DOCE

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La luz pálida se extendía por el suelo. Mi corazón dio un vuelco cuando vi a a Albish de pie frente a mi, pero de pronto se alejo, un paso más atrás que el otro hasta que la luz dejo de iluminar lo.
Alguien me tomo de la mano, sentí la calidez de su piel, pero de pronto la luz se apago.
Sentí que caía por la oscuridad, y la mano me sujetaba fuerte, pero no lo suficiente para detener mi caída.
Mis ojos se acoplaron a lo negro y vi a Kyle, intentando sostenerme.
Caí sin detenerme y un dolor me recorría las entrañas, luego, choque con el suelo.
Unos brazos me sostuvieron despacio y la luz iluminó una vez más, aunque no estaba seguro de quien me cargaba. Estaba abrumado y no podía ver con claridad a causa del aturdimiento.
Levanté la mirada y vi el cuello marfilado de Brayden.
Fruncí el entrecejo cuando lo vi.
De pronto, una sombra se acercaba hacia nosotros, la luz lo delataba y amenazaba con lastimar nos.
Un dolor. Agonía.
Unas manos me aferraron, con fuerza y abrí los ojos totalmente despierto...

Solté miles de golpes al aire, me atragante intentado respirar y asegurarme de estar vivo.
La oscuridad era infinita, y una sombra estaba encima de mi con las manos bien aferrada a las mías. Estaba tan asustado, sentí como la desesperación me arrebataba el aliento
-¡Jonathan! ¡Tienes que calmarte! - me ordenó la voz.
-¡Suéltame! ¡Suéltame! - escupí con rabia y terror.
-Soy yo, no voy a lastimarte.
Me derrumbe totalmente sin poder defenderme y descubrí a Brayden de pie junto a mi, con las manos sujetando las mías.
Me incorpore de un salto, y encendí la luz.
Tenía la cara sucia, el cabello enmarañado y grasiento. Un buen golpe le decoraba la cara y el labio partido machado con sangre.
Colocó las manos al frente como si se rindiera.
-¡¿ESTAS LOCO?! ¡¿QUIERES MATARME DEL SUSTO?! -lo acuse con los ojos llenos de lágrimas.
No me había percatado de que las lágrimas de la desesperación me recorrían las mejillas. Tenía la mandíbula apretada.
Sus ojos me analizaron un momento, no mostraba ninguna emoción.
-Por supuesto que no, vine a hablar contigo, pero te escuché gritar y creí que estabas en problemas -me explicó-. ¿Estás bien?
Asentí agotado y me senté en la orilla del colchón.
Brayden se sentó en el colchón de enfrente y me miró fijamente con la expresión preocupada.
Baje la mirada al suelo recuperando el aliento y la respiración.
Sentí que algo hacía clic en mí, y recordé que Brayden había desaparecido.
-¿Estás loco? -volví a preguntar.
-Ya me preguntaste eso... -repuso.
-¿Dónde Diablos te metiste? ¿Qué fue lo que te sucedió? Estás hecho un asco, y te golpearon. ¿Eso es lo que intentas? -repuse. Incluso yo, no sabia lo que quería decirle.
-Estoy bien.
-Brayden... ¿Dije algo malo? ¿Que fue lo que pasó ese día en el muro? He intentado descifrar que fue lo que te puso así -Era cierto. Me sentía extraño, tenía un nudo en el pecho, estaba asustado.
-¡No! Es mi culpa, no tiene que ver contigo -respondió.
Lo observé, seguía intentando analizar su expresión y sus emociones, pero no mostraba nada. Incluso su expresión era serena, los ojos bien abiertos y los labios entreabiertos.
-Es difícil de explicar, es la verdad. Me es muy duro intentar hablar de esto con alguien, creí que podría hacerlo contigo... Quisiera decirte toda la verdad -Bajo la mirada al piso-. No puedo.
-Brayden, no entiendo nada -le respondí.
-Quiero explicártelo -puso los ojos en blanco y la mandíbula se le tenso.
Se levantó bruscamente del colchón y se llevó las manos a la cabeza. La frustración parecía invadirlo.
Paso de estar tranquilo a estar desesperado.
-Quisiera, pero no puedo decirte nada -continuó-. No quiero involucrar te en algo tan delicado...
-¿Viniste a hablar conmigo o a que?
Me puse de pie y me acerque a él. Le pasé la mano por la espalda y se volvió a mi. Sus ojos se volvieron penetrantes y oscuros.
Le pasé el dorso de mi mano por el río de sangre que se formó en el labio inferior.
-Jonathan, no puedo decirte, a un que quisiera, es mucho más complicado de lo que crees -dijo en voz baja.
-¿Porqué estas aquí entonces? - le solté.
Tomó mi mano con fuerza y la alejo de su rostro, me estaba lastimando.
-Si tu supieras, todo, si al menos comprendieras que me sucede, y...
-No puedo entenderte si no me lo dices -inquirí.
Caminó hasta el mueble. Se apoyo con los brazo y miro al frente.
-No se porque vine, yo solo quiero decirte que lamentó mucho todo. No quiero que me comprendas, simplemente que no creas que soy un demente.
Me puse de pie. Y camine hasta él.
-Creo que ya lo eres... - dije.
Se volvió hacia mi con rabia.
-No quiero involucrarte en mi vida, no quiero hacerte daño.
-¿Me lastimarias? Hazlo, de verdad, ya no me importa, en todo caso todo el mundo lo hace no se porqué tu tendrías que ser la excepción...
Dio un paso y luego otro. Me tomó con fuerza de los brazos y me empujó hacia atrás.
-Yo, he asesinado a alguien -la última frase me recorrió la cabeza cómo un hielo por la piel.
Sus ojos me miraron por un momento intentando descifrar mi expresión. Me soltó despacio y luego se quedo de pie inmóvil.
Me recorrió con la mirada y sentí como se me congelaba la piel, sentí terror y analicé su mirada oscura.
-Yo también -admiti.
Abrió los ojos como platos al escucharme.
-Jonathan, no estoy bromeando...
-Yo tampoco lo hago, asesine a dos chicos, con mis propias manos. Los asesine. Y... -sentí como me quebraba despacio-. Los asesine, salvando a mis amigos, cada noche sueño algo diferente, algunas veces recuerdo eso, y me siento muy mal...
Las lágrimas me recorrían las mejillas.
-Es algo que vivira conmigo para siempre, y lo recuerdo en las malditas pesadilla.
Estaba llorando, y no podía dejar de hacerlo.
Brayden me observó con el ceño fruncido un momento y luego se acercó a mi, vaciló un momento. Me rodeó con un brazo y me atrajo despacio hacia él.
-No lo sabía, lo siento mucho, perdoname. Yo no quería que tú... lo lamento -respondió atropelladamente.
Un dolor me carcomia el pecho. Realmente quería que me abrazara, y que se quedara conmigo así. No por que lo quisiera a él, sino porque me hacía falta un abrazo, que algúien estuviera conmigo.
Una imagen fugaz apareció en mi mente. Albish.
Apreté los ojos y las lágrimas me recorrieron las mejillas con más fuerza.
Sentí una de sus manos en mi barbilla, levantó mi rostro despacio.
-No quiero que llores -susurró-. No tenía idea que el daño era mucho mayor.
Me alejó amablemente de él y me encaminó hasta la cama, me senté en la orilla del colchón y luego él se quedó pie analizando mi expresión.
-Voy a ducharme, no me tardaré y luego...
-Quédate conmigo, esta noche -Suspiré. El dolor en el pecho estaba ahí, me abraze esa parte y lo mire fijamente.
Estaba demasiado triste como para decir algo más. Confesar que asesine a alguien era una cosa, pero recordarlo era mucho peor. No había tenido tiempo para ponerme a pensar en que tan triste me sentía con todo lo que tenía.
-No me tardó.
Se marchó por la puerta y yo me recargue hasta el muro, me cubrí con la sábana y espere sin pensar en nada más.
La puerta se abrió luego de casi diez minutos y entró, con el cabello escurriendole, el pecho y los brazos húmedos.
-Decidí secarme aquí, para no dejarte más tiempo solo -dijo.
Sonreí y lo observe mientras quedaba desnudo.
Se quitó la toalla de la cintura y recorrió su cuerpo con ella para secarlo; desde los pies, ascendiendo por sus largas piernas y su entre pierna.
Mi corazón se agitó de manera sorprendente mientras mi mente pensaba demasiado rápido. Me volví de inmediato hacia el otro lado.
La verdad es que hace mucho tiempo no había pensado de esa manera sobre nadie, la última persona fue Albish aquel día que lo hicimos y la última vez que pensé de esa manera.
-¿Puedes prestarme algo de ropa? -pregunto.
-En el segundo cajón tengo ropa interior, y arriba esta la ropa -dije.
Luego se acerco hasta el colchón y se subió, se sentó a mi lado y recargo su espalda en el muro.
Me volví a verlo y luego analice su rostro un momento. Sus ojos miraban al frente y luego me miraron por el rabillo. Sonrió.
-¿Albish... estaba consiente de que tienes pesadillas? -pregunto.
Asentí.
-¿Aun así decidio dejarte con todo el peso, con un extraño acechando de cerca? -Su voz hizo eso en mi cabeza.
-Albish no es el malo, el no me dejo, el tampoco es responsable de lo está sucediendo...
-Quizás no, pero, aquello que me contaste sobre ustedes y tu padre es algo muy serio y muy complicado, es algo que te marca y... -estiró el brazo y me tomo del hombro-. Yo no te dejaría.
Abrí los ojos como platos cuando escuche esa frase.
-Es decir, a pesar de todo no te dejaría solo con esa carga, me quedaría contigo, saldríamos adelante, después de eso, lo demás es cualquier cosa.
Me abrace el pecho mientras el nudo me hacía un dolor en el. Tomé una bocanada de aire.
-Es muy complicado...
-No lo es, me parece que es un cobarde, se rindió demasiado pronto, ambos...
Baje la mirada.
Sus dedos me tomaron la barbilla y levanto mi rostro.
-No quiero hacerte sentir mal, Jonathan, yo solo te digo lo que pienso.
-Lo sé -agite la cabeza.
-Jonathan, - me tomó de la mano y la apretó con fuerza-. No te castigues por eso, lo que hiciste fue muy valiente, salvaste a tus amigos, salvaste a Albish y si no moriste fue por que la vida te está recompensando, te está dando una segunda oportunidad para que vivas. Debes perdonarte a ti mismo, perdonarte y estar consiente de que lo que hiciste salvo la vida de muchas personas.
-Brayden, es que... no puedo hacerlo, esa imagen esta en mi cabeza y la veo cada noche -me eché a llorar-. El terror es parte de mi vida, estoy aterrado cada que me levanto pensando en que alguien está cada vez más cerca de mi...
-No. Yo estoy contigo, se que soy desesperante. Mi mal genio y mis impulsos son peor y me encanta hacerte la vida imposible, pero, después de todo eso y mi faceta de chico malo, esta la parte en la que no te dejare solo, incluso si debo mudarme aquí contigo, te voy a defender de quien quiera hacer te daño... Debería dejar de hablar, vine a despertarte y seguro que estas muy cansado. Yo...
-No me importa. Quédate Conmigo esta noche, olvidemos todo y solamente durmamos...
Asintió e hizo una media sonrisa.
Lo tome de la mano y me recosté en la cama, se acostó a mi lado y luego acomode la sábana para que nos cubriera a ambos. Apague la luz y me volví de lado.
-Voy a olvidarme de todo por esta noche -susurro.
De pronto me rodeo con el brazo de la cintura y me atrajo hacia el con fuerza. Sentí su cuerpo pegado al mio y luego su aliento cálido me acarició el cuello.
-No me importa, solo por esta noche -volvió a susurrar.
Cerré los ojos completamente cansado y lo tome de la mano.

QUÉDATE CONMIGO© #2 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora