20 | Es mejor de lejos

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La última persona en comentar cinco veces el emoji del conejo (🐰) le dedicaré el próximo capitulo...

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POV MEL
23  años

Me sentía tan bien y relajada, esas chicas estaban haciendo magia con sus manos, literalmente. Utilizaban un vapor de color azul y lo pasaban en mi espaldas, según era una técnica curativa hecha con hierbas, también en mis piernas hacían lo mismo y poco a poco veía que mis pies ya no estaban tan hinchados.

Ahora me estaba dando un baño de mentos y albahaca, delicioso y refrescante para acabar con mi estrés. Una de las chicas masajeaba mi cuero cabelludo con delicadeza y esmero, mientras yo sólo me dejaba llevar por el momento.

—Mi reina, El Alpha a vuelto — anunció una de las mujeres,

—Hazle pasar, por favor.

Respondí, y en poco tiempo la voz de Ethan se escuchó. Todas las demás salieron dejándonos solos.

—¿Te han tratado bien?, ¿Te sientes mejor? — lo miré arrodillarse a mi lado; luego comenzó a dar masajes en mi cabello.

—Todo bien. Me siento muchísimo mejor.

Él sonrió levemente, satisfecho con mi respuesta.

—Voy a salir de aquí ya, porque si no, voy a quedar como una pasa. — me reí de mi propio comentario. Ethan hizo el mismo acto y luego me ayudó a salir de la tina envolviéndome en una toalla de algodón.

Me sequé el cuerpo y me vestí con un vestido de color azul, muy lindo por cierto. Además, mi vientre resaltaba más de la cuenta cuando lo llevaba puesto. Me gustaba mucho.

Está vez nos decimos en comer en el comedor, ahora me encontraba sentaba en una de las gigantes sillas que lo adornaban, esperando de mi platillo para saciar mi hambre.

Los tres sirvientes llegaron con bandejas en manos y por el aroma supe inmediatamente de qué se trataba; arroz, carne de pollo, crema de habichuela y creo también ensalada.

—Pueden retirarse, yo me encargo de servir. — añadió Ethan. Inmediatamente, los tres hicieron una pequeña reverencia antes de salir del comedor.

—Huele delicioso. — comenté, el olor de los platillos había hecho que mi estómago rugiera.

—Yo preparé la comida.

—¿De verdad? — lo vi asentir —Huele realmente bien. No tenía tanta hambre, pero el olor ha aumentado mi apetito.

—Entonces come. Esos pequeños tienen que estar grandes y fuertes.

Después de haberme servido grandes porciones que me negué a comer, Ethan volvió a su sitio y empezamos a comer en una animada conversación.

Y cómo dicen por ahí... barriga llena, corazón contento.

—¿Estás llena? — me preguntó el lobo, luego de terminar con tremendo plato que me sirvió.

—Creo que es más que obvio, comí un montón.

—Solo quiero asegurarme. Debes alimentarte muy bien, quiero que estés sana y los bebés en camino también.

—Hablando de eso... ¿no te da curiosidad en saber qué son?

Eres mía, mi conejita I & IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora