CINCO

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Estaba seguro de que debía ser alguien que perteneciera a este edificio, pero no paso tanto tiempo en el que el baño se quedo totalmente vacío. Alguien debió haber visto algo. O alguien.
Un escalofrío me recorrió al volver a leer la pequeña nota, las marcas de los escritos se notaban, alguien había empuñado con fuerza el bolígrafo, las palabras estaban a punto de traspasar el papel arrugado. Lo que me aterraba más, era el hecho de que me estuvieran vigilando.
Al menos Ben solo me molestaba, me daba golpes y ese tipo de cosas, pero esto era muy diferente y me daba más miedo que alguien estuviera detrás de mí, en todas partes, hasta dejarme una nota donde me lo comunicaba, eso sí era bastante malo.
Cruce la puerta del baño y me detuve a inspeccionar el pasillo, di un par de pasos hasta la escalera que estaba completamente vacía. Me dirigí a la sala: quieta y en silencio.
Regresé despacio hasta la puerta de mi dormitorio y abrí la puerta. Cerré detrás y me quede de pie con la espalda pegada a la madera fría de ésta.
Apreté en mi puño la bola de papel, Albish estaba acostado en la orilla de mi cama, sobre su lado como lo había hecho la noche anterior.
La nota no tenía porque significar algo, yo estaba seguro de lo que sentía por él. Nada ni nadie podía quitar me lo así como así, con unas simples palabras en papel. Había pasado por cientos de cosas mucho más peligrosas y aterradoras en el poco tiempo de que conozco a mi novio, y ahora una simple nota me ponía a temblar, eso era ridículo.
La nota no debía hacer la diferencia, y no me parecía que Albish debía enterarse, más por que lo conocía lo suficientemente para saber que él si podría hacerle caso, y alejarse una vez más de mi, lo que yo no quería que sucediera. Tal parecía que la vida se empeñaba en mantenerlo lejos de mi, pero yo ya no lo permitiría, lucharía por estar con él. Descubriría lo que sucede y quien es el responsable de la nota.
-¿Estás bien? -Albish me regreso a la realidad-. ¿Te sucede algo?
-No, es solo que, me invadió un pensamiento.
-¿Qué? -sonrió.
Di un paso y solté la bola de papel al piso, con el otro paso la empuje y luego con otro hasta que entro debajo de mi cama.
Apague la luz y me deslice por el colchón hasta mi lugar, me acomode para estar frente a él y lo observe con cuidado mientras me estrujaba los sesos encontrando la escusa o palabra que no me delatara en mi mentira.
-Lo que paso con, Zarth. ¿Estas bien?
-Jonathan...
-No -interrumpí-. Ustedes son, amigos. Y creo que estoy siendo muy egoísta. Debes buscar una solución...
-No quiero hacer nada que te lastime a ti, él tiene un problema contigo y Kyle, él no lo entiende, esta sumido en una desesperación por alejarlo de ti, y no comprende todo el daño que hace -me soltó.
-Me siento responsable.
-Pues no lo hagas -Sus labios se acercaron a besarme.
Pasó una de las manos por mi cabeza y la otra me envolvió y me atrajo hacia él. Su cuerpo tibio se unió a mi contacto. Sus labios se unieron con los míos con una fuerza anti natural, parecía sutil, firme, pero sus labios se moldeadas con los míos y sus lengua buscaba la mía en un intento desesperado. Su aliento fresco y dulce se movía por mi garganta.
Pase mi mano por sus pecho perfectamente delineado.
Se movió rápidamente para colocarse sobre mi, cerré mis puños sobre su cabeza.
La nota ya no me importaba, no significaba nada y nunca lo haría. Disfrute de ese momento, tenía que hacerlo, era lo que yo quería. Estaba seguro de que quería hacer esto con Albish, ya no quería parar.
Lo sabía porque el calor que me ahogaba, se extendió por mi pecho, y comenzó a arder con más intensidad al ritmo en el que Albish me besaba y su lengua se enredaba en la mía. Un escalofrío me hizo temblar y moví mis manos por su espalda, descendí despacio.
Me derretía, me envolvía en un manto de Fuego que me hacía perder los estribos y haciéndome sentir cosas en lugares que me tenían sin cuidado. Nos unía a ambos en un caldero de deseo y pasión del que era tan difícil escapar.
Le devolví el beso con descaro, y deje que el fuego se apoderará de mi, me quemaba las entrañas. Hice figuras con mis dedos por la superficie de la piel en su espalda.
Sentí las cicatrices de las heridas que mi padre le provocó el verano pasado, las recorrí despacio , y una oleada de agonía aparecía, pero el fuego la alejo casi de inmediato, y mis manos (guiadas por el deseo y el fuego, y el placer que sentía) pasaron hasta su ropa interior, metí mis manos debajo de ella, empuje para descender su ropa interior.
Albish me ayudó a quitársela, con una mano los moví hasta que sus pies hicieron el resto del trabajo. Sentí su masculinidad sobre mi estómago, mi cuerpo tembló ante la sensación.
Libero mis labios despacio para tomar aire:
-¿Quieres...?
-Si, quiero hacerlo. Hazme saber que tú también lo quieres.
Pasó sus manos por mi estomago debajo de él, hasta llegar hasta mi ropa interior, la bajo despacio hasta quitarla por completo.
Se levantó y se apoyo con las manos en el colchón, su lengua me recorrió el cuello y paso por mis pezones, despacio. Descendió hasta mi ombligo.
Me retorció ante el camino, me queje ante las sensaciones que nunca antes había sentido. Descendió mucho más, hacia mi desnudez. Mis entrañas se quemaban de placer, solté un quejido, el cosquilleo que me provocan a era exquisito...

QUÉDATE CONMIGO© #2 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora