Había perdido la noción de cuánto tiempo llevaba sentado en el alféizar de la ventana admirando el cielo nocturno plagado de estrellas hasta que su madre entró a la habitación.
— ¿Viktor? — le llamó con dulzura caminando en su dirección — es hora de ir a la cama, cariño — besó suavemente su coronilla y tomó su manita.
— Háblame de ellos otra vez — pidió abandonando su sitio y dejándose guiar hasta su cama.
La mujer sonrió enternecida ante su petición.
Cada noche desde hace 7 años le contaba la misma historia y él jamás se cansaba de escucharla.
Aquel brillo cargado de inocencia en su mirar y la añoranza inmersa en el tono de su voz impidió que aquella noche fuera la excepción.
Lo arropó con dulzura, tomó asiento en la orilla de la cama y acariciando con delicadeza las finas hebras de su cabello platinado comenzó a relatar.
— Cada persona es la mitad de un todo que fue separado al venir aquí. Ambas partes pasan toda su vida buscando a aquella que les corresponde, son como piezas de un enorme rompecabezas; aunque realmente se llaman
— Almas gemelas — susurró.
— Exacto — sonrió dándole un ligero toque en su naricita — esa otra pieza es el complemento perfecto, encajan sin esfuerzo, están hechos el uno para el otro.
— El camino es largo y en ocasiones difícil, pero para poder encontrarla cada persona recibe un pequeño regalo cuando llegan a la edad adecuada.
— ¡Los tinys! — exclamó con emoción.
— Sí — respondió sonriendo — los tinys son la versión chiquitita de tu alma gemela. Al ser un regalo llegan a la edad en la que el corazón de esa persona está listo para amar y cuidar de él.
— Son nuestros compañeros de vida — agregó con entusiasmo.
— Será quien tú quieras que sea; un amigo, un hermano, una pareja — mencionó lo último enarcando una ceja y picando con dulzura las costillas el pequeño peligris.
Viktor enrojeció inmediatamente y comenzó a reír cubriéndose el rostro con las sábanas.
Su madre sonrió por su reacción.
— En esa persona encontrarás lealtad incondicional y el amor más puro y sincero de todos — continuó logrando que el niño descubriera sus ojos y volviera a mirarle expectante.
— ¿Y cuándo llegará en mío?
— Sé paciente mi niño; tu tiny llegará cuando estés listo para darle todo el amor y atención que se merece.
— O tal vez vive muy lejos y por eso tarda tanto en llegar conmigo.
La mujer rió ante tal ocurrencia contagiando al pequeño también.
— Pero si vive lejos entonces ¿de dónde vienen todos? O ¿cuánto tardará en llegar? ¿encontrará nuestra casa? vivimos muy lejos — concluyó preocupado.
Su madre sonrió, ni siquiera ella teniendo el suyo estaba segura de la respuesta.
— Los tinys vienen de las estrellas — se limitó a contestar — ellos están ahí arriba esperando ser enviados por el hombre de la luna y al igual que nosotros anhelan encontrar a su otra mitad; tu versión miniatura — le calmó colocando su mano a la altura de su corazón.
— Y no tienes que preocuparte por eso Viktor, él te encontrará — concluyó con una dulce sonrisa — ahora descansa, cariño — susurró besando su frente con dulzura.
Cuando su madre salió de la habitación tiró de las sábanas que lo cubrían y corrió nuevamente hacia la ventana.
Se perdió en la inmensidad del cielo nocturno y admirando las estrellas susurró.
— No sé si me escuchas — recargó su pequeño mentón en ambas manos y sonrió — pero ya quiero conocerte.
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Bueno, así me imaginé al rusito viendo las estrellas desde su ventana 🥺💖
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» 𝐼 𝑓𝑜𝑢𝑛𝑑 𝑦𝑜𝑢
Romansa[Volkacio AU] El destino es caprichoso y desafortunados son sus favoritos. En un mundo en el que las almas gemelas existen, encontrar la propia lo es todo, pero ¿qué sucederá cuando un extremo del hilo rojo prefiere olvidar y el otro ha prometido ja...