Si hace un año me hubieran dicho que encontraría a mi alma gemela en un lugar como ese, me habría reído hasta más no poder porque yo odio a todos esos seres diminutos llamados niños. Además de que esperaba que mi mate, la futura luna, fuese de mi ed...
—Es en el aula número cinco — señaló mi madre, yo la estaba ayudando a llevar unos libros a su trabajo. Mi madre es profesora de niños. —Si quieres puedes quedarte y volver a la casa más tarde — propuso mi mamá y yo negué frenéticamente.
—No quiero estar en un lugar lleno de niños babosos — rodé los ojos y mamá me dio un leve pellizco por lo antes dicho.
—No digas eso, todos son mis estudiantes y son buenos niños — asentí para que no me vuelva a pellizcar.
—¿Por qué mejor no trajiste a Daniela? — le pregunté a mamá, casi nunca traía a mi hermana, siempre me elijé a mí para venir a su aburrido trabajo.
—¿Acaso no puedes ayudar a tu madre? — me responde mi madre dándome una mirada triste .
Siempre me hace cambiar de opinión
[...]
Ya termine de ordenar todos los libros en la mini biblioteca del aula, mi madre me había pedido que la ayudara y lo hice lo más rápido posible para irme. Los niños son realmente insoportables.
—Mamá ya me voy — ella asintió tranquilamente.
Salí del aula directo a la salida, me sentía un poco ansioso y no sabía el porqué. Pero simplemente decidí ignorarlo.
Iba saliendo de la escuela cuando sentí un aroma muy diferente a los demás, era un aroma dulce y embriagador. Era tan delicioso que no me había dado cuenta cuando mis piernas empezaron a moverse por sí solas, en busca de aquel dulce aroma.
—¡Es nuestra mate! — me dijo mi lobo Oziel por el enlace mental y mi corazón empezó a latir muy rápido.
La encontré tan pronto, que suerte tengo —pensé para mi mismo, para después seguir el rico aroma que me tenía casi en el aire.
Ahí fue cuando la vi, una hermosa conejita. No me importaba lo que fuera, yo la amaría igual.
Tenía una hermosa cabellera pelirroja igual que mi madre, unos preciosos ojos verdes que llamaban la atención de cualquiera y una piel blanca y delicada como porcelana.
¡Era simplemente la perfección en carne propia! — pensé emocionado, pero había un problema que había dejado pasar por alto...
Ella era sólo una niña
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¡Bienvenidos sean todos a mi nueva historia!
Espero que la lectura sea de su agrado
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