05: El Amor y Lo Desconocido

357 46 5
                                        

Estaba boca arriba en su cama mientras reflexionaba, sus pensamientos lo llevaban lejos y lo hacían imaginar algo que nunca había experimentado. Amar a alguien era, ciertamente, algo muy nuevo.

Pero, ¿quién podría hacerle sentir así?, no se había parado a pensarlo. Siempre lo ignoraba, las únicas personas por las que albergaba sentimientos eran sus padres y Jay, además de los padres de su amigo.

Estaba bastante claro que Jay no lo hacía suspirar, ni mucho menos provocaba que su corazón saltara como loco. Ya lo había intentado, su mejor amigo no ocasionaba esas cosas...

Entre sus compañeros, bueno, ninguno le caía realmente bien. Entre los y las chicas del Consejo todos le eran indiferentes, incluso habiendo algunos y algunas alfas bastante simpáticos. En toda la escuela no había nadie en absoluto. Por su vecindario, ummmm, no, no había nadie interesante.

Le molestaba el haber querido sentir aunque fuera una pequeña ilusión por alguien, ¿cómo era posible que a sus dieciséis, casi diecisiete años no estuviera enamorado o ilusionado con alguien? Hasta el egocéntrico de su mejor amigo estaba enamorado. Qué ridículo. En serio no lo entendía.

En el momento en que se dió cuenta que probablemente su vida amorosa nunca existiría y que se quedaría solo, inconscientemente gruñó. Empezaba a sentirse molesto y no sabía si desesperarse o golpear a alguien para desfogarse.

De imprevisto quiso llorar de impotencia, y de verdad se quería forzar a sí mismo a hacerlo. Pero simplemente era imposible de hacer. Su corazón comenzó a latir rápido, él se sentó en su cama, estaba sudando, no respiraba bien, su vista se nublaba, las ganas de llorar eran cada vez más y más fuertes y en serio no podía controlarse.

La sensación era horrible, estaba teniendo una de esas malditas crisis de nuevo. Las que casi superaba, pero volvían. Intentó llamar a alguien, a quien fuera, pero su voz no salía de su boca, era como si gritara pero no se oía. Estaba desesperado, no sabía qué hacer.

De pronto, con suavidad Jay entró a la habitación con una bandeja de comida y vasos de jugo. Estaba hablándole a la distancia a la madre de su amigo.

-¡Avísame si necesitan algo! —habló la madre del menor—

-¡Claro tía! —respondió alegre hasta que vió cómo SungHoon se arrastraba para ponerse de pie e ir hacia él— ¡TÍA! ¡ES SUNGHOON! ¡TIENES QUE VENIR! —gritó alarmado—

Dejó la bandeja a un lado y justo cuando el mayor quiso acercarse SungHoon cayó al piso inconciente.

La madre llegó corriendo a la habitación, encontrando a Jay acostando a su hijo en la cama.

-¿Qué le pasó esta vez? ¿La crisis estaba empezando cuando tú llegaste? —preguntó con angustia—

-No lo sé... La verdad, cuando entré ya estaba prácticamente en el suelo. Sólo que esta vez no sé porqué empezó, será mejor dejarlo descansar, yo me quedo a cuidarlo, tía. No te preocupes.

-De verdad te agradezco mucho, le tienes demasiada paciencia y cariño a mi pequeño.

-No es nada, él me salvó de muchas también. Tengo mucho que agradecerle yo a ustedes.

-Bueno, te dejo. Llámame si pasa algo, ¿bien? —la omega acarició maternal el cabello de Jay—

-Claro tía. Yo me quedo y le aviso.

La omega se fue y el mayor de los chicos comenzó a poner paños húmedos en la frente de su frágil amigo. Limpió el sudor de este, y tomó su mano mientras lo veía dormir. Comenzó a soltar un poco su aroma cuando notó que su amigo fruncía el seño, un aroma a café, el cual siempre lograba relajarlo.

Se preguntaba a sí mismo qué pasó con él, qué lo atormentaba tanto para no decirlo y llegar a ese punto. Hoon nunca tuvo un corazón abierto, y era difícil sacarle información propia. No entendía el porqué era así, pero lo respetaba. Solo el hecho de que no se lo dijera le molestaba en sobremanera.

Después de algunos minutos más, las rizadas pestañas del chico con piel de nieve empezaron a revolotear y sus ojos se abrieron con lentitud. Miró a los lados confundido, no recordaba bien lo que había pasado. Luego vió a su amigo sosteniendo su mano con rostro preocupado.

-¿Me pu-puedes po-por f-fa-vor deci-cir q-qué pa-pasó?

-Tuviste otra crisis de ansiedad y luego te desmayaste. ¿Qué está pasando contigo, um? ¿Puedo saber qué te hace sentir así de mal? No me puedo creer que estés llegando a este punto. —acarició su mejilla y lo miró con ternura y preocupación—.

-Y-yo... No sé qué es amar... No sé qué es lo que se siente estar enamorado, y quisiera saber qué es, quisiera poder algún día dejar de ser un inútil sin sentimientos.

-Ya, ¿puedes calmarte? No pasa nada sí aún no te has enamorado. Tienes apenas dieciséis años, no debes preocuparte de eso. Ya algún día te vas a enamorar y va a ser increíble.

-¿Sabes cuál es mi nuevo apodo en la escuela? Me dicen príncipe de hielo. ¿Acaso me veo tan frío?

-Bueno... Pues no le hablas a nadie, y te niegas a socializar, tal vez sea por eso.

-Ja, creo que ahora se diverten con mi actitud.

Jay se recostó junto a SungHoon en la cama y ambos se quedaron dormidos. No despertaron hasta la noche, a veces hacían esas cosas, dormir juntos y no hablar, era como un hobby.

Al llegar la noche el rubio decidió ir a casa y alistar todo para presentarse a las elecciones al día siguiente. Le dió un beso en la frente a su menor, un abrazo a su madre, y un apretón de manos al padre.

SungHoon dijo que saldría a caminar, para liberarse del estrés aunque fuese un poco. Se puso un abrigo y salió pese a la lluvia que había empezado a caer. Caminaba por la acera con tranquilidad mientras las gotas de agua caían en su rostro y él sonreía.

Llegó a un gran parque, iluminado únicamente por los faroles que había en la acera y que colgaban de algunos árboles.

Miraba alrededor y no parecía haber nadie cerca. Comenzó a bailar bajo la lluvia mientras seguía avanzando. Luego de algunos minutos llegó a un bonito lago donde habían algunos peces. Se detuvo y se puso en cuclillas a observar todo.

-También hay paseos durante las tardes y todo el día los fines de semana —dijo un chico en un coreano no tan fluido—

-¡Ah! —a SungHoon lo asustó su repentina aparición— No pensé que hubiera alguien más aquí.

Observó a aquel chico de pies a cabeza aún estando en la misma posición. Era alto y tenía un excelente físico, estaba vestido de manera informal, con una camisa a cuadros sin abotonar y una camiseta negra debajo, con unos jeans negros rasgados en la rodilla, su rostro era cubierto por una mascarilla y su cabeza lo era por una gorra.

-No quise asustarte. Trabajo aquí, pero no quería ir a casa hoy, así que me quedé. No creí que alguien vendría por aquí. Bueno, extraño, ya me voy.

-S-si... Bu-bue-bueno, a-adiós. —se quedó pensando porqué había titubeado—

El otro chico emprendió la marcha hacia el lado contrario y se puso los audífonos volviendo a sus cosas. SungHoon aún seguía pensando porqué no había sido cortante con aquel extraño.

Ice heart [JakeHoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora