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El resto del día transcurrió en apenas un parpadeo; entre risas y preguntas divertidas se dedicaron a conocerse el uno al otro dejando de lado lo sucedido.

Viktor se encontraba recostado mirando en dirección al techo contestando animadamente todas las preguntas que el tiny le hacía y mientras éste le escuchaba atentamente tejía pequeñas trencitas en su suave cabello platinado feliz de conocer cada detalle sobre él.

Juntos crearon una burbuja de confianza e intimidad que les hizo perder la noción del tiempo; sin darse cuenta en ese momento asentaron las bases de lo que en el futuro sería una bonita y estrecha amistad.

Habían hablado de muchas cosas, pero Horacio no podía contenerse más, la curiosidad le carcomía por dentro y llegó un momento en el que no pudo evitar preguntar.

— ¿Por qué dijiste que no ibas a trabajar en la compañía de tu papá? — cuestionó curioso sin dejar de relajarle con los pequeños toques de su cabello.

El pequeño ruso suspiró cansado; era un tema que prefería evitar porque si aún siendo un niño lo agobiaba de sobremanera no quería ni imaginar cómo se tornaría cuando creciera; sin embargo por algún motivo sentía que Horacio no lo juzgaría, quería contarle.

— Él... él quiere que dirija la empresa familiar cuando sea grande y... bueno, que después pase a mis hijos — con tan solo su tono de voz tiny Horacio pudo divisar frustración.

— ¿Pero? — le instó a continuar.

Cerró los ojos y antes de responder soltó todo el aire que no sabía qué había estado conteniendo desde que el tiny había soltado aquella pregunta.

— Yo no... no quiero pasar toda mi vida detrás de un escritorio, yo... quiero proteger a las personas, quiero servir, atrapar a las personas malas y ser-

— ¿Un héroe? — concluyó por él acertando sin saberlo.

Viktor sonrió instintivamente al recordar cómo se había presentado cuando le preguntó su nombre y enternecido por su respuesta le siguió el juego.

— Si, un héroe; como tú.

El pequeño pelirrojo rió bajito y se inclinó para darle un tierno beso en la frente; estaba por responderle cuando la puerta de la habitación fue abierta haciéndolos saltar a ambos en su sitio.

Al girar el rostro la mirada de Viktor se iluminó al instante.

Su madre, las versiones tiny de sus padres, Aleksandra y tiny Nikolai sentado en el hombro de esta última entraron a la habitación cantando una extraña canción en ruso que Horacio dedujo se trataba del 'feliz cumpleaños' por el pastel y el par de obsequios que traían con ellos.

— ¡Ostia, que es tu cumpleaños! — gritó entusiasmado el pelirrojo poniéndose de pie con un salto y comenzando a aplaudir con emoción.

Viktor sonrió y se incorporó para recibir a su familia en un abrazo; pero no sólo ellas se unieron, cuando sintió un par de bracitos aferrarse a su costado su sonrisa se ensanchó.

Apenas había visto la escena sin pensarlo dos veces tiny Horacio corrió a abrazarlo.

— ¡Yo también quiero! — vociferó aferrándose a lo poco que sus pequeños bracitos podían abarcar de él.

Una vez se separaron y Viktor sopló las velitas unos pequeños toques en su brazo le hicieron mirar hacia abajo; al parecer alguien moreno y muy pequeñito quería su atención.

— ¿Pediste tu deseo?

Rendido ante la dulce sonrisa anhelante que mostró con aquella pregunta Viktor asintió como respuesta riendo divertido por el puchero del tiny al no obtener más información que esa.

» 𝐼 𝑓𝑜𝑢𝑛𝑑 𝑦𝑜𝑢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora