41 | Maratón 4/4

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Foto del platillo en multimedia

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La primera persona en comentar cinco veces el emoji del conejo (🐰) le dedicaré el próximo capitulo...

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POV ETHAN

Mel no ha querido salir de la habitación hoy, se siente deprimida por lo sucedido hace dos días y aún no ha querido dirigirme la palabra. Apenas y hablaba con mi madre cuando le pasaba algo de comer y beber, de lo contrario no hablaba con más nadie.

Me siento culpable, si tan sólo no le hubiera mencionado nada de lo que pasó ella no estuviera así ahora mismo. Aunque tampoco debí ocultarle algo que debíamos sobrellevar los dos.

Pensé que tal vez se sentiría mejor si le llevo algún detalle de los que sé que a ella le gustan. Así que fui a la tienda y compré algunas cosas para llevarle. Aunque sé que por más qué eh intentado hablar con ella en estos días ella no ha querido, ni siquiera ha salido de la habitación, pero no pierdo nada intentándolo.

Sí me acepta trataré de hablar con ella y ver si puedo mejorar las cosas. Me siento realmente fatal y no eh dormido nada.

Solté un pequeño respiro antes de tocar la puerta dos veces. Ella no respondió así que volví a tocar nuevamente.

—Pase — escuché su voz un poco ronca, y tengo por seguro que fue porque estuvo llorando hace rato.

Abrí la puerta y entré a la habitación, miré hacía la cama, pero no había rastro de Mel por ningún lado.

—¿Mel? — busqué con la mirada hasta encontrarme con una pequeña bolita de pelos debajo de la almohada.

Sonreí débilmente al verla después de tanto tiempo. Me senté a un lado y suspiré.

—Mel... Yo, quería disculparme por lo de ayer —

Observé cómo su cuerpo volvía a la normalidad bajo las sábanas, se había transformado en humana nuevamente.

Me levanté de la cama y tomé uno de sus vestidos del clóset, me volví a acercar y se lo tendí para que se cambiara. Ella sacó la mano de entre las sábanas y tomó el vestido para después empezar a colocárselo aún cubierta con las sábanas.

—Mel — le llamé —Necesito hablar contigo sobre...

—No quiero hablar de eso ahora — respondió sin dejarme terminar.

—Por favor, permíteme explicarte — pedí con un tono de voz suave, más de lo que usualmente usaba con ella.

—Creo que no hay nada que explicar. Me ocultaste algo muy importante para los dos y lo sabes — volvió a envolverse entre las semanas sin permitirme verla.

—Mel. Por favor, debemos hablar cómo adultos que somos — me senté en la cama hundiendo un poco el colchón en el proceso.

—Oh, qué bien. Mira quién está hablando de eso ahora — se burló sin ganas.

—Lo siento. Fui muy irresponsable al ocultarte algo así, prometo que no habrá ninguna mentira entre nosotros nunca jamás —

—¿O sea qué me estabas mintiendo desde antes? — sacó la cabeza de entre las sábanas, la observé y su rostro me transmitía más que decepción.

—Nono. No quise decir eso, nunca te eh mentido, lo único que te eh ocultado en toda mi vida ha sido eso y prometo no volverlo a hacer — prometí bastante arrepentido por mis actos. —Vas a ser la mujer más feliz de todo el mundo a mi lado, concédeme una segunda oportunidad — mis ojos estaban empezando a picar, tenía bastante miedo de su respuesta y de vez en cuando perdía el aire de mis pulmones.

Eres mía, mi conejita I & IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora