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-Ven aquí.

-¿Para? ¿A dónde? —dijo el contrario a través de la línea—

-Venga a mi casa. Te tengo noticias Jakey.

-Mándame la dirección primero, ¿cómo planeas que llegue sin saber dónde vives?

El chico colgó la llamada y entró al chat con Jake, mandó su ubicación por mensaje y en el instante antes de que se marquen ambas flechitas indicando que el mensaje fue entregado, llegó un mensaje del mismo chico

-Hey! Me colgaste 😔

Ubicación📍

Oh lo siento Jakey.
Esa es mi dirección.

-Voy, espero que a tus padres no les moleste...

No están;)

Y entonces en unos quince minutos, Shim estaba en casa de Park. Sorprendido con la rapidez en que él mismo había llegado, se animó a subir las escaleras de la gran entrada y tocar el timbre con timidez. Aquella casa tenía un parecido a la casa donde vivió de pequeño. La nostalgia lo hubiera invadido por completo de no ser porque SungHoon asomó por la puerta con una sonrisa.

-¡Hola Jakey! Pasa —dijo tomando su brazo apenas haciendo que se adentre en la gran casa—

-Wow, despacio Hoon... Nos vamos a...

El mayor no siguió con lo que quería decir porque una pared decorada con fotos le llamó la atención.

-¿No es linda? Salgo guapo en todas las fotos que me tomaron. Esas son las competencias en las que gané, y esas otras fotos son de algunas prácticas.

-Sí, sales muy hermoso —agregó bastante ensimismado viendo todas las fotos del pálido y muy atractivo pelinegro, mordió su labio inferior con nerviosismo siendo notado por el contrario— ¿Y por qué me trajiste? —cuestionó intrigado desviando el tema—

-¿Recuerdas que antes te había dicho que podía ver cómo ayudarte a entrar a mi escuela? —esperó a que el mayor asintiera para seguir— Pues ya tengo la información.

-Vaya... Después de tanto alguien en serio se preocupa por mí en el aspecto académico, ¿por qué me ayudas? Alguien cómo tú debe tener a todos tras de sí y debe ser muy popular,también debes vivir ocupado... Lo agradezco mucho, pero, no necesitas hacerlo...

-Yo quiero hacerlo... Eres mi amigo, y me caes bien...

-¿Cómo puedo caerte bien sí apenas me conoces? —alzó una ceja y sonrió con diversión, expectante a la respuesta— No sabes si soy un mafioso o un asesino en serie...

-Lo siento aquí —dijo tomando la mano contraria y poniéndola sobre su pecho—. Él es quien  me dice que eres alguien que sí vale la pena.

-En serio, no tienes porqué...

-Es que quiero hacerlo... Y no soy popular, aunque no lo creas no tengo más amigos que Jay... Soy un maldito asocial, en serio, nadie me quiere. Desde la primaria.

-Ah, no te creo nada. Mírate, eres tan lindo, tan amable y sobre todo... Tan guapo.

Jake había perdido la noción de lo que hacía y de donde estaba mirando. Estaba viendo hacía los delgados labios rosados frente a él, relamiendo sus labios por la sequedad que presentaban en ese momento, a pasos lentos comenzó a acorralar a SungHoon.

Lo vió a los ojos con una chispa de deseo. Sin saberlo, SungHoon empezó a liberar más feromonas de lo normal, volviendo su aroma más dulce y fuerte. Cuando menos lo pensaron la espalda del menor estaba contra una pared y las manos del otro lo acorralaban. Ambos estaban aún conscientes, batallaban mucho internamente con sus lobos para no cometer estupideces.

-¿Puedo? —preguntó tomando su mejilla con suavidad y a pocos centímetros del sonrojado rostro del omega; no quería cometer algún error, y antes de que sus instintos lo volvieran un bruto alfa hormonal e irracional, debía estar seguro de que el otro también lo quería—

-Sí... Porfavor... —la verdad es que él estaba completamente seguro y consciente de lo que podría pasar—

Sabía claramente que su celo se estaba adelantando, su aroma ahora era más dulce; de pronto sus pensamientos e incluso el beso intenso y ansioso que estaban compartiendo, fueron interrumpidos por una punzada en la parte baja del vientre de SungHoon. Sus pupilas crecieron siendo cegado por sus bajos instintos, y entonces un calor intenso recorrió todo su cuerpo mientras soltaba pequeños gemidos ahogados.

Confirmado estaba para Jake que eran destinados. ¿Cómo? Fácil, porque el celo de Park se había adelantado con su presencia y la cercanía que él mismo había tomado.

Antes de perder ese 5% de cordura que aún tenía, alzó al muchacho de los muslos y subió las escaleras. Adivinó cuál sería la habitación del menor, no sabía si estaba lo correcto hasta que notó el característico aroma de este en toda la habitación, y cierto aroma mucho más débil e incómodo a café (el del dichoso Jay probablemente).

-Es... Es aquí —musitó en sus brazos—

En realidad ni él mismo sabía lo que hacía, no estaba seguro pese a la afirmación y permiso de SungHoon. Tenía miedo de estar actuando demasiado rápido, o de ser demasiado tosco con él. Por dentro batallaba con su lobo para detenerse, aunque comenzó a perder la batalla. Estaba a punto de hacer algo cuando de la nada la puerta de la habitación fue abierta.

El recién llegado iba a decir algo hasta que alzó la vista y encendió la luz de la habitación. Estaba realmente estupefacto con lo que acaba de ver, ahora en serio no tenía nada más para hacer o decir, ya no debía decir nada ni mucho menos hacer lo que venía a hacer juntando todo el coraje del mundo, estaba en la nada si le preguntaban en ese momento.

-Yo...

Entonces aquella voz trajo un poco de la cordura y la consciencia de SungHoon de vuelta a la realidad. Estando sobre las piernas del mayor en una posición bastante comprometedora, giró su rostro en dirección a la puerta. Encontrando a su mejor amigo parado de forma apenada. Se halló a sí mismo gruñendo para hacer que este se marche.

Por otro lado, Shim, estaba asustado. Su lobo lo hizo actuar rápido y abrazó al omega con protección, después de todo SungHoon ya estaba en celo y con otro alfa presente por más amigo suyo que fuera, corría peligro.

-Oigan, y-yo... Ah sí yo... Voy para abajo ya no interrumpo. Sigan en lo suyo —rió vagamente rascando su nuca—

Con sumo cuidado cerró la puerta y se retiró. No sólo del segundo piso sino de la casa.

Dándose cuenta de la posición en que se encontraban, rápidamente su rostro pálido se sonrojó; estaban ya no solamente uno sobre el otro sino que también a escasos centímetros a causa del abrazo protector en el que lo había envuelto el otro. Las ganas de comerle la boca y que el chico lo marque aún estaban ya que su celo había llegado para fortuna o desgracia de los dos.

Ice heart [JakeHoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora