7 | Maratón 1/3

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Foto de Mel en multimedia

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La última persona en comentar cinco veces el emoji del conejo (🐰) le dedicaré el próximo capitulo...

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POV MEL
23 años

Hoy era el último día de vacaciones en esta gigantesca casa, y no podía negar que disfrutamos al máximo hasta el último momento aquí, habían sido unas vacaciones maravillosas.

Josh no había aparecido más por esta zona, pero sabiendo cómo era Ethan, apuesto a que lo espanto lejos de aquí.

Solté un suspiro y me dispuse a verme en el espejo por última vez, tomé un cepillo y lo pasé varias veces por mi larga cabellera pelirroja, desenredando y peinando. Observé en el área de mi clavícula una hermosa marca "E.B." las iniciales de mi amado.

—¿Para dónde tan hermosa? — observé a mi Alpha colocarse tras de mí en el espejo, sus grandes manos se colocaron en mi vientre y lo acarició con suavidad. Extrañada mente una rara pero agradable sensación me invadió y quise que se quedará así por más tiempo cuando se separó de mí. —Partiremos a casa en una hora — asentí, y luego él salió de la habitación dejándome sola.

Una hora era suficiente para preparar todas mis cosas; tomé una de las maletas y empecé a organizar todo para que cupiera en el espacio. También guarde algunas prendas de Ethan qué, al parecer no le cupieron en su maleta.

Después de haber terminado bajé al primer piso, me dirigí a la cocina y preparé un sándwich; me senté en la encimera y comencé a devorarlo.

Terminé de comer y subí a la habitación para lavarme los dientes, luego volví a bajar en busca de Ethan para irnos.

Salí hacia afuera y caminé hacia el garaje, lo encontré poniendo en su lugar los retrovisores de la camioneta. En cuanto se percató de mi presencia habló: —¿Lista?

Asentí

—Bajaré las maletas, espérame aquí

Asentí nuevamente y lo observé perderse en el jardín.

Abrí la puerta delantera izquierda y me adentré en la camioneta; en pocos minutos escuché cómo abrieron el baúl, observé por el retrovisor y era Ethan subiendo las maletas, luego cerró con llave y subió al asiento del conductor.

—¿Cerraste las ventanas? Olvidé hacerlo...

—Sí conejita, no te preocupes — asentí —El viaje será un poco largo ¿comiste bien? — le di un asentimiento con la cabeza —No me digas qué con ese sándwich estás llena.

—Lo estoy — le aseguré

—Mel casi no comes nada

—Si cómo, lo que pasa es que no me vez

[...]

Ethan abrió la puerta y yo bajé del auto dedicándole una pequeña sonrisa. Observé a unos pasos de nosotros cómo Nana, la abuela de Ethan, venía hacia nosotros con una gran sonrisa en su rostro.

—Nana

—¡Mi niña! ¡Cuánta falta me hiciste! — me envolvió entre sus brazos y yo correspondí gustosa.

—Vamos adentro, deben estar hambrientos — sonreí. Nos adentramos a la casa siguiendo el paso de la mujer.

Los guardias se encargaron de subir las maletas a la habitación, y nosotros nos quedamos en la sala principal con Nana.

Eres mía, mi conejita I & IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora