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¡𝚁𝚎𝚙𝚛𝚘𝚍𝚞𝚌𝚎 𝚕𝚊 𝚌𝚊𝚗𝚌𝚒𝚘́𝚗 𝚊𝚑𝚘𝚛𝚊! <𝟹
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— ¿Привет?

Cuando la diminuta puerta de cristal se abrió jadeó sorprendido por el aspecto de la personita a la que llevaba ignorando todo el día.

El tiempo se detuvo cuando vio por primera vez aquellos profundos y brillantes zafiros pues aún siendo un niño supo que cuando creciera apenas los viera en su versión más grande serían su perdición.

Aunque no sólo eran sus ojos, a su parecer todo él era encantador.

Su piel pálida lucía tan brillante y delicada que parecía de porcelana y un ligero tono rosita adornaba sus mejillas dándole un aspecto realmente adorable, su cabello era tan blanco como la nieve aunque tenía ligeros motes dorados que sólo eran perceptibles con la luz del sol y su naricita era tan fina como sus largas y rizadas pestañas.

Lucía serio, pero a la vez tan rebelde con aquella chaqueta de cuero, botas tipo militar y jeans rasgados todo color negro siendo las únicas prendas diferentes su camisa azul petróleo que resaltaba aún más el celeste de sus ojitos y la pañoleta color hueso que llevaba anudada al cuello.

«Es perfecto» pensó de inmediato incapaz de apartar la mirada por un segundo o siquiera permitirse parpadear bajo el temor de perderse un sólo detalle de su bonito rostro.

La primera imagen que el tiny tuvo al abrir la puerta le dio un vuelco a su diminuto corazón.

Caminó despacio hasta el borde del mueble hipnotizado por aquel par de ojitos verdosos que le llamaban para encontrar en el suelo a un niño de rizado cabello color miel y piel canela repleta de discretas pecas esparcidas por sus mejillas las cuales estaban adornadas también por un bonito color carmín; la punta su respingada naricita estaba ligeramente enrojecida al igual que su abultado labio inferior y tanto su mandíbula ligeramente caída como sus perfiladas cejas elevadas denotaban su evidente estupor.

El pequeño peliplata sabía que el niño frente a él era demasiado joven y a pesar de que sus rasgos aún no se definían por completo no tenía la menor duda de que sería muy apuesto cuando alcanzara la adultez.

Definitivamente su versión más grande caería rendido a sus pies apenas le viera por vez primera.

Paseaba su mirada de arriba a abajo memorizando cada detalle, ansiando contar cada una de sus diminutas pecas, pasear sus manitas por sus delicados rizos rebeldes y comprobar la suavidad de los mismos, admirar aquellos bonitos orbes cada día, acompañarlo en todo momento... cuidarlo toda la vida.

No pudo evitar enrojecer y cohibirse al instante ante la última ola de pensamientos que lo habían abordado.

Había asumido demasiado rápido un papel que desconocía si se le permitiría tomar o no dado que el niño frente a él aún no emitía palabra alguna desde que le había visto y su mueca de estupefacción sólo se hacía más evidente a cada segundo.

Lo que el tiny ignoraba por completo era que Horacio era un torbellino de emociones en ese instante y que todas y cada una de ellas eran provocadas por él.

Sus ojitos azulados admirándolo a detalle hacían a su corazón bombear como loco y sintió su estómago revolverse inquieto cuando tímido alzó su manita para saludarle aunque sólo bastó con apreciar su tierna sonrisa ladina para que absolutamente todos sus prejuicios, miedos e inseguridades se desvanecieran al instante como si jamás hubieran estado ahí en primer lugar.

Sin darse cuenta ya no yacía de espaldas al suelo apoyado en sus antebrazos si no sentado en posición india una vez más frente a la cápsula rindiéndose ante lo evidente; aquella ya era una batalla perdida en el fondo lo sabía perfectamente.

— Est-ce que je suis en train de rêver? (¿Estoy soñando?) — cuestionó en apenas un susurro.

Por alguna extraña razón sentía la imperante necesidad de asegurarse de que "él" fuera real.

Su corazoncito latió acelerado y un escalofrío recorrió su columna entera al escucharle por primera vez.

Ruborizado por la bonita sonrisa del niño y sin emitir palabra alguna dio un par de pasitos más hasta llegar al borde del mueble y estiró su manita en un afán de alcanzar su rostro.

Horacio estaba hipnotizado y maravillado a la vez.

Inmerso en la pequeña burbuja que solo los concernía a ambos y decir palabra alguna se acercó lo suficiente para que la manita que el pequeño peliplata estiraba tocara una de sus mejillas y le sonrió.

Solo ante la casi nula distancia existente entre ambos el tiny fue capaz de percibir las diferentes tonalidades que inundaban aquellos orbes que a su parecer eran arte siendo uno de ellos color avellana con ligeros motes verdes en la periferia y el opuesto de tono salvia en su totalidad.

— твои глаза прекрасны — jadeó con asombro y admiración latentes en su tono de voz.

// Tus ojos son hermosos //

Ignorando por completo aquella frase inteligible para él rodeó con ambas manos al tiny creando una especie de canastilla en la que éste tomó asiento y lo acercó a su rostro.

El pequeño ruso se dejó hacer y una vez estando tan cerca de él colocó sus dos manitas en las sonrojadas mejillas del niño repartiendo tímidas caricias con sus deditos, mimando cada una de sus diminutas pecas y admirando los ojitos que le hacían perder el aliento con cada fugaz destello que los atravesaba.

— ¿Tú eres mi alma gemela? — preguntó esta vez en su segunda lengua, sonriendo una vez más y ladeando su cabecita a modo de duda.

— Parece que si — le sonrió de vuelta — me llamo Volkov, Viktor Volkov.

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Actu chiquita pero bomnita 🥰

Gracias por leer, dar fav, y comentar! Adoro leerlos 💛✨

Nos leemos pronto bb's 🥰

» 𝐼 𝑓𝑜𝑢𝑛𝑑 𝑦𝑜𝑢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora