Me desperté por los fuertes golpes de alguien en la puerta avisándonos que ya era hora de levantarnos y también por un dolor en el cuello el cual pude sentir apenas me moví, la almohada era bastante incómoda.
Miré la hora en mi celular y quise taparme con las sábanas para dormir cinco horas más. 6:00am. ¿Por qué nos despertaban a esta hora?
Quizá porque es un campamento militar...
Mis compañeras aún estaban dormidas así que sin muchas ganas me levanté y entré al baño a darme una ducha.
Cuando salí me puse el uniforme y dejé mi cabello suelto ya que estaba húmedo.
Hice que Mika y Frida se levantaran y unos minutos después de arreglarse ya estábamos saliendo hacia el comedor.
Pasé las manos por mi rostro en cuanto nos sentamos en una mesa cerca de la ventana.
—¿Por qué estás aquí? —pregunté, dirigiendo mi mirada hacia Frida, con su cabello rubio y su sonrisa salida de un comercial sobre pasta dental, realmente no lograba comprender por qué se encontraba en este lugar, lucía inocente.
—Mi hermano Derek, no sé si lo recuerdan, somos mellizos, pero no muy parecidos, como sea, él y yo acostumbrábamos a hacernos pasar por padres de nuestro hermano pequeño para firmar sus castigos, nada malo, pero nuestros papás son algo... duros, además de que no asistíamos todos los días a la escuela, Derek estuvo a casi nada de repetir el año.
Asentí y miré para mi derecha al sentir como Nash se sentaba a mi lado y Matt y Derek lo hicieron en las sillas restantes.
—¿Cómo dormiste? —murmuró, logrando que solo yo lo escuchara, los demás en la mesa seguían hundidos en una conversación sobre como debía de agarrarse los cubiertos.
Hice una mueca recordando lo dura que era la almohada, había dormido bastante mal despertándome por la noche, pero él solo preguntaba por educación.
—Digamos que bien ¿y tú?
—Hubiera dormido mejor contigo —susurró con una sonrisa.
Lo miré fijamente unos segundos para luego rodar los ojos y seguir con mi desayuno. Todo iba bien hasta que había dicho esas palabras.
—Siento si te incomodó lo que dije, nena —Clavó sus mirada en la mía y me removí en mi silla.
—No me llames así—advertí, comprobando que nadie nos estaba prestando atención.
—¿Así cómo, nena? —dijo sonriendo burlón mientras yo estaba perdiendo mi paciencia.
—No me jodas —finalicé sin ganas.
Mi día no había comenzado de la mejor manera como para que ahora este tonto que antes me caía bien se creyera encantador con su sonrisa.
—La hora del desayuno terminó —avisó Gustav, el coordinador—. Vayan al patio.
Nos sentamos en unos bancos de cemento y a los pocos segundos llegó con su silbato para gritarnos en la cara;
—¡A correr 15 vueltas al patio!
Mi mente tardó unos segundos en procesar que tendríamos que dar tantas vueltas a ese inmenso lugar. Cuando terminamos todos respirábamos agitadamente, lo que lo hizo sonreír.
—¡Ya estan cansados! Ahora cinco series de 30 abdominales.
Este hombre estaba loco, ¿Qué se pensaba?, ¿Que eramos deportistas profesionales?
Después de eso, nos ordenó hacer dorsales, lagartijas y saltos, 40 de cada uno.
Nos quedamos tendidos en el piso, con el sol en la cara, pero nuestras piernas parecían no funcionar muy bien.
—Pueden ir a ducharse, tienen el rato libre hasta el almuerzo, de tarde será mejor—dijo mientras se marchaba.
Lo único realmente positivo del uniforme, era que podíamos quitarnos la parte de arriba y ponernos un buzo blanco, sin la chaqueta, aunque igual debíamos mantener el pantalón y las botas, pero algo es algo, y los chicos se podían poner pantalones cortos por la rodilla y un buzo blanco también, solo cuando hacía calor y hacíamos los ejercicios.
Sin esperar a ninguna de mis dos compañeras, emprendí mi camino hacia nuestra habitación.
—¿Qué talla de sostén eres? —me preguntó Nash, llegando de repente y caminando a mi lado.
—¿Disculpa? —dije sorprendida.
—Sí, puedo notar un poco tu sostén, apuesto a que eres un... —habló llevando una mano a su barbilla pero antes de que pudiera continuar lo interrumpí.
—Cállate.
¿Cómo que podía notarlo? Bajé la mirada y entonces lo noté, el sostén se traslucía un poco debido a que era negro y yo llevaba sólo era un buzo blanco demasiado pegado a mi cuerpo por el hecho de que estaba totalmente sudada, me ruboricé y juré que me pondría una camisa más gruesa la próxima vez.
—Sólo decía...
—Para tu información, a ninguna chica le gusta que le digan ese tipo de cosas.
—Pero tú no eres como las demás.
Fruncí el ceño y me detuve.
—¿A qué te refieres?
Él dejó de caminar y se giró hacia mí, me agarró por la cintura y me apegó a él, yo forcejé un poco pero no pude soltarme, me miró con una sonrisa en sus labios y comenzó a acercarse lentamente, cuando apenas unos centímetros separaban nuestras bocas, yo me alejé, rompiendo el abrazo. Sonreí bajo su mirada confundida.
—¿Qué creías? ¿Que te besaría? Eres ingenuo, Grier.
Estaba realmente loco si creía que iba a hacer eso. Apenas lo conocía.
Me giré sin esperar una respuesta y apenas di unos pasos para escuchar su voz hablándome.
—¡Me las pagarás!
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Campamento Militar || Nash Grier (Editando)
FanfictionLos padres de Kendall Collins piensan que ella es demasiado problemática para su prestigiosa familia y la envían a pasar el verano en un campamento militar sin su consentimiento, allí conoce a Nash Grier, un chico que pasa su segundo verano en el ca...