Capítulo 38

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nO se me rían del collage, estaba aburrida y sin internet.

Nash

Me desperté sin razón alguna, fregué mis ojos y miré a mi derecha, una tonta sonrisa se dibujó en mi rostro al verla a mi lado durmiendo tranquilamente, se veía tan tierna.

Acaricié su mejilla muy suavemente, no quería despertarla, aunque me encantaría abrazarla, me acerqué y besé su frente, mientras sentía como se despertaba.

—Perdón.

Ella sólo entreabrió los ojos e hizo una media sonrisa, para luego acurrucarse entre mi cuello y mi hombro, no dudé en envolverla con mis brazos.

—No importa —murmuró.

—¿Cómo dormiste?

—Excelente, ¿y tú? —dijo mirándome.

—Excelente —me acerqué para darle un rápido beso pero se corrió.

—Detesto los besos por la mañana, es un asco, ¿no crees? Al menos después que nos lavemos los dientes.

—Entonces hagámoslo ahora porque muero por besarte.

—Aún estoy algo dormida —sonrió.

—¿Te quedarás a almorzar?

—No sé...

—Por favor.

Asintió y se sentó en la cama. Me miró mientras acomodaba su cabello y luego se dejó caer para estar casi encima de mí. Besó mi cuello y de la nada se puso de pie y entró al baño.

La miré sonriendo confundido y ella desapareció por la puerta.

Cuando salió yo me cepillé los dientes y lavé mi rostro, al abrir la puerta la vi cambiándose de ropa.

—Pensé que demorarías más —intentó cubrirse con un buzo.

—¿Por qué te cubres?

—Y-yo no sé.

—No tienes que tener vergüenza ni nada de eso ¿No ves que eres hermosa?

Me observó enternecida y juntó sus labios con los míos en un suave beso.

Sonreí y le saqué el buzo que tenía en la mano, se encontraba de sostén, sin dejar de besarla, acaricié su cintura, ella pasó sus manos por mi pecho.

—Debemos bajar —murmuró muy cerca, sus labios rozándo los míos.

—No quiero.

—Están tus padres abajo —se separó luego de darme otro corto beso y bajamos las escaleras.

—Buenos días —nos sonrió mi madre— Ya es algo tarde para el desayuno pero ¿______, te quedarás a almorzar?

—Sí se quedará.

—Se lo pregunté a ella.

—Si no es molestia, sí.

—Ah claro que no linda, nos encanta que Nash haya traído a su novia a casa, hace tiempo que no pasaba.

—Bueno ya, vamos.

Ayudé a Hayes a terminar de ordenar la mesa y nos sentamos, ella se sentó a mi lado, se notaba nerviosa.

—Así que eres hija de Jefferson y Marisol Collins...

—Sí... —contestó incómoda ante esa pregunta.

—Yo trabajo para tu padre —dijo mi padrastro.

—No tenía idea.

—Sí, de hecho, es un hombre amigable —murmuró.

Campamento Militar || Nash Grier (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora