TREINTA Y CINCO

76 11 0
                                    

La verdad era que nunca me había subido a un avión. Nunca en lo que iba de mi vida lo había hecho ni pensaba hacerlo, y aunque pensé que sería como sentarte en un automóvil y abrochar te el cinturón, mantenerte quieto y simplemente esperar a llegar a tu destino, era falso.
Estar sentado ahí, pegado al muro y a la ventanilla, se sentía raro. Por los nervios viajando por mi piel, mis manos aferradas al asiento. Mi respiración exaltada y fuera de todo, tenía miedo de volver a encontrarme con... Mi padre.
En el peor de los casos estábamos expuestos a ser capturados antes de llegar, por Strider, que seguía sin entender, ¿que tenía que ver yo con todo esto? ¿Qué tenía mi Madre que ver?
La ansiedad me carcomía las entrañas y sentía el malestar en el estómago como si estuviera a punto de vomitar.
Una luz de esperanza seguía dentro de mi, me aferraba a ella como me era posible, ahora que sabía que ella estaba bien, me sentía mejor.
Pensé también que estando arriba, por un momento me relajaría , pero en realidad solo sentía que conforme el tiempo avanzaba, yo me sentía más mal.

El avión aterrizo y yo estaba seguro de haberme quedado arriba por el mareo instantáneo que me pego.
Albish apareció con Emerick, y en el suelo, había un par de camionetas. Albish me sujeto por el brazo y me arrastro hasta una de ellas, me arrastro por que yo estaba perdido, aún aturdido.
Emerick se sentó a mi lado, y luego comenzamos a movernos.
La segunda camioneta se colocó delante de nosotros. Un hombre manejaba la camioneta, y otro más de copiloto, este último tenía su arma grande bien aferrada a él.
Me temblaban las rodillas y no estaba seguro de lo que sentía en si, la ansiedad seguía moviéndose por mi.
-Después de lo que sucedió en Mar, luego de la explosión -sus ojos me miraron descifrando si debía continuar con eso-. Puedo decir que fue la pauta para que el mundo supiera que Mar estaba ahí, seguía con vida. Y lo que alguna vez fue, ahora esta de regreso -comenzó a decirme-. Recibí un poco de apoyo de las autoridades, pero, Emerick fue quien se quedó todo el tiempo. Estaba ahí, ayudándome y poniendo un poco las cosas en orden con el asunto. Andrew, el padre de Brayden, estuvo trabajando con nosotros para seguir el rastro, ya que tenía que ver con lo que pasó en su hogar, con Brayden.
-Si yo hubiera escuchado antes, todo lo que habías pasado hasta ese momento en que te conocí... -dijo Emerick, hizo una pausa-. Mereces un poco de regreso, de lo que la vida te ha quitado. Sabes que tienes todo mi apoyo.
-Lo se -respondió Albish.

El me había dicho que cuando esto se terminará, me iba a llevar lejos de aquí, lo más lejos posible. No quería pensar en que eso podía tratarse de algo más allá... En realidad, no estaba seguro de la intención. Primero que nada, debía seguir con vida para ir con mamá. Al menos para abrazarla.
Las calles fluían con tráfico. Hacía calor dentro del auto y a pesar de las ventanillas medio cerradas, y aire acondicionado, yo sudaba y me retorcía en el asiento, inquieto y nervioso.
Iba a encontrarme con ese hombre, el que intento matar a Albish, a mis amigos y a mi, y que me volví un asesino por su culpa para poder salír de ahí. Ése hombre que, la gente decía que era mi padre, pero en realidad yo no recordaba nada de él , quizá, el parecido de sus ojos con los míos, aunque solo existía un parecido en su color. No recordaba nada más allá que lo mi madre me había contado, pero, no era más que sus actos malévolos y que era el responsable de la muerte de los padres de Albish, eso. Nada más allá que le pudiera retribuir. Era una gran mierda, y como él lo dijo una vez, es mierda y la mierda apesta.
Apesar de mis intentos por mantener la mente fuera de discusión con mi yo interno, externo, del presente y pasado. Aunque el futuro era más grande, me sentía mal por haber dejado las cosas así, extrañaba a Brayden,
Albish movio su mano despacio por encima de su rodilla, y luego sus dedos se colocaron encima de mi mano. Mire por el rabillo del ojo, y me encontré con su mirada, sonrió.
Apreté la mandíbula, era demasiado extraño estar de esta manera, no habíamos hablado de nada, nada más que esto. Escuche esa conversación con Brayden mientras aparentemente estaba durmiendo, y el, tampoco a preguntado lo que sucede entre él y yo, seguro Brayden se lo dijo en esa conversación.
Moví mi mano y tome la suya, apreté con fuerza. Siguiendo mi movimiento, sus dedos apretaron fuerte y se quedaron ahí.

QUÉDATE CONMIGO© #2 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora