DIECISÉIS

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La brisa soplaba con fuerza que me calo en la piel. Un escalofrío que me retorció el cuerpo. Abrí los ojos de una, con una ola de pánico, preguntándome que había sido de mi, pero la luz me cegó y la cabeza me palpitaba como si tuviera un corazón en justo en el centro del cerebro.
Me sentí tan cansado, me dolía todo el cuerpo, intentaba moverme para saber donde se encontraban mis piernas, mis brazos.
Sentí la arena bajo mi piel, e intenté incorporarme con fuerza, el aturdimiento y el mareo tardío me hizo caer de nuevo.
Abrí los ojos despacio e intente acostumbrarme a la luz del sol, levante la mirada y las nubes eran tan brillantes que me dejaron ciego, más bien la luz lo había hecho. Estaba desnudo, en ropa interior y mi cuerpo lleno de arena.
-Relájate. A no ser que quieras vomitar -escuche la voz de Albish y levante la mirada buscando lo. Estaba sentado a mi lado con la espalda recargada en una roca.
Me apoye con los codos y me incorpore despacio, luego me hice para atrás para recarga me a su lado mientras que el aturdimiento me invadía por el esfuerzo, como una capa de tela me cubriera, se me borró la mirada, me latian los oídos y me dolía la cabeza. El mar estaba como a unos quince metros de nuestra posición, mire a mi alrededor pero no reconocía la zona, recordé la escena de ayer pero me pareció familiar.
-¿Dónde estamos? -pregunte y mi voz ronca fue como un suspiro.
-En la playa, como a unos veinte minutos de donde estábamos ayer -respondió sin ganas. Le eche una mirada por el rabillo del ojo.
Su cabello estaba alborotado, se le movía con la brisa del viento
-¿Y la escuela? ¿Tu me trajiste hasta aquí? -dije sin mucho sonido en mi voz.
-Si. Te echaste a correr y luego te tiraste sobre la arena, a unos metros del oleaje... -hizo una pausa y luego se volvió hacia mi. La piel debajo del ojo derecho, hinchada y adquiría un tono púrpura.
-¿Que te sucedió? -me moví a él estire mi brazo. Lo tomé por la barbilla e inspeccione su rostro.
-¿El te gusta? -dijo. Liberé su rostro e intenté pensar a que se refería.
Me estruje los sesos buscando una respuesta, luego, apareció como un balde de agua fría, analicé su mirada y diciéndome a mi mismo lo estúpido que había sido luego de que me había dicho todas esas cosas.
Recordé cuando Brayden me levanto por mis piernas y yo abracé su cintura con ellas, luego cuando nos besamos, aquel deseo y aquellas sensaciones me recordaron a Albish, cuando mire, realmente imaginaba que lo estaba besado a él...
-No.
-¿Es por él que tu ya no sientes nada por mi? -Sus ojos estaban fijos en los mios. La confusión que sentía no me dejaba pensar, con el resto de la borrachera.
-¿Te peleaste con Brayden? -Busque en su expresión una respuesta, desvío la mirada-. ¿Él te hizo eso? -le pregunte frunciendo el entrecejo.
-No, no te preocupes. Yo fui quien le dio primero, él no se defendió, en realidad, el resto lo defendió a él.
Estiró su brazo hasta alcanzar mi mano, su piel cálida me provoca aquella sensación.
-Yo lo bese, yo se lo pedí, pero te visualice a ti, eras tu, tu sabor y ese fuego que me consume... Te deseaba tanto en ese momento, después de que te bese...
Tomó mi mano y me atrajo hacia él, con fuerza y delicadeza. Estiró su brazo y me levanté sobre mis rodillas.
Lo miré fijamente, su ojos grises tenían ese brillo como su estuvieran iluminados desde adentro.
Me moví hasta sus piernas, me senté en ellas, me libero y me tomo por la cintura, le pase una mano por el cabello enmarañado y luego descendí suavemente por su rostro, toque sus labios. Sus dedos recorrieron la piel de mi espalda. El fuego ardía en mi interior y sentí que no importa nada de lo que había pasado nada de lo que había hecho tenía significado más que lo que sentía en ese momento.
Me pegue a sus labios y se movieron con fuerza. La garganta me quemó al igual que mi interior. Pase mis manos por su pecho, arranque los botones de su camisa. Acaricie, sus piel caliente y ambos nos sumergimos en un caldero hirviendo, nos estábamos quemando.
Se impulso con fuerza y me tomo de las piernas para acomodarse encima de mi. Paso sus dedos hábiles por mi ropa interior y tiro de ella, despacio, la saco por mis piernas.
Le quite la camisa a jalones y pase mis manos por su espalda hasta su trasero.
¿Dónde estará Brayden?, pensé.
Abrí los ojos y luego me despegue de sus labios. Lo miré fijamente y me sentí mal, egoísta, como si estuviera haciendo esto por sacar este fuego de mi ser.
-No puedo hacer esto. No nos hagamos esto, te amo, Albish...
-Esta bien, al menos, ahora estoy consciente de que aún sientes algo por mi, mientras ese fuego arda, aún te puedo recuperar.
Se puso de pie y me tomo por los brazos para levantarme. Me sentí extraño por mi desnudez.
Lo mire fijamente y el se volvío de espaldas y se puso su camisa. Tomé mi ropa y me la puse, luego tomé mis pantalones sucios y el calzado.
No estaba mi playera y no recordaba en donde la había dejado.
-¿Quieres regresar? -pregunto.
Si -asentí despacio.
Caminamos en dirección a la escuela por la playa. Me quite el calzado para que no fuera tan incómodo. Albish camino a mi lado en silencio.
Había estado a punto de hacer algo que mi piel pedía a gritos, pero no quería hacerlo de esta manera sin estar consciente las consecuencias, amaba a Albish, y por eso terminamos, para que ambos estuviéramos a salvo de lo que sea que tuviéramos encima.
Liberarnos de esa manera solo podría significar que solo queríamos sacar el deseo sexual...
La resaca no me iba bien, me hacía pensar cosas demasiado pasadas de tono, incluso tal vez, ni siquiera estaba consciente de mi mismo.

QUÉDATE CONMIGO© #2 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora