Extra 2/3

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La primera persona en comentar cinco veces el emoji del conejo (🐰) le dedicaré el próximo extra...

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POV ETHAN

Ya habían pasado dos meses desde el nacimiento de mis pequeños; dos meses en los que me había sentido más completo que nunca. Con una familia.

Aunque fueron días un poco difíciles. Había disfrutado los primeros días de su nacimiento.

Y ahí estaba yo, encargándome de dormir a mi hijo mayor, Edric. Lo mecía de un lado hacia otro buscando que reconcilie el sueño y vuelva a su siesta vespertina, lo cual no me estaba resultando tanto porque el pequeño pelinegro en mis brazos seguía con sus ojitos verdes bien abiertos.

—Escucha bebé; mamá quiere descansar un poco para reponer fuerzas. Así qué, me haces un gran favor si te duermes por un rato, ¿sí?

Mel río un poco ante mis palabras —No se dormirá de esa forma.

—Sí lo hará. Yo se lo estoy ordenando.

—Bien. Recuerda cambiarle el pañal, creo que ya se hizo. — estuvo a punto de reír, sabía bien que no me gustaba para nada hacer ese trabajo.

Rodé los ojos convencido —Está bien.

Seguí en lo mío meciendo y hablándole con ternura a mi pequeño cachorro:

—¿Quién es el pequeño de papá?, ¿Quién es el pequeño de papá? — el bebé mostró una pequeña sonrisita. Tan tierna que la guardé entre mis mejores recuerdos.

Mel estaba ahí mirada mirando la escena con los brazos cruzados.

—Conmigo se ríe, contigo no. — comenté, sintiéndome orgulloso por ello.

—Contigo se ríe porque tienes cara de payaso, yo no.

—Sí, sí. Cómo digas.

Momentos más tarde, al lograr que el pequeño se durmiera, no pude evitar decirlo en voz alta:
—¡Acaba de caer uno!

—Ethan. Si vuelves a gritar así de fuerte es probable que el bebé despierte. — inmediatamente Mel apareció quejándose de mi grito de victoria.

—Lo siento. – susurré, ella asintió en mi dirección mientras seguía balanceando suavemente a nuestro segundo mellizo, Eider.

—¿Me permites?, Creo que soy más que capaz de dormirlo. — le guiñé un ojo. Ella entrecerró los suyos.

—No me digas. Es primera vez que logras dormirlo. El otro día te encontré durmiendo con Edric aun despierto en brazos.

—¿Yo?, No estaba durmiendo. Le estaba estaba enseñando a él cómo se hacía. — le aseguré.

—Sí, Claro. Comprendo.

Tuve al pequeño Eider y lo acuné entre sus brazos. Meciéndolo hasta que rápidamente el segundo bebé cayó rendido. Me dirigí hacia su cuna y lo recosté con cuidado viendo cómo hacía un tierno puchero.

Mis hijos ya dormían en sus propias habitaciones. Cada uno en una cuna diferente, la última vez que lo dejamos juntos terminaron peleando entre ellos por el espacio. Se notaba que serían dos Alphas posesivos con lo suyo.

—Va a ser un buen guerrero. — le aseguré a Mel, mientras veía a uno de los mellizos dormir plácidamente entre las sábanas suaves.

Eres mía, mi conejita I & IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora