Ice heart [JakeHoon]

45: Crime

Después de haber sido perseguido por Kai literalmente por toda su casa durante más de dos horas, aceptó ir con él al centro comercial a ver algunas cosas para los nuevos cachorros.

Al fin y al cabo, habían pasado ya tres semanas desde que Huening logró sacarlo de su habitación y con los días su corazón estuvo recuperándose. Le debía mucho al castaño y una salida rápida por cosas para Copito y mini Kai no le haría daño.

Pensó que apesar de lo mucho que le había insistido serían sólo ellos dos, pero se equivocó con creces. En el momento en que ya estaban por entrar a una de las tiendas para bebés, de la cafetería cercana salía llorando una peli rubia que al verlos se abalanzó instantáneamente sobre el omega mayor.

Efectivamente era la hermana menor de los Huening y al parecer no se encontraba en el mejor de los sentidos.

-Hiyyih, ¿qué te sucede? ¿está todo en orden?

-Y-yo... Bueno, es que la chica que les... Ella, es que ella...

La pequeña hermana no podía soltar ni una palabra sin volver a caer en el llanto. Sin pensarlo mucho se disculpó con Sunghoon para ir a dar una vuelta con ella a solas y poder ayudarla.

Sin mucho más que hacer, él decidió caminar por su cuenta y dar vueltas en el centro comercial hasta que lo volvieran a llamar. Así que entró a la tienda a la que planeaban entrar con Kai, después de todo él también iba a comprar.

De ser sincero, tenía la sensación de un mal augurio en su garganta. Era como un amargo e incómodo peso de que algo podía resultar mal, tal vez era por comprar algo que no le gustara luego o que le hiciera reacción a la piel de su bebé al nacer. Así que no le dió ninguna importancia.

Tomó una cesta en la entrada y comenzó a ver prendas que podría comprarle a su bebé, se quedaba con algunas y otras las devolvía.

Justo cuando veía zapatitos y accesorios para bebés, sintió algo que punzaba con ligereza en su espalda baja, justo en el costado izquierdo entre su cintura y su cadera. Una respiración con aroma a tabaco se hizo presente en su nuca y una voz grave se resonó en sus oídos.

-Yo te guío y tú avanzas. No quiero escándalos o tu bebé paga las consecuencias aquí mismo.

-Pero ¿quién eres? Te equivocas de persona, prometo no decir nada...

-Te dije, avanza.

La presión del arma sobre su chaqueta se hizo más fuerte, su corazón latía con rapidez y el miedo circulaba por sus venas. Asintió y cabizbajo se movió por donde el desconocido lo estaba llevando.

Salieron por la parte posterior de la tienda y bajaron por unas escaleras hasta llegar al estacionamiento del centro comercial, el sujeto buscó el ascensor y ambos entraron, bajando hasta el último estacionamiento que estaba en el piso -4. Una vez ahí, lo guió hasta la parte más desolada del lugar, no había ni un sólo auto allí y era incluso tenebroso.

Pero lo que más le asustaba era no entender la situación y peor aún, sentirse sólo en medio del peligro. No podía llamar a nadie porque ningún alfa lo había marcado y Jake no estaba ni cerca en lo más mínimo para sentirlo.

-Al fin, te tardaste una vida en traerlo aquí.

Era una voz femenina que de alguna forma reconoció, pero no sabía de dónde recordaba a su dueña. Esas palabras de fastidio salieron tan presurosas mientras ella bajaba ansiosa del único auto estacionado allí. Dos chicos bajaron después de ella.

Intentó divisar sus rostros pero le era difícil pues estaban encapuchados y había muy poca iluminación.

-Veamos... Querido Sunghoon, al fin llegaste a nuestra fiesta.