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Apenas entró a su habitación el tiny saltó a su cama y él se dejó caer boca abajo enterrando el rostro en sus almohadas.

Después de dejar la cápsula en el sitio que Viktor le había hecho junto a la ventana la mayor tomó asiento a su lado buscando la mejor forma de hacerle sentir que todo estaría bien.

— Sabes que cuentas con mi apoyo para lo que sea ¿cierto? — cuestionó con suavidad repartiendo pequeñas caricias en su espalda.

Asintió sin despegar el rostro de las almohadas articulando un escueto "gracias" ; en ese momento lo único que quería era estar solo.

En cambio tiny Horacio veía la escena sintiéndose enteramente culpable de toda la situación que se había formado.

Vacilante estiró su manita queriendo reconfortar a Viktor, pero en su lugar retrocedió sintiendo sus ojitos comenzar a nublarse.

De un salto bajó de la cama con intención de ocultarse en su cápsula, pero una mano sobre su hombro lo detuvo.

— ¿Estas bien?

Con todo lo que había sucedido ni siquiera había reparado en la presencia del resto de los tinys que vivían ahí por lo que no pudo evitar sorprenderse cuando el pequeño rubio se dirijo a él.

La cara de estupefacción del pelirrojo le había hecho soltar una sonora risa y comprendiendo su confusión decidió presentarse como era debido.

— No tuvimos oportunidad de presentarnos, soy Nikolai; el tiny de Alex — regalándole una sonrisa ladina estiró su manita para saludarle.

— Yo soy Horacio — respondió con un poco más de ánimo correspondiendo el saludo del contrario — con-

— Con H de héroe, lo sé — le interrumpió riendo suavemente — todos hemos escuchado tu entrada; fascinante debo decir, jamás vi al padre de los chicos quedarse sin palabras.

Tiny Horacio enrojeció inmediatamente, en ese momento estaba tan enfocado en Viktor que había olvidado que no estaban solos.

— Oye no te sientas mal por lo qué pasó ¿vale? — continuó el rubio interrumpiendo el hilo de sus pensamientos pasando uno de sus bracitos sobre el hombro del moreno — el viejo es algo chapado a la antigua, ya se acostumbrará.

— ¿Tú crees que algún día me acepte? — preguntó con un atisbo de ilusión en su mirar.

— La verdad no — aseguró despreocupado ocasionando que ambos soltaran un par de risas nasales por la respuesta — pero que eso no te importe, al resto nos has caído de puta madre.

— ¡Nicky!

— ¿Ahora vuelvo vale? — se apresuró a decir sonriéndole y palmeando su espalda amigablemente antes de correr en dirección a la chica que le esperaba para cargarle en brazos y salir de la habitación.

Asintió con un poco más de entusiasmo; era lindo saber que su versión grande tendría una buena relación con la pareja de la hermana de Viktor.

Giró su cabecita para mirar la cama, suspiró profundamente y sonrió antes de comenzar a escalar para llegar al lado del pequeño ruso quien seguía en la misma postura.

Con las manos en los bolsillos de su chaqueta se acercó lentamente dando pequeños pasitos y se sentó frente él.

Sin pensarlo demasiado estiró su manita  y comenzó a peinar con delicadeza su suave cabello platinado sintiendo cómo el contrario se relajaba al instante.

Estaba nervioso y no sabía sí que estaba invadiendo su espacio, pero deseaba expresarle lo que sentía de alguna forma, quería estar ahí para él y cuidarlo justo como le había dicho a su padre.

— Lo siento, Viktor — susurró sin cesar sus pequeñas caricias.

No entendía las palabras del tiny, él no había hecho nada malo. Confuso levantó el rostro y se incorporó sosteniendo su peso con los antebrazos.

— ¿Por qué te disculpas? — cuestionó sorbiendo su nariz y limpiando los restos de algunas lágrimas que había dejado escapar mientras hablaba con su hermana.

— Por no ser lo que esperabas — respondió cabizbajo.

— ¿De qué hablas? — alzó la voz frunciendo el ceño y lo tomó entre sus manos acercándolo a él — eres perfecto y que nadie te diga lo contrario — susurró esbozando una pequeña sonrisa ladina y peinando con suavidad su despeinada cresta pelirroja con uno de sus deditos.

— ¿Lo dices enserio? — cuestionó con emoción colocando sus manitas en las rodadas mejillas del pequeño ruso.

El anhelo de su dulce vocecita y las delicadas caricias que el tiny repartía en su rostro disiparon el dolor del rechazo de su padre y los miedos que antes le embargaban se disolvieron con tan solo mirarlo a los ojos.

Viktor asintió como respuesta más no sintió que fuera suficiente. Él no era alguien de demasiadas palabras, pero con su tiny todo parecía mucho más sencillo; tal vez si estaban destinados el uno para el otro.

— Si pudiera elegir entre todos los tinys del mundo volvería a escogerte a ti como mi alma gemela — aseguró y algo tímido dejó un pequeño beso en su coronilla.

— Te quiero, Viktor — susurró lanzándose a su pecho para darle un abrazo.

Sonrió sin poder evitarlo y lo abrazó devuelta dejándose llevar por la calidez que el solo contacto le producía.


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» 𝐼 𝑓𝑜𝑢𝑛𝑑 𝑦𝑜𝑢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora