— ¿Devolverlo? — jadeó frunciendo el ceño y apegó al tiny a su pecho envolviéndolo con sus manos de forma protectora — ni siquiera lo pienses.
— No quiero alejarme de ti, Vik — susurró el tiny con un hilo de voz aferrando sus bracitos en un pequeño abrazo — acabo de conocerte — Viktor bajó la mirada para encontrarse con sus ojitos cristalizados y un pequeño puchero que hizo a su corazón estrujarse.
— No dejaré que te aparten de mí — aseguró con determinación pasando uno de sus deditos por la esponjada cresta pelirroja del tiny — te lo prometo — susurró con dulzura.
Con tan solo ver la osadía y decisión reflejada en aquellos bonitos zafiros tiny Horacio le creyó y asintiendo una y otra vez escondió su pequeña cabecita en el cuello del niño.
— Viktor, por favor — continuó el mayor en la habitación hastiado por las interacciones que seguían teniendo — sólo te traerá problemas a futuro hijo; afectará tu vida, destruirá tus sueños y la imagen de la compañía.
— ¡¿Así que esto es por tu trabajo?! — esta vez había perdido la paciencia y sin medirse comenzó a gritar — ¡yo no trabajaré para la compañía, ya te lo había dicho!
— Como MI HIJO será tu deber dirigirla cuando yo no esté y no puedo manchar nuestra reputación dejando que te pasees por ahí con otro hombre; no es propio de los Volkov — respondió tajante sin ceder ante la insistencia del menor.
El pequeño ruso sintió al tiny encogerse incómodo entre sus brazos ante el comentario de su padre; entonces lo entendió.
— ¿Quieres devolverlo sólo por que es un chico y yo también? — el silencio del contrario fue la respuesta que necesitaba para comprender cuál era el verdadero problema — papá, chico o chica a mi eso me da totalmente igual — aclaró dolido en apenas un susurro.
Ante la falta de respuesta e incluso sintiéndose intimidado por el ceño fruncido y los brazos cruzados de aquel hombre se forzó a sí mismo a continuar esperando conmoverlo de algún modo.
— Por favor, dale una oportunidad — suplicó sintiendo un nudo comenzar a formarse en su garganta ante la sola idea de perderlo — aún no conozco a su versión grande y ya lo quiero, no me alejes de él.
Tiny Horacio sentía su pequeño corazoncito punzarle de una forma que no podía explicar y el miedo de ser separado de aquel niño que apenas conocía incrementaba con cada segundo.
En el fondo sentía que no debía fallarle, tenía que protegerlo y asegurarse de que fuera feliz costara lo que costara.
Decidido se separó de él y se giró para encarar a la enorme figura de aquel intimidante ruso.
— No me aleje de Viktor; quiero hacerlo feliz, sé que puedo, pero sólo si usted me deja intentarlo — sorbió su pequeña nariz y talló sus ojitos antes de volver a mirarle y continuar — prometo mimarlo como nadie, cuidarlo ¡y protegerlo de todos! Incluso daría mi vida por él; por favor deje que me quede a su lado.
Ambos le miraban expectantes pues guardaban la esperanza de que la dulzura e inocencia del tiny lograra calar en ese frío corazón de hielo.
— Lo devolverás y no está a discusión — sentenció con frialdad sin inmutarse por las súplicas del menor.
— Papá, por favor — intervino Aleksandra sintiendo la desesperación de su hermano con tan solo escuchar su voz.
— Silencio, Aleksandra; la decisión está tomada.
— ¡No! — gritó aferrándose al tiny y sintiendo como las lágrimas comenzaban a descender por sus mejillas sin darse cuenta que el pequeño de cresta había comenzado a llorar también aferrándose nuevamente a él— ¡es mi alma gemela!, no pienso separarme de él.
— ¡Pues no vivirá bajo mi techo! — sentenció cansado de la situación.
Las palabras de su padre le habían hecho enfurecer. No podía creer que siendo su hijo se negara a verle feliz; estaba harto de su tradicionalismo y sus reglas absurdas.
— Si él no vive aquí entonces yo tampoco — espetó frunciendo el ceño, mirándole esta vez con ira más que con tristeza.
— Si así lo quieres es tu elección, pero no quiero volver a verlo ni escuchar todas esas tonterías de boda, flores y demás — replicó encolerizado — y si sales por esa puerta automáticamente estás muerto para mí al igual que si te quedas con él aquí.
En ese momento su pequeño corazón se rompió.
Sintiendo su labio inferior temblar y su mirada nublarse por las lágrimas que volvían a correr sin cesar por sus rosadas mejillas le miró a los ojos en busca de un ápice de mentira, más no lo encontró.
— ¡Bien! me iré con mi tiny — gritó y se giró pero una mano sobre su hombro detuvo su andar.
— Mi hijo no irá a ningún lado y su tiny tampoco — sentenció su madre con voz queda antes de inclinarse hacia él y limpiar sus lágrimas con dulzura — toma tu cápsula y sube a tu habitación, cariño; en un momento estoy contigo.
Viktor asintió con la cabeza gacha y obedeció a su madre.
Aleksandra tomó la cápsula de tiny Horacio y se encaminó hacia las escaleras llamando a su hermano con un movimiento de cabeza invitándole a subir antes que ella.
— Vamos, Vik — susurró regalándole una pequeña sonrisa conciliadora. Le dolía ver la situación en la que s encontraba su hermano, pero no podía hacer demasiado en contra de su padre y sabía que sería peor cuando se fuera a la universidad.
Mientras subía aún podía escuchar a sus padres discutir. Tiny Horacio sintió cómo comenzaba a ahogar sus pequeños sollozos y preocupado comenzó a acariciar con delicadeza las finas hembras del largo cabello que se arremolinaba en mechones rebeldes en su nuca logrando así calmarlo un poco aún a pesar de seguir escuchando los gritos de ambos adultos.
— Va a arruinarle la vida y lo sabes; ¡su futuro está destrozado ahora!
— ¡El merece ser feliz! Y tú no vas a arrebatarle esa oportunidad, si cuando crezca él decide rechazar el vínculo será por elección propia ¡no porque tú lo obligues!
Escuchar a su madre defenderle le dio la fuerza suficiente para aferrarse a la posibilidad de algún día ser feliz con aquel moreno chico de cresta que se encontraba esperándole en algún lugar del mundo.
»»————- ♡ ————-««
ESTÁS LEYENDO
» 𝐼 𝑓𝑜𝑢𝑛𝑑 𝑦𝑜𝑢
Romance[Volkacio AU] El destino es caprichoso y desafortunados son sus favoritos. En un mundo en el que las almas gemelas existen, encontrar la propia lo es todo, pero ¿qué sucederá cuando un extremo del hilo rojo prefiere olvidar y el otro ha prometido ja...