Capítulo 37

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Nash

Mi celular vibró en mi bolsillo, avisándome que tenía un mensaje, pero no lo leí ya que iba manejando.

Llegué a casa de ______ y al dar unos pocos pasos hacia la puerta, mi teléfono volvió a sonar.

"No toques la puerta, sube por mi ventana"

Fruncí el seño y con ayuda de un árbol y la pared subí hasta su habitación.

—¿Acaso crees que soy alguna clase de espía para entrar así? —bromeé.

—¿Acaso te obligué a venir?

—Sabes, la mayoría de las chicas se emocionarían si su novio sube por su ventana.

—No soy como las demás. Y ni pienses que por ser mi novio cambiaré mi forma de ser con respecto a ti o a todo.

—Genial, tampoco pretendo cambiarte, me gustas así —Fingió una sonrisa y se sentó en su cama sin decir nada, recordé la razón por la que había venido, me senté a su lado y hablé suavemente—. ¿Qué sucede?

—¿Quién dijo que sucedía algo?

—No puedes mentirme.

—Nash...

—¿Vas a terminar conmigo? —pregunté nervioso y aterrado de saber la respuesta.

—No idiota —sonreí levemente—. Verás, mientras mis padres no estuvieron, le pidieron a la anciana chusma de la casa de en frente si podía vigilarme, si salía por las noches, quién entraba a casa y esas cosas...

—¿Y? —la incité a seguir, sin saber de qué hablaba.

—Ella les dijo que un guapo chico vino el viernes por la tarde y se fue el sábado por la mañana, desde ahí es fácil sacar conclusiones —La miré esperando que dijera algo más, suspiró y volvió a hablar—. Llegué a casa y comenzaron a gritarme que era una zorra, por haberme acostado con un chico como tú y que además ni siquiera eras mi novio.

—¿Eso te dijeron? —No pude disimular mi enojo ¡¿Cómo podían llamar zorra a su propia hija?! Además que eso estaba muy lejos de ser algo verídico.

—Por eso estaba llorando, me dolió, no sabes lo feo que me gritaron y dijeron. ¿Tienen razón? ¿Soy una puta por acostarme contigo así? —Me miró fijamente, estaba herida, sus ojos cafés se encontraban algo rojos.

Me acerqué lentamente y sin dejar de mirarla, la besé, lenta y suavemente, necesitaba hacerle saber que ella no era ninguna zorra, se encontraba en un estado débil, y probablemente no me creería sólo con palabras.

—Tú no eres nada de eso, creéme, no lo eres. Sé que no eras virgen antes de estar conmigo, pero eso tampoco te convierte en nada, nosotros nos queríamos cuando lo hicimos, no fue algo de una sola vez.

—El problema para ellos no fue que me acosté con alguien, el problema fue que lo hice contigo, ellos ya sabían que yo no era virgen, pero eso nunca les molestó.

—Espera, ¿con quién...? —No terminé la oración por terror a haber preguntado algo que no debía.

—Con el único novio de verdad que tuve, luego de ti, claro, estuvimos dos años juntos y sucedió... No me arrepiento —negó con la cabeza—. Él era increíble en la cama —abrí mis ojos, totalmente sorprendido por lo anterior. ¿En serio había dicho eso? Mi ego estaba por los suelos. Aparté la mirada de ella, algo enfadado, hasta que la escuché reír.

—¿De qué te ríes?

—De que fue una broma —lanzó una carcajada—, y tú te enojaste.

—¿Te gustaría que yo te contara sobre todas las chicas con las que estuve? —su sonrisa desapareció de su rostro.

Campamento Militar || Nash Grier (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora