Eres mía, mi conejita I & II

36- De vuelta a casa

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La primera persona en comentar cinco veces el emoji del conejo (🐰) le dedicaré el próximo capitulo...

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POV MEL
18 años

La puerta sonó dando a entender que había sido abierta, otro sonido haciéndome saber que era cerrada seguido de pasos hacia mí.
—Déjame ayudarte — escuché a Ethan hablar mientras me ayudaba a acomodar mi vestido —¿Por qué no me llamaste? — preguntó después de haberme puesto la prenda. Sinceramente debía llamarle, tenía mucho tiempo tratando de ponerme un vestido, pero aún sentía dolor en mi cuerpo y era un poquito difícil.

—Estabas ocupado — dije

—Debiste esperar a que yo llegara o llamarme para vestirte, conejita — asentí, creo que sí debí llamarlo.

—¿Ya puedo irme de aquí? — pregunté, quería irme a casa, pero aún no me daban de alta.

—Sí — su respuesta me hizo sonreír a la nada —Volveremos a casa hoy, amor mío — no pude evitar abrazarlo con fuerza.

—Eso es... Bueno — expresé con una sonrisa de boca cerrada —¿Qué te dijo la doctora? — pregunté después de unos segundos mientras me sentaba en la cama y Ethan me ponía mis zapatillas.

—Dijo que con los medicamentos indicados y el reposo podrías recuperarte completamente. Puede que te duela la cabeza de vez en cuando, pero es normal — asentí en respuesta.

—Gracias — agradecí parándome de mi lugar con las zapatillas ya puestas. El sólo sonrió levemente.

—Vamos — me tomó de la mano y yo lo seguí saliendo de la habitación.

Al salir del hospital, los padres de Ethan nos esperaban en el estacionamiento junto al vehículo, sin embargo, no me sorprendió verlos. Pues, los días que estuve en el hospital ellos estuvieron ahí conmigo, al igual que Caden, Daniela y Alice. Todos me brindaron su apoyo cuando los necesité.

—Mel — la joven mujer me estrechó entre sus brazos en cuanto me vio, yo sólo recibí el abrazo gustoso, mi suegra era un amor —¿Cómo te sientes querida? — preguntó cuándo separamos el abrazo.

—Muy bien, ¿y ustedes? — respondí para después hacerle la misma pregunta dirigiéndome a ambos.

—Me alegro mucho por ti, nosotros estamos bien, feliz porque ya volverás a casa — sonreí ante las palabras de la madre de Ethan, Elizabeth.

—Vamos, debemos llegar a casa, debes descansar — asentí en respuesta. El padre de Ethan tenía razón.

Ethan abrió la puerta del vehículo y yo subí, observé por la ventana como Demian y Elizabeth subían a otro auto detrás de nosotros.

Y así emprendimos nuestro camino a casa, se encontraba un poco lejos del hospital así que decidí rescatarme de la ventana un rato. Poco a poco me fui acomodando mejor, Ethan había hecho que recostara su cabeza en sus piernas y así me encontraba más cómoda.

[...]

El auto se detuvo y sentí como me cargaron como novia, abrí mis ojos y noté que Ethan era el causante, era de esperarse que lo hiciera.

Iba a hablar para que me bajara, pero estaba tan cansada que simplemente me deje llevar por su olor a perfume varonil que amenaba de su cuerpo, y me quedé dormida entre sus brazos.

Sentí como subíamos escaleras y después de unos minutos como era depositada en una superficie suave y esponjosa, suponía que era la cama de su habitación, así que me quedé ahí mismo sintiendo tranquilidad. Estaba feliz de volver a casa.

Horas más tarde

Alguien me removía con lentitud, pero aun así me era imposible no abrir los ojos para saber quién se había atrevido a interrumpir mi sueño.
Al abrirlos me encontré con Ethan sentado a mi lado
—¿Qué sucede? — pregunté un poco adormilada todavía.

—Perdona, debía despertarte porque debes comer, si quieres luego vuelves a la cama — asentí en respuesta —Estaré en mi oficina por si me necesitas — dijo para después depositar un leve beso en mis labios. Sonreí.

Después de que Ethan me despertó, me di un baño de pocos minutos y bajé a comer. Elizabeth había preparado una rica sopa para mí.

—Estaba muy buena, muchas gracias — agradecí a la madre de Ethan, Elizabeth. Había disfrutado bastante la sopa de verduras que me hizo.

—Me alegro de que te haya gustado, acá está el agua para que tomes tus pastillas — asentí con una pequeña sonrisa mientras tomaba el vaso de cristal en mi mano derecha y en la izquierda tomaba las pastillas.

Después de haberlas bebido decidí salir un rato al jardín, sinceramente necesitaba tomar del sol después de tantos días en el hospital.

No había visto ni rastro de Daniela y Caden desde que llegué, tal vez habían salido o algo.

Caminé a paso lento por el jardín, otra vez había vuelto al huerto que Daniela me había mostrado ese día...

Ese horrible día

No quería recordar, la doctora Jenny dijo que no debía darle tanta mente a lo que me había pasado porque eso podría dejarme caer en un abismo y mi recuperación no sería tan rápida. Ella tenía razón.

Solté un suspiro. El cielo se había nublado, dando a entender que caería una fuerte lluvia. Pensé que no debería mojarme así que mejor entraría a la casa.

Estaba caminando hacia mi habitación, pero una voz en dirección al despacho de Ethan me detuvo.
—Eso no pasará, ella se quedará aquí conmigo — escuché a Ethan hablar con seriedad y a la vez enojo.

No quería ser entrometida, pero tenía la curiosidad de saber con quién y de que hablaba

—Es mi hija, no puedes mandar en todo lo que haga — mi pregunta fue respondida al escuchar la voz de Jack.
¿Jack tenía una hija? No lo sabía, bueno, prácticamente no sabía nada de él.

—No estoy mandando en lo que haga, ella tiene todo el derecho de decidir qué hacer, pero te aseguro que si ella tuviera que elegir me elegiría a mí sin pensarlo dos veces. Ni siquiera te le acercaste en todo el tiempo que estuviste en la mansión — recalcó Ethan.

—Hablaré con ella, tampoco es que yo tenga la culpa de lo que le había pasado, aprecio mucho a mi hija y quisiera que esto no hubiese sucedido— se excusó

—¡Claro! Ahora quieres venir como si no fuiste tú el que la abandonó de pequeña. No mereces ser padre de Mel y ella no se irá contigo, esa es mi última palabra — las palabras de mi Amado me hicieron abrir los ojos con asombro —¿Crees normal que yo me obsesione con mi hermana a tal punto de querer abusar de ella? —hubo un silencio —¿No lo ves? Es un pensamiento bastante enfermo. Y eso es lo que hizo Luka con Mel — me quedé petrificada en mi lugar.

¿Qué?

Acaso... ¿Acaso había escuchado bien? me repetía mentalmente que esto sólo era una pesadilla y que debía despertar cuánto antes.

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¿Se esperaban está enorme sorpresa?