejor y se podía sentir como el mismo.
La realidad era que Albish seguía en mi, tan fuerte como la primera vez, y ahora que no tenía que pensar en nada más que lo que debía hacer, lo extraño, incluso cuando fui hasta a su habitación, justo en ese momento sabía que no había cambiado nada, estando cerca de él, me envuelve tan fuerte pasado por toda mi piel. Quemando cada parte de mi ser, me hace caer a sus pies. Me hundo profundamente en su ser.
No había hablado con él desde lo que sucedió esta tarde, ni siquiera lo había vuelto a mirar, me sentí mal, por Brayden y por lo que le puede suceder.
Debía analizar con cuidado lo que iba a decirle, lo que le iba a pedir. Esto era la última vez que pasaba por esto, y sería diferente por que ahora estaríamos más cerca, viviendo juntos.
El silencio sepulcral fue interrumpido por los pies moviendo la arena al caminar. Me estremecí, y tome aire mientras los nervios subían por mi estómago, haciendo un nudo en mi garganta y el escalofrío me recorría la espalda.
Me abrace las piernas con fuerza. Camino cerca de mi y se detuvo delante, las olas sumergieron sus pies descalzos. Tenía el pantalón de mezclilla hasta las pantorrillas y la camisa se le volaba con la brisa perezosa. Quizá, estaba desabotonada, pero solo veía su espalda.
Se dio la vuelta despacio y me miro. Sus rostro blanquecino por la luz era perfecto, sus labios formaron una sonrisa y levanto los grandes brazos al frente invitando me a unirme a él.
Vacilé un momento, me puse de pie dando tras pie y camine hacia él. Sus manos sujetaron las mías. La camisa se agitó con el viento y dejo ver su pecho.
Me arrastro hacia atrás, y el agua me mojo los pies, siguió moviéndose adentrándonos más al mar, el agua comenzó a mojarme los pantalones, y a él los suyos. No deje de mirar su ojos grises en ningún momento por que era tan hermoso, estar tan cerca de él.
El malestar se movía en mi pecho, y el nudo calaba más.
Sus labios rojos sonreían, era tan perfecto.
El agua me mojo la espalda y me pego un escalofrío. Me quede quieto.
-No tienes que hacer nada -sus voz también era magnífica-. Se que lo que dijiste, solo lo hiciste para detenernos. Solo no quiero que estemos así, evitandome.
-No estoy evitando te. Solo pensaba en si había tomado la decisión correcta -le dije. Sus labios se volvieron una línea delgada-. Le rompí el corazón a alguien y no se siente nada bien.
Las olas nos hacían agitar nos.
-Entiendo perfectamente lo que sientes, se que lo amas -sus manos apretaron las mías. Tibias, grandes y suaves.
Me aclaré la garganta y prepare lo que tenía que decir.
-Nunca antes había ocurrido algo en mi vida, algo tan especial como para que me marcará. Nada. Un chico que vive con su madre, de aquí para allá, haciendo lo que me corresponde para compensar lo que mi madre hacía por mi, era un buen estudiante, el mejor. Gane esa beca que acepté para quitarle un peso a mamá y cuando llegue aquí, era una escuela muy distinta a la convencional, estudiar, trabajar y vivir aquí. Pero no sólo fue eso, fue haberme dado cuenta que lo creí jamás fue real, nada, y mi mundo se puso de cabeza pensando en ti, querido te cerca y alejando eso que sentía, todo era un pesadilla. Pensaba en ti, te miraba pasar, y te odiaba por hacerme sentir tantas cosas, lo peor, eras un chico misterioso, y todo ese misterio me atraía, queriendo saber cada vez más sobre ti. Me enamore de ti -hice una pausa-. Te ame, y nunca antes había amado a un chico, nunca antes me había preocupado demasiado, nunca había deseado a alguien tan intensamente. Me convertí en el chico enamorado, me volví en ese chico valiente, me convertí en un monstruo que hizo algo que jamás se le ocurrió que haría. Te clavas te en mi tan dentro, que a pesar de hacer todo, y luchar con mis pensamientos, nunca te fuiste de ellos. Una y otra vez pensé que te había olvidado, y cada vez, aparecías, era estúpido -Fruncí el entrecejo-. Pasando a mi lado con tu rostro perfecto, tu voz, todo tu ser que siempre desee, y a ti no te importaba verme caer, justo como ahora, que te veo junto a mi, no quiero despertar y saber que no estás más, no quiero volver a pasar por esto.
-Me sentí el hombre más feliz cuando te escuché decir que me elegías a mi. Tomé decisiones, que, pensé, eran las correctas, no importaba nada más que dejarte fuera de todo lo que me rodeaba, mantenerte a salvo era lo que yo quería. Por mi, tuviste que hacer tantas cosas, se lo que hiciste y como te a tormentas te tanto tiempo, me salvaste. Yo solo fui tan egoísta pensando solo en mi, y te deje de nuevo, planeé unas cuantas cosas pero tu te adelantaste a decidir terminar por completo. Te lastime tantas veces. Me merecía verte pasar con otro, me lo merecía por dejarte ir a sí -Suspiro-. Pero ahora, estoy seguro de que ahora estas aquí, y me estas mirando. No puedo dejarte ir otra vez, nacimos para estar juntos. No fue casualidad que llegarás a mi vida y todo lo que pasamos juntos, sobrevivimos, eso debería ser la prueba de que debemos estar juntos...
-Tengo miedo -trague saliva-. Siempre, cada vez que te veo en mis sueños, era algo que no puedo tener.
-Me tienes aquí, y no ve voy a ir a menos que me lo pidas -me atrajo un poco más hacia el.
Me aferre a sus brazos con fuerza.
-¿Cómo puedo confiar en ti? -susurre con el llanto a punto de salir. Apreté la mandíbula para ahogarlo.
Se río, pero fue una risa nerviosa.
-Con todo lo que hice, no creo que pueda pedirte una pauta y que me creas, pero, déjame quedarme contigo.
-Esa es la pregunta mas importante, ¿Quieres quedarte conmigo? Es la última vez que te la hago, es la última vez que pasamos por esto, te juro, que si te vas, yo me voy con mi madre lejos de aquí, lejos de ti y no me volverás a ver jamás -baje la mirada y luego me libero.
Tomo mi rostro y levanto despacio hasta mirarlo de nuevo a los ojos, se acercó un poco más y sentí su aliento. Mi cuerpo tembló.
-Quiero quedarme contigo para siempre, y si no es para siempre, para el resto de mi vida. Te amo. Perdóname por ser quien soy, por todo lo que he hecho, y por pensar en mi, no en ti. No en ambos -susurró. Y su aliento fresco me quemó los labios. Olía a menta y estaba caliente. Me estremecí.
-¿Porqué me castigas así? -le pregunte. Sonreí.
-No, aquí estoy. Puedes hacer conmigo lo que quieras.
Pase mis brazos por detrás de su cabeza, y lo empuje contra mi. Contra mis labios, lo besé con fuerza, con tanta fuerza. Los movimientos eran míos, su lengua buscaba la mía con desesperación mientras el fuego me inundaba la garganta, el fuego que subía por mi pecho, palpitaba y me quemaba.
Mis brazos fuertes lo atrajeron hacia mi, y sentí su cuerpo junto al mío.
Sus manos se movieron por mi espalda, descendió despacio hasta pasar por mis piernas y luego me levanto con fuerza. Rodeé con ellas su cintura.
Su aliento de menta me envolvía, y me hacia derretir me despacio. El fuego se movía por mi cuerpo, y en aumento, se que a él lo quemaba también. Sus manos me sostenían con fuerza. Con tanta fuerza que ya no sentí nada más que ese fuego. El que siempre sentí desde el principio, y que se había quedado dentro de mi para siempre, y lo estaría durante el tiempo que esto durará.
Sus labios dulces y suaves seguían aferrados a los míos, su cuerpo contra el mío. Ese momento era tan perfecto, tan auténtico, como un sueño. El escalofrío y el fuego eran como mi cuerpo, y poco a poco me convertía en uno mismo con él.

QUÉDATE CONMIGO© #2 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora