»- 𝟚𝟝-«

1.3K 166 22
                                    

La mayoría de las veces las cosas no salen como las planeas.

Al inicio del día podrías desear que tu alma gemela desaparezca de tu vida y al anochecer saltar sin cesar en el colchón de tu cama solamente para escucharle reír cuando su diminuto cuerpo vuela por la inercia de tus movimientos.

Podrían haber continuado con su pequeña fiesta privada de no ser por los padres de Horacio quienes — extrañados porque ninguno regresó al salón por la tarde — subieron al ático a verles, sonriendo orgullosos y enternecidos a la par al ser espectadores en primera fila de la asombrosa química que compartían.

Ambos arroparon al pequeño castaño, depositaron un tierno beso sobre su frente como era su costumbre cada noche y sin ánimo de invadir su burbuja por mucho más tiempo Julia arrastró al pelinegro con ellla devuelta al salón.

— Creo que iré a dormir — anunció su retirada tiny Volkov apenas las luces se apagaron y escuchó la puerta de la habitación cerrarse — buenas noches, Hache.

— Buenas noches, mon petit lune — le respondió y sin previo aviso tiró de él antes de que se alejara para depositar un fugaz beso en su frente.

— D-descansa — murmuró con el rostro encendido a más no poder producto del repentino gesto y sin más giró sobre sus talones para dirigirse a su cápsula.

— Vik — volvió a llamarle en apenas un tímido susurro, ocasionando que el contrario frenara su andar y le mirara de nueva cuenta.

— ¿Si?

— ¿Te quedas conmigo? — pidió, esbozando un tierno puchero en un afán de convencerlo — sólo hasta que me duerma.

Aún descolocado por aquella petición el tiny se limitó a asentir y recostarse sobre la esponjosa almohada junto a él.

Horacio le sonrió conforme con su respuesta y apartó el edredón arcoíris que le cubría para arropar también al pequeño peliplata.

"Solo hasta que me duerma"

Quien le hubiera dicho que su envolvente calidez le atraparía impidiéndole alejarse aunque quisiera, obligándole a vagar en el mismo mar de ensueño que el niño junto a él.

La luz de día que se colaba por la buhardilla sobre ellos anunció la llegada del amanecer, desperezando al tiny  cuando los primeros rayos de sol dieron de lleno sobre su rostro.

Soltó un largo bostezo y talló sus ojitos con ambas manos antes de abrirlos. Todo se veía borroso, pero no lo suficiente como para no darse cuenta de donde estaba.

Sonrió bobamente al recordar los momentos compartidos con su alma gemela el día anterior más enrojeció violentamente al reparar en que se había quedado dormido con él.

Abochornado por la situación hizo el amago de incorporarse, pero la manita de Horacio mantenía su cuerpo entero pegado a su pecho, abrazándolo con dulzura.

Como pudo se alejó de su cálido tacto y, reprimiendo las inmensas ganas de permanecer observándole dormir tan pacíficamente, se escabulló entre el revoltijo de sábanas y edredón, saliendo a hurtadillas de la habitación.

Recorrió un largo trayecto hasta que por fin logró llegar devuelta al salón en el que había convivido con la familia un día antes.

Caminaba despreocupadamente admirando la elegante decoración de la casa hasta que la grave voz de Conway lo tomó por sorpresa obligándole a saltar en su sitio.

— Buen día, capullo.

Apenas lo escuchó se apresuró a buscarlo con la mirada por toda la estancia encontrándolo recargado en la isla de la cocina bebiendo una taza de humeante café siendo acompañado por tiny Julia.

» 𝐼 𝑓𝑜𝑢𝑛𝑑 𝑦𝑜𝑢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora