Capítulo 28

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Lean la nota al final.

Nos miramos fijamente sin decir nada por unos segundos más, pero no era porque algo fuera a suceder, era más bien un silencio incómodo.

Me puse de pie antes de que algo pasara, y para mi sorpresa, Nash no me detuvo, pero, ¿por qué eso debería sorprenderme?, él estaba con otra, nada más pasaría entre nosotros.

—Será mejor que... vayamos —dijo mientras rascaba su nuca, nervioso, quién sabe por qué, nunca lo había visto realmente nervioso.

—Ajá —dije dándome la vuelta, no quería verlo ni escucharlo, sentía algo en el pecho, no sé qué era, pero no se sentía bien.

—Espera ______ —pidió agarrando mi muñeca suavemente.

—¿Qué quieres? —pregunté luego de dar un gran suspiro.

—¿Estás bien? —se veía preocupado, o eso creía, no podía descifrar su mirada.                                   

—¿Por qué no habría de estarlo?

—No lo sé te veo...

—Estoy bien —intenté safarme de su agarre pero nuevamente él habló.                   

—¿No teníamos que hablar de algo?                 

—No creo que ahora sea el momento.

—Hablaremos en la cabaña entonces.

—Sí como sea.

Me di la vuelta sin más, chocándome contra otro cuerpo.

—¿Que hacían?

—Nada —dije la verdad.

—Más te vale —Sarah me miró amenazadoramente, y pensé que si las miradas mataran ya todos estaríamos bajo tierra.

Ella se acercó a Nash y lo abrazó, no dudé ni un segundo y me largué de allí.

El juego terminó y nuestro equipo ganó, ya que cuatro quedamos en pie, mientras que de los otros casi nadie.

Tuvimos la mayor parte de la tarde libre, lo único que hicimos fue juntar madera ya que haríamos otra fogata, pero ahora de despedida. El resto del día fuimos a la playa.

—¿Tienes frío? —me preguntó Dylan sentándose a mi lado.

—Estoy frente a una fogata, ¿qué crees?

—Sí lo siento, no tenías que contestarme así —se hizo el ofendido.

—Sabes que el sarcásmo forma parte de mí.

—Lo sé, y estoy bien con eso —se acercó más a mí y susurró en mi oído—. Me gusta todo de ti.

Le sonreí sin saber qué contestarle, Dylan solía decirme ese tipo de cosas a diario y nunca sabía qué decirle.

Me abrazó fuertemente, y sonreí sin darme cuenta. Mis ojos pesaban por el sueño.

Caminé sola por el camino que hacía a diario para llegar a la cabaña, me había ido antes que Nash, con la esperanza de llegar y poder acostarme y dormirme antes de que él llegara, pero ese sueño se derrumbó mientras estaba agarrando mi ropa de dormir y sentí la puerta abrirse.

—Vamos a hablar.

—No quiero.

—No es una pregunta.

Lo miré cansada y me acerqué para hablarle.

—Bien, di algo —dije luego de que unos eternos segundos en silencio pasaran.

Campamento Militar || Nash Grier (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora