~ 𝚁𝚎𝚙𝚛𝚘𝚍𝚞𝚌𝚒𝚛 𝚌𝚊𝚗𝚌𝚒𝚘́𝚗 𝚌𝚞𝚊𝚗𝚍𝚘 𝚜𝚎 𝚒𝚗𝚍𝚒𝚚𝚞𝚎 𝚖𝚊́𝚜 𝚊𝚋𝚊𝚓𝚒𝚝𝚘 ~Después de lo sucedido esa mañana en el salón tiny Horacio jamás hubiera pensado que alguna vez podría sentirse parte de esa familia; pero ahí estaba comiendo pastel de la misma rebanada de Viktor y siendo mimado tanto por Aleksandra como por los tinys de sus padres.
Quien apreciara la escena de lejos diría que era perfecta.
Naturalmente todos los buenos momentos son efímeros y después de un par de horas es bonita escena llegó a su fin.
Cuando el sol comenzó a ocultarse en el horizonte todos abandonaron la habitación de Viktor para continuar con sus actividades dejando solos al pequeño ruso y a su tiny.
«𝚁𝚎𝚙𝚛𝚘𝚍𝚞𝚌𝚒𝚛 𝚌𝚊𝚗𝚌𝚒𝚘́𝚗 𝚙𝚊𝚛𝚊 𝚊𝚖𝚋𝚒𝚎𝚗𝚝𝚊𝚛 𝚎𝚜𝚝𝚊 𝚙𝚊𝚛𝚝𝚎»
Horacio acomodaba las cositas de su cápsula que se habían caído cuando la trasladaron a la habitación mientras el contrario admiraba los tonos pastel que poco a poco se oscurecían en el cielo hasta tornarse azul turquí.
Un sonoro suspiro llamó la atención del tiny quien al ver al contrario absorto en sus pensamientos con la cabeza recargada en la ventana y la mirada perdida no pudo evitar acercarse a él.
— ¿Sigues triste? — preguntó en apenas un susurro colocando una de sus manitas sobre las del pequeño ruso.
— Un poco — respondió soltando una efímera risa nasal sin apartar la vista del cielo ahora estrellado — no me hagas mucho caso.
— ¿Es porque te conocí todo despeinado y en pijama? — preguntó burlón en un intento de subirle el ánimo o por lo menos sacarle una sonrisa, cosa que funcionó.
— Sí, que vergüenza — le siguió el juego sin demasiado ánimo.
Horacio consciente de ello no desistió.
— Pff, ¡no te preocupes!, aún arreglado me hubieras gustado igual — le miró en busca de una segunda sonrisa pero ésta jamás llegó.
Frunció ligeramente el ceño y dejó salir un pequeño puchero antes de continuar.
— No me gusta verte así, te ves más bonito cuando sonríes — murmuró repartiendo pequeñas caricias en la mano del contrario hasta que tuvo una idea — tengo algo para ti, cierra los ojos — pidió emocionado antes de salir corriendo en dirección a su cápsula.
— ¿Cerrarlos? — confuso por el extraño actuar del tiny apartó la vista de la ventana buscando ahora su pequeña cresta por toda la habitación — ¿Para qué?
— ¡Que los cierres! — le gritó al reparar en la mirada que yacía fija sobre él — tú hazme caso.
Aún sin entender absolutamente nada Viktor obedeció y cerró los ojos, pero ante el estridente silencio que reinaba en la habitación entreabrió uno de ellos en un vago intento de descifrar las intenciones del tiny.
Horacio quien removía las enredaderas de la entrada de su cápsula saltó en su sitio ocultando tras su espalda la pequeña florecilla que había podado cuando descubrió el intento de Viktor por averiguar qué haría.
— ¡Sin trampas! — le gritó frunciendo ligeramente el ceño y señalándole acusador con su dedito índice.
— Bien — soltó alzando ambas palmas en señal de rendición y colocando una de ellas sobre sus ojos — sin trampas — concluyó reprimiendo la sonrisa boba que amenazaba con salir por la actitud infantil del tiny.
Aún desconfiando del contrario tiny Horacio se acercó ocultando la sorpresa tras su espalda y escaló como pudo hasta alcanzar el rostro de Viktor.
Sintiendo que el pelirrojo apenas podía aferrarse a su ropa para llegar hasta él lo sostuvo con su mano libre recibiendo a cambio un escueto "gracias" acompañado de una risilla que lo hizo bufar divertido por tanto misterio.
— Ya puedes abrirlos — susurró a escasos centímetros de su rostro recibiéndole con una dulce sonrisa.
Apenas retiró la mano de su rostro y abrió los ojos Viktor se perdió en los orbes bicolor que brillaban con emoción y en lo rosita que se habían puesto sus mejillas.
Incluso percibía cierta timidez en el tiny y sólo comprendió por qué hasta que éste dejó ver la pequeña florecita azul que ocultaba tras su espalda.
— P-para ti — murmuró sonriente apartando la mirada de los bonitos zafiros cuyo brillo le cegaba.
Con cuidado peinó algunos de los mechones que se arremolinaban rebeldes en el costado izquierdo de su cabeza y colocó la florecilla detrás de su oreja.
Sin disminuir el tamaño de su sonrisa se alejó para apreciar el resultado encontrándose con la mirada sorprendida de Viktor y un notable sonrojo cubriendo la mayor parte de su rostro.
— Ahora estás más guapo — concluyó dejando un tierno besito en la mejilla del pequeño peliplata y jugando con sus manitas por los nervios que sentía.
El dulce gesto lo había dejado anonadado.
Cada vez estaba más seguro de querer a ese pequeño ser en su vida; anhelaba conocerlo, compartir todo con él, cuidarlo, mimarlo y ser lo que él necesitara.
Horacio era brillante, avasallante y único; ni en sus más descabellados sueños lo dejaría ir si alguna vez lo conociera.
Sin poder evitarlo sonrió ampliamente y lo abrazó dejándose envolver por su dulzura y calidez.
— Ese es mi chico, no quiero verte triste nunca más — susurró el tiny aferrado a su pecho y aunque Viktor no pudiera verlo continuaba sonriendo; se sentía feliz de haber logrado su cometido.
No volvieron a separarse; en su lugar permanecieron durante un largo rato admirando las estrellas desde la ventana Viktor recostado sobre el marco de ésta y el pequeño de cresta recostado a su vez en el pecho del pequeño peliplata.
— ¿En qué piensas?
— Hache
Los ojitos bicolor del tiny brillaron por el mote que el contrario había utilizado y ambos rieron por haber hablado al unísono.
— Dime — continuó el pequeño.
Se sentía nervioso por lo que estaba apunto de decir pero en verdad anhelaba incluirlo en todos los aspectos de su vida.
Suspiró y peinando la ahora desecha cresta pelirroja del pequeño moreno se atrevió a decir lo que llevaba demasiado tiempo meditando.
— Acompáñame a la escuela mañana.
Jamás habría podido negarse aunque quisiera.
Sonrió ampliamente denotando la ilusión que le había causado tal petición y asintió como respuesta.
Si él se lo pidiera lo acompañaría hasta el fin del mundo.
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Es todo por ahora 💕
Actualizaré pronto 😊 y tal vez ya no falte mucho para ver a H y tiny Volkov.
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» 𝐼 𝑓𝑜𝑢𝑛𝑑 𝑦𝑜𝑢
Romance[Volkacio AU] El destino es caprichoso y desafortunados son sus favoritos. En un mundo en el que las almas gemelas existen, encontrar la propia lo es todo, pero ¿qué sucederá cuando un extremo del hilo rojo prefiere olvidar y el otro ha prometido ja...