C.30 FRENTE A FRENTE OTRA VEZ

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En multimedia Luciano Bellucci

Gianni...

No podía entrar en un estado de frenesí. Perder la cabeza me llevaría a no pensar con claridad. Iba a ser uso de todos los recursos que estaban en mis manos, no dejaría una roca sin mover para encontrarla. La traería de vuelta y está vez me la llevaría así todos se opusieran.

- Calma Gianni, empezamos a mover los hilos, es cuestión de tiempo para dar con ella.

- La necesito viva Vladimir, moriré si algo le pasa.

- Necesitamos conocer cuál es la historia que hay detrás de Jonathan Ontiveros, eso nos puede dar el punto de partida.

- Tienes razón, la obsesión de los Ontiveros debe tener una razón más allá de lo que sabemos, y el que Richard haya enviado a este tipo a la cárcel solo despertó mucho más el odio hacía Anhya.

- Empecemos por ahí, la cárcel, hay que darse prisa antes de que llegue la caballería.

André Cortes...

Ya habían pasado 10 horas, y la desesperación empezó a hacer mella en Richard. El timbre sonó y Maggie fue abrir, vi entrar a quien hoy sabía se llamaba Gianni junto a Vladimir. Su rostro era totalmente serio, había adquirido una expresión soberbia que delataba superioridad. Sin lugar a dudas su verdadero rostro, la faceta de productor y motociclista fue una simple careta que utilizó para acercarse a Anhya.

- Debemos hablar Richard – no objetó, simplemente se levantó e hizo que lo siguiera. A puerta cerrada hablaron sin nadie más. Bruno y yo estábamos expectantes, nos intrigaba el comportamiento de Montalbán respeto a un hombre que apenas conocíamos.

Los pasos volvieron,

- Te mantendré informado – asintió.

Suspiré, no importaba como, no importaba nada, pero que mi mocosa volviera con vida.

Tony, Bruno y yo salimos en busca de pistas que nos llevaran a dar con el paradero de Anhya. Todo era una completa locura, se prepararon con mucho tiempo, previeron cada movimiento para no dejar rastro. Miller llevaba no sé cuántos muertos, había dejado un hilo de sangre por cada lugar que pisaba, para él, todos eran traidores.

Regresamos nuevamente a la casa de Richard, Frank lloraba desesperado.

- ¿Encontraron indicios de su paradero? - negamos con la cabeza.

De Bellucci no sabíamos nada, 24 horas llenas de angustia y miedo. Agotamos todo recurso a nuestro alcance, pero faltaba uno más, y de ser necesario había que intentarlo.

- ¿Y si damos aviso a la policía?

- Será por nuestra cuenta André - dijo Richard.

- ¡El tiempo pasa y no hemos conseguido avanzar nada! – grité.

- Eso es lo que tu piensas, mi gente está bajo la lupa, avanzar hacía mi nieta no se puede, pero la de Bellucci está trabajando sin descansar – externó.

Una hora más tarde el timbre de la casa se escuchó. Los primeros en entrar fueron Gianni y Vladimir, seguidos de un hombre mayor similar a Richard, tal vez unos años más, y otro casi de la edad de Bellucci, supuse era su hermano por el parecido y porte, atrás cinco hombres que solo se apostaron en la sala de estar.

Frank perdió los estribos, fue directo a Gianni y lo tomó de la camisa.

- ¿Por qué dejaste que se la llevarán? – entendía su sentir, pero había que calmarse, él no tenía la culpa. El cuerpo de Frank impactó uno de los sillones.

BELLUCCI, REENCARNACIÓN ITALIANA (LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora