20- Relámpagos

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La primera persona en comentar cinco veces el emoji del conejo (🐰) le dedicaré el próximo capitulo...

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POV MEL
18 años

Después de un buen baño en el arroyo, Ethan buscó su auto y ambos fuimos a un local a desayunar. Caminaba un poco... Coja todavía, Ethan sólo se reía de mí y me decía que no me preocupará por eso.

—¿Que van a pensar de mí cuando me vean caminar así de raro? —

—No van a pensar nada y si piensan algo se joden — soltó

—No me gusta —

—Tranquila, con una dosis de vergamol te sanas —

—¿Dónde lo venden? — se carcajeó —¿Qué sucede? ¿Por qué te ríes? — me crucé de brazos. Ethan siempre se ríe de lo que digo.

—Aquí — agarro su entrepierna haciendo que noté ese gran pedazo de carne bajo su pantalón.

—¡Oye! Eso me dejo así — me quejé a lo que él se carcajeó.

Me cruce de brazos, no era chistoso

—Lo siento conejita, es sólo que me causo un poco de gracia tu pregunta —

Me quedé en silencio, ambos bajamos del auto y tomados de la mano entramos al lugar donde comeríamos. Tomamos asiento en una de las mesas más cercanas.

En poco rato empecé a notar que teníamos la mirada de todos puestas en nosotros. Algunas personas nos miraban raro. Y otros empezaron a murmurar cosas horribles, como siempre en cuánto me ven.

"¿Ella es la futura Luna?"

"Apuesto a que el Alpha tendrá sus crías y después la dejará"

"¿Una omega guiará nuestra manada? Esto será un completo caos"

Me sujete a Ethan más fuerte. Evitando escuchar los murmullos de las personas. Creí que él también lo ignoraría, pero no fue así.

Se levantó de su sitio y fue directo a la mesa donde se encontraban los jóvenes. Traté de impedirlo, pero no pude hacer más nada cuando golpeo a uno de los muchachos en el rostro.

—No los quiero volver a escuchar hablar mierda. Les aseguro que no me importaría mocharles la cabeza en este instante para que aprendan a respetar — soltó con rabia en su voz.

Abrí mis ojos sorprendida

—Y a ustedes no les debe importar si estamos juntos o no, eso no es problema suyo — habló dirigiéndose a todos en el lugar.

Volvió a caminar hacia mí. Su imponente paso me causaba un poco de miedo.

—Vámonos conejita — habló dulcemente. Yo sólo di un asentimiento con la cabeza, me pare de mi sitio y lo seguí agarrados de la mano —Son unos malditos — susurró con enojo.

Ambos nos dirigimos al auto nuevamente. Abrió la puerta y yo subí agradeciéndole con una leve sonrisa, después dio la vuelta para subir al asiento de conducir.

—Si vuelvo a escuchar otra persona hablar de esa manera no me voy a controlar nada — habló mientras encendía el auto.

Lo miré

—Ya. Tranquilo, sólo debes ignorarlos y ya está — tomé su mano dándole una leve caricia.

—Solo debo matarlos y ya — soltó

Eres mía, mi conejita I & IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora